La solidaridad automática y la CIA

Quienes hemos respaldado con votos y aportes de ideas el proyecto de país y sociedad propuesto por Hugo Chávez, sin ser adictos a la revolución, como sí lo ha manifestado ser, por ejemplo, el señor Mario Silva García, estamos preocupados por lo que está atentando contra el futuro del proceso a mediano plazo.

El señor Mario Silva García, con el cual compartimos muchas de sus apreciaciones excepto una que otra, ha dicho, muy acertadamente, que el objetivo principal sobre el cual está trabajando la CIA para lograr la salida del compatriota camarada Hugo Chávez de la Presidencia, es destruirlo moralmente. Eso, es totalmente cierto.

¿Pero estará sólo la CIA “conspirando” en esta empresa o está siendo ayudada, además, por los “colaboradores” más inmediatos del comandante y hasta por el propio Chávez quien, sin darse cuenta, estaría trabajando en su propia aniquilación?

Este argumento lo sacamos a la palestra porque basta con escuchar y leer las denuncias que llueven a diario sobre distintos personeros de la administración pública sin que haya una respuesta efectiva ni por el gobierno ni por el Estado, a través de sus instituciones, para verificar y atacar la misma; sino que por el contrario, se ha puesto de moda una singularidad, no inédita en los gobiernos de la cuarta, pero sí en la quinta y no es otra que la banalización y “LA SOLIDARIDAD AUTOMÁTICA”.

En un artículo anterior que refrendamos bajo el epígrafe de: “Señor Presidente, lo están engañando” hicimos acotación sobre esta práctica de la cual no ha escapado ni el propio Presidente de la República. Eso lo vimos en el Aló Presidente cuando el comandante Chávez “silenció” la denuncia que osó hacer un co-revolucionario de a pie, de esos muchos que lo llevaron a la presidencia, en contra de un ministro con el cual se solidarizó automáticamente.

Esa solidaridad automática la volvió a ejercer el comandante en favor de Rafael Ramírez y en detrimento de la denuncia de corrupción en PDVSA, hecha por el sacerdote zuliano y coterráneo, José Palmar, amigo de este proceso; amigo de la revolución a palabras propias de Hugo Chávez cuando a él se ha referido en algunos Aló Presidente; vetado, incluso, por la alta curía por restearse con el proceso y ser afecto a Chávez.

Quizá muchos venezolanos desconozcan, que el párroco José Palmar conducía un programa de radio en la ciudad de Maracaibo llamado “La Red del Pueblo” del cual fue forzado a salir por las autoridades eclesiásticas de la región por hacer franco y abierto proselitismo en favor de la causa revolucionaria; que le ganó muchos enemigos y hasta intentos de arresto por parte de la policía estatal dirigida por Manuel Rosales, cuando en compañía de su feligresía, el cura, se apostaba a las afueras del palacio de gobierno regional a denunciar irregularidades y actos de corrupción de la gestión del filosofo del Zulia bajo la amenaza velada de la Arquidiócesis Zuliana de suspenderlo en su ejercicio pastoral por estos procederes. Sin embargo, la respuesta presidencial ante la denuncia del amigo, de su amigo, fue: “Ahora es cuando hay Rafael Ramírez para rato”; sin dejar, ni siquiera, abierto el sano beneficio a la duda, tan provechoso para el denunciante como para el denunciado.

De igual manera, esa misma solidaridad automática la hemos vista reflejada en el presidente hacia ciertas y muy “especificas” personas cuando a ellas ha hecho alusión, incluso, en programas de Aló Presidente: Nos referimos a militares activos; ex-alumnos suyos en la academia militar, hoy, en funciones de ministros y de presidentes de institutos autónomos a quienes llama “muchachos” y hasta los siente como “hijos propios”, así lo ha dicho; en quienes confía plenamente, sin dejar abierta la posibilidad de una aleatoria “roncha” que le pudieran estar haciendo en los ministerios e institutos que tienen a su cargo esos “muchachos”. No queremos imaginarnos, sí esta suposición fuese cierta, cuál sería su postura si una olla podrida se destapara en alguna de esas dependencias por causa de uno de estos “muchachos”. Ojalá y esto se quede en mera suposición.

Otro ejemplo de solidaridad automática la vimos en noches pasadas en el programa “La Hojilla” en donde su conductor, el señor Mario Silva García, ícono de la defensa a ultranza del proceso, al referirse al incidente que copa la escena noticiosa de los medios de comunicación oposicionistas, nos referimos al fulano maletín de los “800 mil dólares” banalizó, de manera apresurada, al igual que el ciudadano presidente, la noticia emitida por medios argentinos; entró en repiqueteo con el señor matacuras, alias Leopoldo Castillo, aplicó la solidaridad automática y la cruel realidad es que ahora, hasta el mismo Presidente de PDVSA, ha tenido, según propias declaraciones dadas a través de Venezolana de Televisión, que admitir la denuncia y abrirse a la investigación, al consentir que, en efecto, hay un funcionario de la petrolera, para “vergüenza de la empresa” (palabras de Ramírez) involucrado en este escándalo. Entre otras cosas declaró al respecto, el ministro, me imagino que como Presidente de PDVSA, en el marco de la Conferencia Ministerial de Petro-Caribe y tomado por quien refrenda este artículo del portal www.aporrea.org cito: “Nosotros, tenemos pendiente abrir un proceso de investigación sobre la presencia del funcionario de PDVSA en este incidente y determinar las circunstancias en las que eso se produjo" y remató diciendo: "en la situación en la que se produce, es una situación irregular que se está evaluando, bueno, nosotros estamos abiertos a todas las autoridades a prestar toda la cooperación que sea del caso y a llegar a la determinación que sea necesaria". Fin de la cita. (sic).

Ojalá; esa disposición fuese asumida por parte del Ministro de Energía y Presidente de PDVSA, o como se le prefiera llamar según sea el caso que trate, ante la denuncia del “Padre Palmar” sin tener que esperar la “bendita” solidaridad automática por parte del Presidente de la República que, en todo caso y en descargo de Ramírez, no se la solicitó al comandante, sino que el propio Presidente de la República “automáticamente” se la concedió.

Hay unas palabras emitidas por un pobre y gris funcionario que hasta pena da mencionarlo, “mentado” Isaías Rodríguez, y qué Fiscal General de la República, quien, por cierto, aún mantiene empeñada su palabra con el pueblo venezolano y con la revolución en resolver el caso Danilo Anderson; vil asesinato del cual ya ni el propio comandante en jefe habla o quizá prefiere olvidar ante tanta ineficiencia de sus funcionarios e Instituciones del Estado, en especial de la vindicta pública, quien declaró a prensa de la Asamblea Nacional y tomado del portal www.aporrea.org lo siguiente:

“el problema de la corrupción no es tema que se resuelva reformando leyes, como la Ley del Ministerio Público, tal como lo afirmó el contralor general de la República, Clodosbaldo Russián, sino de reformar voluntades, aclarando, además, que su despacho investiga y acusa, no juzga”. Fin de la cita.

Ojalá, el Fiscal hiciera honor a sus palabras; quizá tanta impunidad no campeara en esta revolución haciéndole un flaco servicio al Presidente y una alta contribución a la CIA en su objetivo, como muy acertadamente y con fino olfato señaló, el señor Mario Silva García, de salir de Hugo Chávez en base a su deterioro moral y credibilidad.

Es imperiosa la necesidad que el presidente retome el camino de la apertura a la crítica en su gestión, honrando la tan cacareada contraloría social de la cual en tiempos pasados se ufanaba como única forma de combatir el delito en contra de la cosa pública y de hacer la revolución dentro de la revolución.

En cualquier tiempo pretérito, sí mis padres existieran dirían: No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír.

¡El que tenga oídos, que oiga!






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Eliécer Alvarado

Médico y revolucionario.

 elieceralvarado@hotmail.com

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