Con tratamiento militar, como debe ser, ante el ataque despiadado de guerra no convencional (GNC) desatado por el Imperio Yanqui y sus lacayos de la derecha local contra la Patria, los bolivarianos-chavistas apoyamos a la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, impulsada por el Presidente Nicolás Maduro, con la cual hace frente a la guerra económica impuesta contra el pueblo venezolano, guerra económica que es el principal componente de esa GNC.
Por cierto, esa guerra económica es banalizada cínicamente en la mediática al servicio del capital por la derecha que la ejecuta, y también es desestimada en esos mismos medios y en la 2.0, siempre a la cola de la derecha, por unos especímenes aparecidos últimamente, autocalificados “izquierdistas críticos” o “chavistas críticos”, por nombrar dos de algunos de los motes con los que gustan adornarse su creído “librepensamiento” con el que sacan pechito.
Pero es que tampoco pasan por debajo de la mesa los “compatriotas” que creen, y así lo plantean, que son los empresarios quienes nos pueden salvar sólo si rectificamos a favor de ellos, y con ello nuestras vidas pudieran ser perdonadas, sí, perdonadas por los mismos empresarios quienes nos hacen la cruel guerra económica, o sea, buscan convencernos de algo como lo siguiente: nosotros somos los culpables de que esos empresarios se comporten tan mal como lo vienen haciendo.
Tanto unos como otros ya no sorprenden que coincidan con la derecha. Es un fenómeno que se ha repetido en otras latitudes. Lo vimos en Nicaragua en la década de los ochenta, unos extraños Partido Comunista de Nicaragua y Partido Socialista de Nicaragua llegaron, inclusive, hasta formar parte de la Unión Nacional Opositora (UNO) contra el gobierno sandinista; se sumaron a los 14 partidos de esa coalición derechista para ganarle las elecciones en febrero de 1990 al FSLN con “doña” Violeta de Chamorro, así, sencillito, ayudaron a desalojar del poder a la Revolución Sandinista por unos largos 17 años. Junto con otros ejemplos de debilidad ante el enemigo nos refrescó la memoria de forma pedagógica Daniel Ortega, en el acto de los 39 aniversarios del triunfo revolucionario nicaragüense, y no por casualidad lo acompañaba en el presídium el Presidente Nicolás Maduro.
Más recientemente fenómenos parecidos a esos extraños izquierdismos, “internacionalistas”, se repitieron en Libia y luego en Siria, solo por enumerar dos de las últimas tragedias padecidas por los pueblos del mundo. Por allí están, aún, como testigos los propios portales webs de esos izquierdismos.
Esas corrientes políticas de “izquierda”, sospechosamente radicales solo en el discurso, por lo general se encargan (o se lo encargan, porque se parece igualito (sic)) de dinamitar los procesos revolucionarios. Por algo en Brasil las llaman la mano izquierda de la contrarrevolución.
Dejemos en este lugar las minucias del oportunismo y volvamos al hilo inicial. En verdad, hay que ser muy mal intencionado y canalla para ignorar, o tratar de ignorar, que poderosos sectores antinacionales se han dedicado a socavar las bases de la revolución bolivariana mediante un ataque sistemático, a gran escala, contra la economía.
La Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro abarca todos los ámbitos de la economía nacional: en la producción, la distribución y la comercialización de los productos. Precisamente, estos dos últimos sectores han sido los más afectados por la corrupción, el bachaquerismo y la especulación.
La clave del éxito de esta Gran Misión es la unión cívico-militar. Al frente está el propio Presidente Maduro, en lo operacional el Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, junto a la Fuerza Armada Nacionales Bolivariana (Fanb) y todo el pueblo organizado. Es la formidable yunta que con firmeza garantiza la victoria del país, contra los apátridas que están detrás de esa guerra económica que ha puesto a sufrir tanto a nuestro pueblo.
Coincidimos con Tareck El Aissami que la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro es una política económica radicalmente socialista, chavista, que ya puede presentar logros en el incremento de la producción, así como en el fortalecimiento en las cadenas de producción, con la participación efectiva y entusiasta de los Círculos Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).
Se ha hecho un llamado amplio a todos los empresarios y productores de buena fe a trabajar para impulsar la producción nacional. La gran tarea es encontrar el equilibrio económico impulsando el modelo productivo.