¡Qué tal, camarada!
Especial saludo para los revolucionarios de Facebook que le quitaron
la mariquera y la vanidad a esas páginas, encendiéndolas de pasión
revolucionaria, que inclusive trasciende nuestras fronteras en esa lucha
universal contra las injusticias.
Escribo siempre en la
lucha, lleno de esperanzas ciertas, pero estupefacto y con dolor.
Me disculpas que inicie,
y luego intercale, unos poemas de mi autoría, de varios años atrás,
que reflejan mi angustia –tal vez coincida con la tuya- de cuando
no actuábamos revolucionariamente y porque todavía estamos fallando,
todos, en ese sentido.
Duele
Todo duele
siento mucho dolor
soy yo
dolor de pena sin tregua
de muerte
Duelen la angustia y la sarna
nauseabundas
y duele el odio
odio el odio
pero... soy yo...
y duelo
Duele la pega
huele y duele
prostituido dolor de hímenes mentales
sin niño Jesús ni Cristo anciano
Dolor cruel de zinc
y charco
con olor a invasiones a moco y a barrotes
Duelen el dolor y la desesperanza
duelen…
y hoy me duele mañana
pero mañana... me dolerá mañana
Es que duele la miseria
y duele el alma,
y yo duelo a cobardía
pero... a lo peor no sólo soy yo
y tal vez el dolor no duela...
duele.
Hoy hemos tomado un
camino de la mano de nuestro querido comandante Chávez,
pero no luchamos como él, para nada,
y lleva sobre sus hombros y en su verbo y tesón toda la revolución.
Siempre, y espero
que coincidas conmigo, que parte de nuestra independencia y soberanía
van con el desarrollo humano en todo lo que ese espectro considera,
y muy especialmente en lo humano.
Lo humano referido
a la gente humilde, la gente sana, trabajadora por demás. Gente poco
exigente (menos ahora que el comandante los ha despertado, a todos,
y saben reclamar sus derechos. Y con firmeza,
porque les “ha hecho ver” (milagros como el de Cristo), poco a poco,
sus deberes con ellos mismos, con sus familias y con la Patria hermosa
que están, estamos, construyendo.
Familias enteras de
compatriotas abandonaron sus bellos
campos golpeados por la ignorancia,
por la falta de apoyos, sobretodo por
la irresponsabilidad de gobiernos frustrantes y de comerciantes explotadores.
En la búsqueda
de esperanzas por una buena calidad
de vida llenaron cerros y perímetros de las ciudades, integrando una
marginalidad que, aunque muchas de las familias mantienen sus valores,
algunos de sus hijos a consecuencia de ese abandono han transformado
sus vidas en delincuencia –alimentados de antivalores y, en estas
fechas, además por las drogas, mueren abatidos por la autoridades y,
los más triste, muertos por ellos mismos en esas luchas por
la territorialidad de los negocios ilícitos.
¿Es un problema del
gobierno de Chávez? ¡Ni por el carajo! Es de todos, en especial
de los que pésimamente manejaron la cuarta república, gobernantes
y privados.
Esos escuáliduchos,
escuálidotes, deben entender que cuando unos
presos sacan sus manos por las ventanas de los penales, con cuchillos
y trapos, es un macabro saludo que les hacen para recordarles que están
allí por ellos.
Que le han hecho pasar
penas y angustias a sus mamás, a sus abuelas y, ya crecidos, a sus
mujeres y a sus hijos por todas esas políticas absurdas y vacías a
las que un mediocre capitalismo –valga la redundancia- los llevó.
Y que se matan dentro
de los abominables penales –ahora en franca recuperación y reestructuración
por un gobierno humanista que consiguió
todo por el suelo- por sus culpas.
¡De más nadie! Así
que, eternos politiqueros de oficio
–porque no se cansan ni les da vergüenza- y explotadores hasta
la miserabilidad, todo ese vainero es suyo.
¡Dejen gobernar a
Chávez! Den gracias a que fue su salvación al represar la incontenible
fuerza de un pueblo arrecho y obstinado de miserias, cargado de
“caracazos”. Los tuvieran en sus jardines.
Camarada, te ruego
disculpes que te pida leas estos poemas donde trato de plasmar, brevemente,
la situación de miseria de muchos espacios de ciudades y la vuelta
la campo, que se logrará una vez cubiertas las necesidades de los que
allá se quedaron y, cuando la vida del campo esté
reivindicada con creces –en esa vía vamos- y se haga espectacular
el desarrollo de nuestras provincias, muchos se integrarán en una migración
inversa. O sea, del miserable capitalismo del cerro al fresco y esperanzador
socialismo del campo.
Me disculpas pero estos poemas están engavetados –parte de un poemario no publicado- y reflejan mi angustia, talvez tuya.
Al final, concluyo
con el título del artículo. ¿Vale?
Ve a tu tierra
Ven, hermano,
sal de las planchas
sudor de manchas
oxidada
pasión de varices
ombligo de lombrices
respuesta de burlas
humillación de trapo.
No más condones de peluche
ni anteojos de anime
no...
¡aléjate!
caminando y regando
con tu escobilleo
de cuatro y viento
amores de aguardiente y soga
caballo de lluvia castrado
de riendas
sí...
¡tómalas!
ara tu esencia
con cincho de semillas
reencallece tu nobleza
Y este
últimito:
Al terruño
Adiós dénguicos olores
cerros de tráfico
en noches de pelona
tierra de charcos
nostalgias de gamelote
Vuelta al morichal
de pasiones
vergüenza de jagüey
y Rosalindas
silbona noche de caminos
y sombras y escalofrío
Florentina lluvia
de relámpago y duelo
brebaje fresco del estero
pocillo madrugador de luna
lleno.
Canto de mastranto y vara
del maraquero sin negra
con olvidos de cogollo
y de pelo’e guama el alma
Hermano de tierra... ¡vuelve!
avatar de lanzas de color
huellas de sudor y de futuro
geórgica esperanza del
destino
¡Gracias por tu paciencia,
camarada y el honor de haberlas leído! Además,
insisto, creo que son de todos nosotros los revolucionarios, nuestra
propia angustia compartida.
Bien. Y lo duro ahora,
lo más triste.
¡Carajo, hermanos,
qué nos está pasando con nuestros compatriotas del campo?
En Radio Nacional
escuché, como una cifra estadística,
simple, vacía, “Ya van 214 campesinos muertos”.
La mayoría
fueron dirigentes de la revolución en este escabroso escollo de acabar
con el latifundio, con el feudalismo. Decreto y sentido del Presidente,
acogido por ministros; y por autoridades estadales y locales, muchos
con temores, parece, pero que los trabajadores del campo han acogido
con fuerza, como un mandato constitucional y de esa manera actúan.
Por vez primera, con
la voz de la legalidad que un gobierno
les confiere ya que por vez primera piensa en ellos y
los reivindica desde su condición de seres humanos hasta
de propietarios de sus tierras y sus destinos.
¡Hermoso, no?
Muertos, asesinados.
Asesinados por sicarios que, en su condición de seres sin alma, son
pagados por los verdaderos miserables y con almas envenenadas, que es
peor que no poseerlas.
No hay programas de
radio y TV., ni pensar en las privadas, no hay mini o grandes cadenas
que destaquen esa abominable circunstancia. Documentales que reflejen
el dolor de familias. El dolor del campo.
¿Dónde está la
solidaridad? ¿Dónde las alertas, dónde las previsiones?
¿Dónde están las investigaciones a fondo? No pueden ser simples
averiguaciones.
No puede ser que por
un estudiante o por unas personas llenas de humo lacrimógeno se forme
un grandísimo peo, con súper alharaca mediática que abarca horas
y horas, y no sepamos nada de esa epidemia que afecta a nuestros verdaderos
árboles.
Camaradas
¡qué gran arrechera tengo! ¡Qué
impotencia, Dios mío! ¡Que dolor de tierra de hermandad!
No colocaré mi frase variante de P,S. o M. No me provoca, no me da la gana.
edopasev@hotmail.com