Reclamamos a Snowden en Rusia y olvidamos a Julian Conrado en Caracas

De que carajos nos impresionamos, las cartas están en la mesa y no queda ninguna en la manga, el pacto es simple y el castigo también lo que le están dando a Snowden, Si al que nos dice lo que ya presumíamos es que nadie puede acoger, asilar, refugiar al que trasgreda la ley de las grandes potencias y es que entre parros te veas.

Putin nuestro aliado dice te quedas pero no hablas mal de nuestro socio y ese es un mensaje para el que deserte de los servicios secretos de cualquier potencia militar de oriente u occidente. Aunque nosotros que vamos hablar de dar asilo con cual cara hablamos de asilo si entregamos en un abrir y cerrar de ojos a Becerra un periodista nacido en Colombia y sueco por elección y que había escapado de la vorágine criminal del estado colombiano al gobierno de ese país y al que denunciara tal hecho se le señalaba con el dedo flamígero del estado.

Que nos impresiona de Francia cuando ese país fue o mantuvo algún principio de libertad en el siglo XX seria cuando colaboro con las dictaduras de América del Sur dándole a sus ejércitos cursos de tortura, asesinato y desaparición forzada.

Sera cuando internó a miles de valientes demócratas y revolucionarios españoles al campo de concentración de Argelés-sur-Mer o en los años de la “Indochina Francesa” donde se torturó, asesinó y se hizo la guerra contra su pueblo hoy Vietnam o en los años de las masacres en Argelia realizadas por el ejercito Francés,

De España ni digamos, derrotado el ejercito republicano con la participación de Alemania, Italia y la complicidad de Portugal y el pacto de no intervención signado por Francia (o casualidad) comienza inmediatamente una represión terrible y perversa años de persecución y de muerte y que hasta ahora ninguno de esos criminales ha sido juzgado, detenido denunciado.

La vida nos coloca en nuestro justo lugar y a la vez nos da una bofetada frente a nuestra actuación con los perseguidos de nuestro propio continente Becerra y Conrado son un ejemplo excelso de lo que hacemos y de lo que hicimos, El escándalo no es la formula y nuestro gobierno mantiene detenido y sin formula de juicio a Julián Conrado y lo mantiene detenido y participo en su captura con el representante por excelencia de Estados Unidos en america del Sur o sea Colombia.

Ahora como reclamamos respeto al derecho internacional, asilo o refugio político para Snowden y nos olvidamos del caso de un hermano que tenemos encerrado y que sus canceberos judiciales y policiales nos pagan con silencio y nos responden con olvido y que nos devuelven las cartas y que nos marcan con adjetivos si reclamamos y nos aplican la ley del hielo.

Una máxima legal es “primero en tiempos, primero en derechos” bien señores denunciantes, bien señores diputados, jueces, abogados, ministros, periodistas comunitarios cuando vamos a exigir no que se cumpla el derecho internacional y que pasa con nuestras leyes, nuestra constitución y nuestro debido proceso.

Aquí y ahora exigimos se cumplan las leyes venezolanas en nuestro territorio y se libere y se le de asilo y protección a Julián Conrado, basta de tardanzas Señor Presidente, basta de silencios, basta de dobles discursos el caso de Julián Conrado nos deja desarmados de autoridad moral para reclamar a la grandes potencias queremos ser candil de la calle y somos oscuridad en la casa.

Me impresiona como frente al Julián Rubio y ahora al frente al caso del señor Snowden hacemos y decimos y gritamos y exigimos asilo y montamos cadenas, las grandes potencias continúan sus actividades en contra de las hasta hace poco colonias de las botas imperiales.

La pelea por un mundo menos perverso y algo equilibrado continua pero un grano de arroz puede cambiar la dirección de la balanza. Yo me sumo al rechazo a las hasta ayer potencias de Europa y a sus parias España y Portugal me asquea su accionar de comisarios o caporales de los Estados Unidos.

Pero no olvido que así como fue secuestrado Evo Morales en Europa nuestro gobierno mantiene "prisionero" si formula de juicio a Julián Conrado.


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Yuri Valecillo


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