Sabino es un asesino y un cuatrero, aunque no sabe como pudo tirotearse a sí mismo sin escopeta ni chopo; y cómo pudo robarse unas vacas que nunca conoció.
Sabino es un privilegiado del mundo civilizado. Ha sido juzgado en tiempo récord, no como muchos que tienen que esperar más de 10 años para recibir su sentencia.
Sabino es un yukpa renegado y cimarrón que se niega a ser un obrero asalariado de las minas de carbón, pertenecientes a las trasnacionales del imperialismo. Sabino es un criminal porque quiere hundir sus dedos curtidos en la madre tierra para hacerla parir los cereales.
Sabino no tiene compón, y no ha querido ser un súper cacique, primo de súper man. Sabino es medio tarado, no entiende que ahora la dignidad de cacique la traen los súper ministros indígenas en su pomposidad civilizada. Sabino es tozudo, se empeña en no querer ser un cacique caraqueño, y se empecina en seguir siendo el cacique de su pueblo, llevando en su frente el título dado por su pueblo. ¡Qué porfiado es Sabino!
Por porfiado está preso Sabino, el juez ha sido en su caso más veloz que el jamaiquino Usain Bolt. Y es que el Sol ha tostado la piel y el entendimiento de Sabino, ni siquiera tiene habilidades de adivino, de haberlas tenido hubiese podido adivinar que las trasnacionales son muy poderosas, que su poder va más allá de los gobiernos, y de los Estados. Y por supuesto ese poderío va más allá que el deseo de un puñado de yukpas renegados que se niegan a morir separados de su tierra.
A lo mejor Sabino en su encierro, por obra y gracia de la justicia corporativa, no llegue aprender a jugar ajedrez, pero quizás aprenda a jugar monopolio, y en un golpe de suerte, pueda mandar a la cárcel a las trasnacionales, y a sus lazarillos del carito rojo.
Ay sabino cuándo aprenderás
A no meterte con los ricos
Que a la sierra van sin mirar pa’ tras
Negra el alma, negro el pico.
tutas13@yahoo.com