“Si abriga la ingenua pretensión
de poner a pelear a venezolanos con colombianos,
le aseguramos que no existe poder capaz de lograr ese objetivo”[1]
Hablar sobre migración en Colombia requiere de un esfuerzo académico e institucional que permita identificar las características y las causas del fenómeno.
La migración, entendida como el paso de una línea divisoria de una unidad política o administrativa, se convierte en un fenómeno que puede marcar un país tanto a nivel nacional como internacional. La migración que se genera por motivos económicos, sociales o políticos puede desarrollarse tanto a nivel nacional como internacional y dependiendo de sus características y motivaciones se puede referenciar desde distintos tópicos.
Se entiende por migración económica, una migración voluntaria, estimulada por la esperanza de mejorar las condiciones de vida del individuo y su núcleo familiar y la consecución de mayores ingresos; otro tipo de migraciones voluntarias están estimuladas por intereses académicos, turísticos, desastres naturales o intereses culturales. Por último, encontramos las migraciones políticas de carácter forzado, generada por la falta de garantías para el ejercicio de derechos y de la vida misma.
La migración política es de carácter forzado y puede darse dentro del territorio nacional o trascender la frontera. A nivel internacional, el migrante político puede solicitar al Estado receptor su protección y estatus legal para la permanencia en su territorio, acogiéndose a los tratados internacionales, accediendo a la condición de Refugiado en los casos en que se argumenten fundados temores de ser perseguido por motivos de opinión política, raza, sexo, religión o pertenencia a un determinado grupo social u opinión política.
Por su lado, el Asilo queda a discrecionalidad del país receptor y se otorga única y exclusivamente por persecuciones por creencias, opiniones o filiación política, por actos que puedan ser considerados como delitos políticos o por delitos comunes cometidos con fines políticos. (Ley Orgánica sobre Refugiados o Refugiadas y Asilados y Asiladas de la República Bolivariana de Venezuela, 2001)
En Colombia padecemos de la migración interna, o Desplazamiento Forzado, producido de forma masiva, individual o familiar y que está asociado a factores Estructurales (tenencia y distribución de la tierra, exclusión social y represión política) o Coyunturales (narcotráfico y surgimiento de nuevos actores armados - paramilitares). (Universidad Nacional de Colombia – ACNUR, 2005).
FLUJOS MIGRATORIOS
La migración de colombianos hacia Venezuela es histórica, pudiéndose diferenciar flujos o momentos específicos, motivados por razones económicas, o del conflicto social y armado. Vemos que para 1947 se registraban 20.000 colombianos residenciados en Venezuela; pero para 1948 en el marco de la Violencia Bipartidista generada luego del asesinato de Gaitán, esta población se incrementó a 45.000 residentes. En la década del 60 al 70 la cifra aumentó a 178.000 colombianos. Para 1976 época del boom petrolero, ingresan a Venezuela un 1 millón de personas de distintas nacionalidades incluyendo españoles, portugueses y colombianos, entre otros, atraídos por la necesidad de mano de obra para dicha industria petrolera.
Para 1976 el Estado Venezolano puso en práctica varias medidas de regulación migratoria, existentes desde los años 40, entre ellas el Estatuto de Seguridad Fronterizo, por medio de la cual se expedían permisos de trabajo y turismo para la población migrante. En esta década Venezuela se convierte en un destino económicamente prometedor, incentivando la migración hacia su territorio.
En las décadas del 80 y el 90 se calcula un promedio de ingreso de 12.000 colombianos al territorio venezolano anualmente.
Para finales de la década del 90, con la implementación del llamado Plan Colombia, bajo el gobierno de Andrés Pastrana, verdadero plan de guerra contra el pueblo, la migración colombiana aumenta a 21.000 por año. Cifra que se incrementa notoriamente con el inicio de la política de Seguridad Democrática de 2002, encabezada por Álvaro Uribe Vélez, a 69.000 colombianos que migran hacia Venezuela cada año.
Mientras, a nivel interno, se registran para 2012 (según CODHES, Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento), 5.707.313 Desplazados Forzados.
Son cifras escalofriantes que reflejan una relación directa entre el desplazamiento forzado interno y externo y el conflicto social y armado que se vive en Colombia.
EL CONFLICTO
El proceso histórico del conflicto colombiano no puede explicarse solamente desde sus características armadas sino desde las causas que dieron origen a estas organizaciones que decidieron ejercer la lucha armada. Debemos hacer énfasis en que en el conflicto colombiano, lo social es lo prioritario. La actual desigualdad social ha sido una constante en nuestra historia y está fundamentada en el enriquecimiento de un sector minoritario de la sociedad (terratenientes, capitalistas, mafiosos y empresarios extranjeros) mediante el desplazamiento del campesinado, la explotación de los trabajadores y el empobrecimiento del pueblo en general, la concentración de la tierra y de los demás factores de la producción, la exclusión de las mayorías de los mecanismos de toma de las decisiones políticas y económicas y el aniquilamiento físico de la oposición. El crimen político, el asesinato selectivo de dirigentes de la oposición, la desaparición forzada de miles de compatriotas, las torturas, centenares de masacres que aún hoy permanecen en la impunidad, en fin, todos los crímenes englobados dentro de la denominación genérica del Terrorismo de Estado. Con la introducción en la década del 50 de la doctrina de la “Seguridad Nacional”, importada de los cuarteles norteamericanos, y del concepto de "enemigo interno", se le decretó la guerra al pueblo y se le arrebató la paz a la Patria. Cuatrocientos mil muertos sepultados para siempre en la impunidad concertada del Frente Nacional, cinco millones de desplazados y despojados de sus tierras en los últimos treinta años, cinco mil dirigentes, activistas y simpatizantes de la Unión Patriótica asesinados, más de doscientas mil víctimas del paramilitarismo fomentado por las Fuerzas Armadas, miles y miles de colombianos torturados y desaparecidos, más de 9.500 presos políticos y prisioneros de guerra, desterrados, exiliados y migrantes, damos fe de la demente intolerancia del Estado colombiano.
VENEZUELA
Venezuela ha hecho ingentes esfuerzos desde su concepción Bolivariana en función de buscar vías de paz para Colombia, reconociendo la inviabilidad de una solución militar a nuestro conflicto y evidenciando la conveniencia del diálogo como única alternativa para la reconciliación de la sociedad colombiana. Hoy en día, Chile y Venezuela son los países acompañantes de los diálogos de paz entre la insurgencia de las FARC-EP y el gobierno colombiano. Gestos que casi nunca han tenido reciprocidad parte del Estado colombiano; al contario, han sido respondidos con traiciones, conspiraciones e intentos de desestabilización.
Pero eso no es todo. Según una de las últimas la intervenciones de Presidente Nicolás Maduro, Venezuela acoge a 5.6 millones de colombianos, lo que constituye una verdadera emergencia humanitaria, dada la magnitud de esta migración (Texto Prensa Presidencial. www.albaciudad.org 2015/06/05). En respuesta, el Gobierno Bolivariano, ya desde 1999, ha implementado medidas de protección a los migrantes colombianos. Partiendo del reconocimiento del Derecho al Asilo y el Refugio en el Artículo 69 de la Constitución de la República Bolivariana, sumado a la promulgación de la Ley Orgánica sobre Refugiados o Refugiadas y Asilados y Asiladas de 2001, y al proceso de Naturalización realizado en el año 2004 por el Presidente Hugo Chávez. Medidas, todas, que han pretendido el acceso de los colombianos a las garantías sociales y políticas del Proceso Revolucionario venezolano. En fin, hay que decirlo, el presidente Chávez por primera vez en la historia nacional, dignificó al colombiano en Venezuela.
VISIÓN DESDE NUESTRA ORGANIZACIÓN
En Marcha Patriótica -Capítulo Venezuela- nos hemos propuesto el reto de construir un concepto que no se reduzca a la mera presencia de colombianos y colombianas en la República Bolivariana de Venezuela, que supere el concepto culturalista centrado en el impacto de nuestra presencia, y que reconozca nuestra participación en la construcción del territorio y de la sociedad venezolana. Marcha Patriótica es ante todo bolivariana, en cuanto hace suyo el ideario del Libertador Simón Bolívar por una Patria Grande, digna y soberana, y lo asume como un compromiso ético y político por la definitiva independencia de nuestro país.
Aceptando lo anterior desarrollamos el concepto de colombianidad, que incluye en su definición, elementos desde una perspectiva histórica, más allá de la migración, por muchos antecedentes ésta que tenga y por muy urgente que sea su reconocimiento jurídico. Estamos hablando entonces de factores históricos, políticos e ideológicos que sirvan de cohesión, en tanto convoquen la acción política de las y los colombianos y otros que habitamos la cuna de Bolívar; acción en estrecha relación con las luchas antiimperialistas y anticapitalistas en la Patria Grande. La colombianidad, lejos de ser un elemento de diferenciación, se convierte entonces en un factor de unidad. La colombianidad es para nosotros la continuidad de la lucha bolivariana.
Así entonces, la colombianidad no es solo expresión de una ciudadanía formal. La colombianidad expresa la identidad de un proyecto de unificación, con ideales de justicia social, autodeterminación y soberanía. Es un concepto que, sin lugar a dudas, representa el antiimperialismo, y por extensión el anticapitalismo. No es gratuito que las consignas bolivarianas se canten igual en Quito, Bogotá, Caracas y en otros lugares de Nuestra América.
La colombianidad incluye a los colombianos y colombianas en Venezuela, aunque se refiere a un sujeto popular y no a una identidad de ciudadanía formal. Se trata de una población que por múltiples razones habita este territorio, pero que además, por sus condiciones materiales, por su ideario político y su identidad de clase, pertenece al campo popular. Este sujeto es la esencia del capítulo venezolano de Marcha Patriótica.
Por ahora, digamos que este sujeto ofrece una diversidad que puede ser convertida en potencial de organización revolucionaria: el sector campesino, los pobladores urbanos, los trabajadores informales, los obreros, la juventud, las mujeres, población en situación de desplazamiento forzado y, por supuesto, la militancia bolivariana y revolucionaria expulsada de Colombia.
Marcha Patriótica manifiesta su clara posición de solidaridad con el Proceso Bolivariano, y debe ser reconocida como una organización política popular, heredera de los procesos revolucionarios del pueblo colombiano en general. Consideramos importante que se precise con suficiente claridad, y se separen, los problemas con el gobierno de Colombia, de las relaciones con el pueblo colombiano en general y sus organizaciones en resistencia. En primer lugar, porque no diferenciar al pueblo de su gobierno, trae como consecuencias en la vida cotidiana de los migrantes debido a una posible estigmatización y hostilidad institucional; y en segundo lugar, porque se hace notoria la actitud casi de rechazo gubernamental y de sus organizaciones afines para el emprendimiento de relaciones políticas con las organizaciones colombianas.
La colombianidad no es responsable de las estrategias emprendidas desde Bogotá por el Estado colombiano. El horror y la gravedad del paramilitarismo, las campañas mediáticas contra el proceso venezolano, la conspiración permanente de la derecha colombiana, no representan a la colombianidad. Por el contario, son a estas prácticas de terror a las que nos resistimos y las que explican en muchos casos nuestra presencia en Venezuela. Marcha será una voz que rechace cualquier intento desorientado por asignar responsabilidad alguna del total de la población colombiana en Venezuela con esas agresiones. O, dicho de otra manera, rechazamos que se asocie ligeramente a la colombianidad antes definida, con los problemas que hoy sufre la sociedad venezolana, con lo cual se termina etiquetando a una población que aporta con su fuerza de trabajo y con su compromiso político en la construcción de una Patria Grande Socialista. Los colombianos y venezolanos fuimos, somos y seguiremos siendo un mismo pueblo. Nosotros vamos a construir la Patria Grande, ésa que idealizó la gesta emancipadora de Bolívar, Nariño, Manuela, La Pola y Chávez.
LO QUE ESTÁ PENDIENTE
En este sentido consideramos urgente la implementación de mecanismos oficiales que permitan a los migrantes colombianos avanzar en su proceso de regularización, que pese a los esfuerzos institucionales que se han venido implementando en Venezuela no han sido suficientes.
Al mismo tiempo que se abran espacios de discusión y de intercambio que permitan estrechar los lazos interculturales entre los habitantes del territorio venezolano con el fin de disminuir los altos niveles de xenofobia existentes.
Que el gobierno colombiano asuma la responsabilidad con sus compatriotas generando políticas de retorno que garanticen unas condiciones de vida digna.
En el caso de los migrantes forzados por razones políticas, el Estado Colombiano debe reconocer al migrante como víctima y garantizar la reparación, el retorno y la no repetición. Parte del proceso de reparación es el reconocimiento del universo de víctimas, y empezar a generar los espacios de participación en la vida política del país.
Nuestro principal objetivo como Marcha Patriótica, es luchar activamente por una salida política al conflicto social y armado que vive Colombia. Apoyamos el proceso de dialogo que adelanta el Estado colombiano con la insurgencia de las FARC-EP y reclamamos al gobierno nacional la pronta instalación de una mesa con las guerrillas del ELN y el EPL.
Nos sumamos al clamor nacional por el Cese Bilateral al Fuego, y lucharemos con el resto de organizaciones populares y el pueblo colombiano en general por una Asamblea Nacional Constituyente, que permita un proceso de refundación de la vida política para hacer una Colombia posible.
Teniendo en cuenta que según el espíritu del acuerdo general, firmado entre el Estado colombiano y las FARC-EP, las víctimas son centro del proceso, es necesario que quienes han tenido que salir del país para salvar su vida de la criminal política de exterminio del Estado colombiano, sean escuchadas en la Mesa de Diálogos de La Habana.
¡POR LA PATRIA GRANDE!
marchapatrioticavenezuela@yahoo.es marchazulia@outlook.com
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[1] Palabras del canciller venezolano ante la ONU, Roy Chaderton, dirigidas a Condoleeza Rice, el 25 de enero de 2004.