Desde el comienzo del proceso bolivariano, la derecha venezolana apuntalada en una estrategia desestabilizadora imperialista, ha desatado en contra del gobierno legítimamente constituido del presidente Chávez una implacable arremetida golpista que tiene en la acción mediática su mayor expresión ejecutora y su epicentro en Globovisión o Globo terror.
A quienes han dirigido esta maléfica operación para nada les ha importado el terrible efecto que han generado en la psiquis colectiva de los venezolanos. Con tal de desestabilizar y propiciar el derrocamiento del gobierno bolivariano cualquier campaña o despropósito por desmedido que sea, tiene en las grandes empresas mediáticas privadas locales el mayor de los apoyos, siendo Globovisión o Globocañon la abanderada de esta guerra mediática en contra del pueblo venezolano.
La revolución bolivariana tiene que defenderse de sus enemigos y asumir la guerra mediática en todas sus circunstancias y consecuencias. En este sentido se impone impulsar de una vez por todas la Guerra Popular Comunicacional o Misión Comunicación concebida en los términos de la incorporación masiva del pueblo al quehacer comunicacional, multiplicando y diversificando los canales expresivos populares y alternativos a fin contrarrestar el nocivo mensaje mediático golpista y desestabilizador.
Y, así mismo, en el caso concreto de Globoterror, estimular la mayor movilización social, de tal forma que la diversidad y pluralidad de grupos y movimientos sociales que conforman el universo social popular venezolano se haga presente en las calles y ante el Tribunal Supremo de Justicia, respaldando el Recurso de Amparo introducido ante esa instancia jurisdiccional por el Frente Nacional Bolivariano de Abogados y reclamando y exigiendo las sanciones que correspondan a la contumacia y grosera impunidad de esta empresa mediática, transgresora de todas la leyes y reglamentos que rigen la materia
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