El día de las madres fue asesinado en Maracaibo el jefe policial de mayor prestigio en el estado Zulia: José González. Para el momento de su muerte era jefe de la policía del Municipio Mara, pero en el pasado se había destacado por su papel como jefe de PoliMaracaibo y por su enfrentamiento con las mafias policiales que desde la gobernación del Zulia dirigían Manuel Rosales y Mazuco.
Descartamos que su asesinato haya sido casual. Si aceptáramos que sus asesinos se lo llevaron como parte de un atraco rutinario, es lógico que inmediatamente él se les hubiera identificado como jefe policial. Ningún choro de ocasión se echaría encima el cargo de matar al jefe de la policía y a su hijo menor, pues sabe que tendría la muerte segura. Es evidente que el asesinato fue por encargo, y ese encargo no puede venir de otro sitio que no sean las fuerzas oscuras que todavía dirigen Rosales y Mazuco.
Los mismos jefes del chavismo en el Zulia reconocen que han entrado desde Colombia cinco mil paramilitares, apadrinados por la gobernación y la policía del estado. Los sicarios que acabaron con la vida de tan honorable ciudadano deben provenir de esas bandas paramilitares que infestan los barrios de Maracaibo y otras ciudades zulianas.
Aquí estamos a la deriva, indefensos, sin política revolucionaria, sin oposición a Pablo Pérez. Para remate, se rumora que existen responsables del PSUV en la región que han comentado en círculos de amigos que Chávez está loco y que su caída es inminente. Nos preguntamos, si eso dicen: ¿por qué no preparan su partida para cuando el gobierno caiga? A estos señores no se les ve preocupación. No se les nota angustia en su conducta pública. Pareciera que la única explicación es porque saben que nada les va a pasar si cae el gobierno de Chávez. Cabe preguntarse, entonces: ¿por qué tan confiados de que no les pasará nada?
Con quienes dirigen la revolución en el Zulia no vamos a ningún lado. No significa que los que estaban antes eran distintos. Seguramente son parte de las mismas apreciaciones que se rumoran y de la misma conducta. Salimos de Guatemala para caer en guatepeor.
El asesinato de José González significa darle en la madre al chavismo revolucionario en el Zulia. Este ciudadano era de los pocos policías honestos que han pasado por la dirección de los cuerpos policiales en este estado. Era además la principal figura emblemática del chavismo en el área policial. Su asesinato es producto de la ausencia total de iniciativa política que la revolución mantiene en esta región. Ni los jefes del PSUV, ni los que dirigen instituciones muy poderosas como PDVSA y Corpozulia, y mucho menos las policías “chavistas” como el CICPC y el SEBIN, se atreven a enfrentar a las mafias paramilitares que desde la gobernación, de Rosales antes y ahora de Pablo Pérez, aterrorizan a la población zuliana.
Hay que decirlo, porque es la única explicación posible: aquí existe una relación sumamente sospechosa entre oposición y gobierno a nivel de fuerzas policiales y militares. No es casual que el programa político de la ultraderecha ganadera en contra de las comunidades indígenas que luchan por sus tierras haya sido adoptado al pie de la letra por los jefes militares de Machiques y por los ministros relacionados con la demarcación de tierras (ambiente, pueblos indígenas, interior y justicia). El discurso revolucionario de Chávez muere en los límites de Lara-Zulia. De este lado sólo impera una política de ultraderecha, de total connivencia con los militares y paramilitares colombianos que controlan la frontera colombo-venezolana.
¿Qué significa tiene el asesinato de José González? ¿Qué juego macabro y que autores están detrás de este doble homicidio? ¿Qué sabía José González o qué estaba investigando? ¿Quiénes lo mandan asesinar son parte de ese entramado siniestro construido con el enemigo proimperialista del otro lado de la frontera?
Sólo el presidente Chávez tiene la capacidad para ir a fondo en las investigaciones y dar respuestas que no generen ningún tipo de duda. Este hecho, sentido por los que conocieron la actuación de José Gonzáles, no puede resolverse con declaraciones altisonantes, no puede haber vacilaciones ni falta de acciones contundentes que sometan a más inseguridad a la inerme población de este estado, un estado que geográficamente constituye una región estratégica para la defensa del proceso. Ya basta de declaraciones que conducen al maniqueísmo. Tiene que haber una resuelta Declaración de Emergencia que sistemáticamente de respuestas a la población del Zulia, que se sienta el cambio y la acción de Chávez en el estado, con nuevos actores que den confianza en el pueblo. Una revolución socialista camina una senda clara, nítida, de principios, o no es nada. Por el camino de las mentiras, de los engaños, de los pactos secretos con el enemigo, sólo se llega al infierno que nos tiene preparado el imperialismo yanqui.
Honor y gloria a José González. Aunque muchos de los que le rendirán homenaje serán probablemente los cómplices de su asesinato.