Las colas en este país abundan, por todos lados, y a lo largo de todo el territorio nacional. Se hace cola para sacar y depositar dinero en el banco. Se hace cola para comprar triples en tres sorteos diarios y a nivel nacional. Se hace cola para entrar en espectáculo público, y dependiendo de la estrella que vayan a ver, las colas las hacen de un día para otro. Se hace cola para entrar a un centro comercial a la hora de abrir sus puertas. Se hacen colas en los cines para comprar las entradas y para comprar las cotufas y todo lo demás. Se hace cola en los aeropuertos: para comprar los boletos, después para la revisión de la guardia nacional y otros funcionarios. Se hace cola para entrar al avión. Y a la llegada al destino, sea interno o externo se repiten las colas. Se hace cola en los supermercados para pagar los productos. Se hace cola para pagar el teléfono. Se hace cola o espera por horas y horas para una consulta médica. Hacen cola las mujeres para maquillarse en una peluquera, Y voy a parar aquí porque nunca terminaría.
Pero las colas que molestan a algunos son las que hacen las personas pobres para comprar en los Abastos Bicentenarios, PDVAL o Mercal. Eso sí es del tercer mundo. Eso se ve sólo en un gobierno comunista e ineficiente. “Estamos en la mismísima Cuba. Sólo falta la libreta de racionamiento”, le oí a una señora pobre que hacía cola para comprar su sustento para ella y su familia. De esa cola sí nos quejamos. Y maldecimos al gobierno por someternos a ese suplicio. Es cuando uno piensa que nos hace falta aterrizar para percatarnos de lo que sucede, en realidad, en nuestro alrededor. Las colas no la inventó este gobierno. Las colas son antiquísimas. Pero tenemos que buscar un chivo expiatorio para quejarnos, y echarle la culpa al gobierno de Nicolás Maduro. ´
Señores: chavistas y no chavistas, hay que reconocer y valorar lo que está haciendo el presidente Nicolás Maduro y su gobierno, para que a la clase desposeída y muchas otras personas de la clase media, le llegue el alimento necesario para la diaria alimentación. Nunca se había visto un pueblo sometido a una guerra económica como a la que está siendo sometida Venezuela. La burguesía nacional, y el empresariado liderado por Jorge Roig, creen que someterán al chavismo con la escasez, y lograrán sacar a Maduro y al chavismo del poder. Se van quedar con los crespos hechos, pues, al lado del gobierno revolucionario hay un pueblo unido, para defender las conquistas alcanzadas. No son las colas para adquirir alimento lo que va a tumbar al gobierno, ni la asesoría del sátrapa J.J. Rendón. No es la derecha amarilla, liderada por Henrique Capriles, la que va a frenar a nuestro proceso.
A un chavista, a un verdadero revolucionario, no le importa tener que hacer una larga cola, por horas, para comprar el alimento necesario que ofrece el gobierno nacional a precio asequible, sin usura. Sin atraco. Como está sucediendo en algunos establecimientos privados. Los empresarios parásitos están alineados con la guerra económica contra Nicolás Maduro, pero la fuerza telúrica de Chávez, que nos manda desde su tumba, nos hará fuerte, sólidos, aguerridos y combativos. Aquí, nadie se raja. Haremos morder el polvo a los empresarios conspiradores y apátridas. ¡Camaradas, adelante, por sobre todas las colas, por encima de la guerra económica, y los deseos del imperio, adelante!
¡Chávez vive, la lucha sigue!