IV PARTE – Quién estaba detrás de la Masacre

11 de Abril de 2.002 La Batalla del Centro de Caracas

En esta cuadra entre las esquinas de La Bolsa y La Pedrera, los testigos casi todos trabajadores de la economía informal, me testimoniaron posteriormente haber estado aquí toda la tarde de este día hasta las 6:00 p.m. aproximadamente, en cuyo lapso de tiempo presenciaron el traslado de 4 muertos y 5 heridos provenientes de la esquina de La Pedrera, todos con heridas letales justo en la cabeza, dos de estos episodios infortunados son captados por la televisión nacional ó internacional, uno de ellos el de la muchacha rubia quien milagrosamente queda viva y es después montada y trasladada en una camioneta de La PM, hecho que fue televisado junto con el comentario acerca de la gran profundidad de la herida de bala rasante, la cual por poco la mata. En realidad la precisión de los disparos es muy notoria, tomando en cuenta que la distancia entre las esquinas de Puente Llaguno (donde aparecen los “pistoleros” televisados infinitamente) y La Pedrera deben estar rondando los 400 ó 450 metros y el hecho de haber una barricada compuesta por un piquete de policías y dos camiones blindados interponiéndose, además participando en un franco y abierto combate, constituyen elementos que impiden totalmente establecer cualquier precisión en los disparos, por otro lado hay que agregarle a esto que las armas cortas usadas en Llaguno por los “pistoleros” pierden su efectividad a los 100 metros aproximadamente, como también que estas armas estaban siendo accionadas con ofuscamiento e intranquilidad desde la misma acera Este y más adentro de la misma acera donde caen estos heridos y muertos en la avenida Baralt, ¿Es que hay balas que cruzan a la derecha ó a la izquierda? Por otro lado los disparos de tan alta precisión en cambio requieren de un lugar tranquilo y una larga arma especial, o sea un espacio estable y solitario donde colocar un sostén, trípode ó fajamiento que permita fijar un arma de gran potencia para luego concentrarse en hacer su uso profesional, que requieren esta clase de disparos para su óptima e impecable puntería. Si la medicina forense en el ámbito de las especialidades criminalísticas observa esto, entonces tendrá que determinar que las muertes realizadas con precisión sórdida, a lo largo de la avenida Baralt entre las esquinas de Puente Llaguno y La Pedrera son ejecutadas por francotiradores que dispararon a ambos bandos ¿Por qué? Y ¿Para qué? Quienes supieran algo de estas respuestas son evidentemente sus contratantes ó los cómplices de estos francotiradores.

Luego de haber estado un rato en esta parte, entre las esquinas de La Bolsa y La Pedrera el amigo León y yo nos devolvimos a la inmediata esquina de San Francisco, ya que habíamos decidido ir rumbo hacia la avenida Bolívar para observar que había pasado con la marcha de Chuao, pues bien bajamos por la esquina de Pajaritos y seguimos hacia la desembocadura de los túneles del Centro Simón Bolívar, lugar por donde entra la marcha al centro y principal recorrido hecho por la misma, ya que comunica directamente a través de un túnel como mencionamos antes, a la avenida Bolívar con La Plaza O`Leary en el Silencio. Al llegar a la escalinata donde está la estatua de Bolívar de pié en el comienzo de esta avenida, pudimos observar como se devolvían unos pocos de estos marchistas que quedaban rezagados, muy nerviosamente miraban a todos lados ya que a lo lejos el monótono sonsonete del tableteo de las armas les hacía aligerar el paso, trajeados con bermudas y short, lentes de sol, gorras y sombreros muchos de ellos, nos daban a pensar que en su subconsciente estaban sintonizados con una actividad un poco festiva ó ligera…, allí nos quedamos unos 30 minutos junto a un pequeño grupo que a los pies de esta estatua discurríamos sobre los hechos vivenciados este día, ya que ahora no volvería Venezuela a conversar otros temas que no estuvieran relacionados con la política. Al regresar de nuevo a Mira flores por la plaza del Venezolano vimos un gran despliegue policial en sus inmediaciones, inclusive un poco más adelante en la plaza Bolívar había este despliegue de policías esta vez de la Alcaldía Libertador, para este momento son quizá un poco más de las 6:00 p.m., nos ubicamos por la esquina de Principal, los policías ni se fijaron en nosotros, sólo les interesaba(n) al parecer los comentarios que hacían entre ellos seguramente relacionados con los hechos, nos sentamos con la idea de descansar aquí en la Plaza Bolívar, pero al pasar uno ó dos minutos reaccionamos y con un brinco rápido proseguimos nuestra caminata, al llegar nuevamente a la esquina contigua de El Conde, nos detuvimos al lado de los inertes efectivos de La Guardia Nacional, que proseguían inmóviles en su misma formación acordonada impidiendo el paso de vehículos ó alguna marcha fantasma que desde la esquina de Padre Sierra quisiese ir hasta donde estaban ellos en El Conde ó hacia Carmelitas en la avenida Urdaneta, pero este cometido ya lo habían completado, entonces nos preguntábamos ¿Por qué no surgió una nueva orden que permitiera a estos Guardias Nacionales seguir cumpliendo con su deber? ya que el combate proseguía en la próxima esquina de Piñango donde estaba generándose una horrenda matanza a tan solo 80 metros, ¿Cómo podían ellos permanecer allí sin intervenir? en caso contrario, o sea de no ser ellos ¿Quién entonces les impidió cumplir con su deber?- Al día siguiente 12-04-2002 el alto mando de la GN declaró por TV el haberse desconectado de las acciones del día 11-04-2002 después de sentir indignación por las escenas televisadas, que al ser comentadas por sus periodistas incriminaban directamente al Presidente Chávez en los asesinatos que estaban ocurriendo, mostrando al Presidente en pantalla partida conjuntamente con las personas que disparaban desde el puente hacia la avenida Baralt y acompañándolo también con otras escenas dantescas que estaban ocurriendo, muy bien, entonces ¿La televisión tiene la culpa de que la GN no haya actuado esa tarde, ó lo es alguna otra persona, ó lo es la misma Guardia Nacional, ó un grupo de personas concientes de las acciones de asalto en plena ejecución para ese momento? ¿Ó más bien todos ellos? Yo creo que los participantes de este nivel del juego de Asalto al Poder, que hemos podido ver cuan concordados estaban entre ellos, habían actuado descaradamente poniéndose en evidencia.

En la esquina de Carmelitas más arriba, los chavistas seguían gritando sus consignas en algarabía: ¡Viva Chávez no joda! ¡El pueblo unido jamás será vencido! entre cientos de otras consignas que permanentemente llenaron el aire ese día…Durante esos minutos donde ya con un poco de más confianza pero sin conseguirlo, tratamos de arrancar una palabra a las estatuas de la GN, logramos sólo que nos miraran al decirles que habían muchos muertos y heridos, fuimos a husmear hacia la esquina de Piñango sin llegar hasta ella por supuesto, por que a escasos 20 metros de donde llegamos, estaba eso que los venezolanos conocíamos solamente en los reportes internacionales de los noticieros, los textos de historia ó las películas del cine, la guerra más cruel y sangrienta pero real e impresionante. Hicimos este recorrido un par de veces pasando siempre por el lado de los impávidos Guardias Nacionales, subimos a la esquina de Carmelitas y luego fuimos al puente Llaguno, entre las consignas gritadas a todo pulmón había oscurecido junto al tableteo de las armas y ese extraño frío seco que abarcaban los sentidos.

-¡Crucemos! dijo Rafael haciéndolo decididamente en el acto, junto a otras personas que también cruzaban el puente corriendo, al cabo de un momento impelido y motivado por ellos yo estaba haciendo lo mismo aunque temeroso claro está, pero la acera Norte del puente en la retaguardia del combate por donde estaban cruzándolo representaba menor riesgo, entonces decidí correr agachado para atravesarlo en ese momento lo más rápido que pude como lo hacían ellos; una vez del otro lado de esta lluvia de balas, nos quedamos algunos minutos durante los cuales aproveché para llevar al amigo y arriesgado acompañante al ángulo exacto donde estuve presenciando los hechos esta tarde, la acera Sur del puente fue siempre el frente de batalla en contra de los atacantes de la avenida Baralt, desde esta esquina Suroeste de la baranda del puente estuvimos observando muy de cerca el accionar de las armas, otra vez en primera fila al igual que la tarde, empujando para no llegar incidentalmente a la línea de fuego. El pueblo chavista proseguía a esta hora atrincherado y resguardándose al disparar hacia abajo sobre la Policía Metropolitana en la esquina de Piñango, igual que lo hacían antes unos 10 ó 15 combatientes con sus armas cortas y el resto del pertrecho estaba constituido por cohetones, como los que se usan para explotar en el aire durante La Navidad y El Año Nuevo, la diferencia era que ahora a comienzo de la noche, estaban tendidos en el piso a lo largo de toda la baranda del puente muchos más hombres, que conformando 3 ó 4 filas esperaban su turno al frente, para encender lo más rápido que podían los cohetones y unos 2 ó 3 revólveres que eran sus únicas armas en el piso, mientras que en las dos esquinas estaban la mayoría de las pistolas y revólveres, disparados también con zozobra, temor y ocultándose continuamente todos, para protegerse del infernal ataque de la PM, esta forma como se ocultaban encima del puente se puede apreciar en la diminuta muestra tomada y exhibida por los medios televisivos inagotablemente y que son sólo unos segundos transmitidos por la televisión de las interminables horas que duró esta balacera, respecto tiempo que duró el combate, también se puede comprobar y evidenciar fácilmente recuperando la grabación de estas horas nocturnas transmitidas en vivo, en donde la televisión muestra los fogonazos provenientes del puente Llaguno, mientras se los avistaban a lo lejos y se hacen comentarios cargados de incertidumbre durante un largo rato, repitiendo esta noticia buena parte del resto de la noche.

Para este momento la aptitud de muchos de los presentes era la urgencia de encontrar armas, lo gritaban y se lamentaban de no tenerlas, era un clamor generalizado poseer una en ese instante, para muchos un desespero notorio, pero la mayoría allí solo iba y venía con expresión perpleja, con un estupor e impotencia visibles que saturaban los sentidos al estar enajenados por esta fuerte realidad: la muerte en inagotable cascada roja a tan solo unos pasos de todos. Algunos momentos después hicimos varias caminatas cortas y rápidas entre las esquinas Llaguno, Bolero y Miraflores, buscábamos algunos conocidos que nos dieran cualquier asesoría ó luz pero ¿Cómo asesoraba ó era asesorado alguien que estaba congelado por las emociones y algún efecto atmosférico extraterrestre? El número de personas había disminuido con respecto a las horas de la tarde, mientras de nuevo se escuchaban gritos al cielo para que aparecieran armas, Rafael consiguió algunos amigos suyos detrás de la tarima con los cuales entabló conversación a unos pasos de mí, cuando traté de escuchar la conciencia sin conseguirlo pues mi ser se había vuelto extrema sensorialidad, sin embargo permanecimos siempre cerca aún cuando conversando poco, era como una sociedad tácita de acompañamiento y vigilia, al proseguir a Bolero nos encontramos entre la algarabía con un hecho que me hizo regresar un poco a la conciencia, la muchedumbre abucheaba una camioneta amarilla Toyota Land Cruiser de la Disip, la cual se llevaba detenidos en ese momento a tres hombres señalados por los gritos de la gente como los francotiradores que actuaron esa tarde desde El Hotel Ausonia en esta esquina, después de partir la Toyota abriéndose paso como podía entre la multitud, bajamos por esta esquina hacia Camino Nuevo, ya en ese momento eran alrededor de las 8:00 u 8:30 p.m., quizá las 9:00 de la noche no lo sé, el tiempo se había uniformado en mí, y estaba a punto de recibir otra gran impresión y me invadió una gran confusión. Recuerdo que después de caminar entre un sin número de afectos al Presidente Chávez, llegamos a la esquina y al doblar encontramos un pelotón de la GN aún mayor al de la esquina El Conde, compuesto de unos 30 ó 40 efectivos acordonados de tal manera que no pudieran pasar vehículos ó un grupo de personas que pudieran venir desde la esquina de Piñango, según nos informaron allí los testigos, este era el mismo piquete que había repelido temprano la marcha de Chuao en las inmediaciones de las esquinas de Solís y Marcos Parra, que son contiguas a esta esquina de Camino Nuevo. Ahora bien, si estaban más cerca del lugar de la masacre, quizá a 60 metros de ella ¿Cómo habían podido soportar estas horas sin buscar una solución, un remedio, sin intervenir en esta cruenta e injusta realidad que se desarrollaba a su lado? ¿Cómo era posible que sus órdenes aparentaran estar protegiendo el desenvolvimiento de estos sucesos? Presumo que daban parte a sus superiores pero, ¿Por qué les ordenaron éstos, aparentemente, que permanecieran inmóviles sus subalternos y que ni siquiera se asomaran a unos escasos metros? Pudimos al igual que con el otro piquete militar caminar entre ellos, otras personas lo hacían también, notamos que al aproximarnos a ellos callaban entre sí, hablábamos con algunos acerca de los sucesos pero a nuestras preguntas y observaciones sólo respondían con miradas inexpresivas y sin una sola palabra, alguien que pasaba dijo: “has algo chico que se están matando no joda…”, pero esto solo aumentó sus anquilosadas posturas. Seguimos caminando hacia Piñango cuidadosamente, en la mitad de la cuadra permanecimos unos minutos junto a varios grupos de observadores dispersos a lo largo de ella, el número de estos observadores se elevaba exponencialmente al darnos cuenta que los balcones y ventanas de los edificios estaban llenos de personas asomadas que miraban también hacia Piñango,

La fuerza del combate nos impidió seguir avanzando hacia esa esquina, el exceso de disparos hizo que retrocediéramos haciendo el mismo camino de vuelta a la avenida Urdaneta y al llegar de nuevo a la esquina de Bolero escuchamos el comentario que en las inmediaciones del Calvario se mantenía una representación de la marcha de Chuao, también otro que daba un escalofrío y producía una resistencia mental, se trataba del derrocamiento del Presidente Chávez lo cual la mayoría de los presentes se negaba en admitirlo, pero al no tener contacto con los medios de comunicación para enterarnos de lo que estaba ocurriendo, sólo nos quedaba prestar atención a la masacre y al nervioso acto en la tarima, que abarcaban completamente a los presentes aunque la verdad era lo que decía el comentario… Volvimos a la línea de fuego, esta vez bajamos por el pasillo Suroeste hacia la avenida Baralt, entre las personas abriéndose paso venían más heridos cargados por sus socorristas cruzando por nuestro lado, poco a poco fuimos asomándonos y luego bajamos una vez constatamos que el ataque se desarrollaba continuamente en Piñango


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