Desde hace muchos meses y antes de que la derecha diera comienzo a la guerra atroz económica, con una especulación y acaparamiento desmedidos, hemos venido observando que en los supermercados del Estado, en todos, sin excepción alguna, pero particularmente en los Bicentenarios se colocan precios excesivos en muchos productos alimenticios no regulados, especialmente los quesos y la charcutería en general y, en mayor medida, en aquellos que son traídos del exterior.
Hemos hablado con los Gerentes de las sucursales donde advertíamos esa irregularidad (la mayoría de las veces en la sucursal de Macaracuay) con pruebas contundentes, como fue haberles dicho, por ejemplo, que un determinado tipo de queso o jamón en sus variadas presentaciones, lo ofrecen a precios más bajos en el supermercado Gama, específicamente en la sucursal que se ubica en la misma urbanización, a menos de doscientos metros e inclusive los invitamos para que verificaran lo que les afirmábamos, pero la respuesta de ellos no se hacía esperar, nos decían que ellos no fijaban los precios, los cuales ya vienen indicados y ordenados por el ministerio de Alimentación, a lo que le ripostamos que, por favor, hicieran del conocimiento de sus superiores, en ese despacho, de nuestro reclamo. Con mucha amabilidad, debemos reconocerlo, en su mayoría nos contestaban que procederían a hacerlo, pero nos agregaban que muy difícilmente les harían caso pues nuestra queja no era la primera que ellos elevaban a la alta Gerencia y hasta la fecha jamás llegaron a ver acción alguna dirigida a corregir esas graves “fallas”, para calificarlas de alguna manera.
Hoy nos sorprendieron en la misma sucursal del Bicentenario de Macaracuay los precios de dos productos importados (solamente nos detuvimos en esos dos), los cuales en absoluto dudamos que hayan sido traídos al país con dólares de CADIVI, como son un suplemento vitamínico marca Enterex de 400 gramos producido en USA, a Bs. 330,00 (al cambio Cadivi serían en dólares USA 52,38) y melocotones enlatados marca Arel de 820 gramos de peso neto y drenado 460 gramos, a Bs. 130,67 ( en dólares USA 20,74), producido en la República Popular China.
Sobre el primero, debo decirles que al día de hoy su precio por unidad cuesta en Chile $USA 15,00 y en Colombia $USA Bs. 16,00, lo cual sugiere que hay allí un grosero sobreprecio y su cuantía se hace mayor si se comparan sus precios al mayor. En el caso de los melocotones sólo atinamos a decir que antes de la feroz arremetida capitalista para atentar contra la estabilidad de la República por la vía de una especulación desorbitada y atroz, es decir hace menos de tres meses, costaba esa misma lata en los supermercados capitalistas menos de Bs. 35,00 y hoy ya lo está vendiendo en el Gama (sucursal ya mencionada), a Bs. 69,00.
¿Cómo entender esa alza desmedida de casi el 200% de tal producto y en un almacén del Estado y más aún cómo explicar que en el Gama ese producto nos cuesta 61 bolívares menos?
Vale recordar que en diciembre pasado mientras las uvas en los supermercados capitalistas se ofrecían entre 60 y 80 bolívares el kilo, los Bicentenarios llegaron a marcarla en Bs. 130,00. ¿Cómo les parece?
Este tipo de asuntos no suceden por error, allí hay corrupción planificada y articulada en niveles gerenciales decisorios medios y altos, por lo que se impone que el Presidente Maduro tome cartas en el asunto como única fórmula para acabar con las mafias que optaron por vestirse de rojos rojitos y que le están haciendo un inmenso daño a la Revolución Bolivariana.
No es solamente los desvíos de alimentos de Mercal a la arepera el Budare de Las Mercedes o a las tres cachaperas de El Junquito, que fueron detectados en los últimos días del pasado año, el asunto es de mucha mayor envergadura, pues esa práctica debe haberse extendido por todo el país y para abordarlo con éxito se impone la presencia activa del propio Presidente de la República o de un funcionario de su mayor confianza al frente de las comisiones que deben asumir con premura esa responsabilidad de fiscalización, pues de lo contrario no será posible desbaratar y castigar con todo el peso de la Ley a ese bandidaje que viene actuando, sin la menor duda, con la complicidad de funcionarios con mucho poder dentro del Estado…Lo que ocurre con el cemento es algo que ha pasado ya de castaño a oscuro; nos llega hoy información de buena fuente de mi Estado natal, el Táchira, que de cada cinco gandolas que llegan a la zona con ese producto, al menos dos se van para Colombia y pasan, sin problema alguno, por la Aduana de San Antonio y una vez en el vecino país, lo venden por saco a Bs. 350,00 y más…!!!