El título de este escrito lo tomé de una excelente amiga que hacía referencia a la llamada "Fuga de Cerebros". Desde hace un par de años nos han bombardeado por todos los medios con noticias de profesionales que se van del país buscando mejores condiciones laborales. Pero lo relevante de este asunto es que sin estadísticas, ni investigaciones, ni datos de migración se atreven a lanzar la matriz de opinión que los mejores profesionales, intelectuales y académicos se han ido del país. Al igual que a mi amiga me escandalizan tales afirmaciones pues es un irrespeto para con los profesionales, intelectuales y académicos que se encuentran dando lo mejor por el país y representan un capital humano valioso. Los que se fueron no son los mejores. Solo son aquellos que no creen en el país, los que buscan el dinero fácil, los que perdieron su arraigo identitario.
Los que se han quedado aportando en laboratorios, universidades, empresas, educación, esos son los mejores pues aún con la crisis que atraviesa el país, valientemente, afrontan los retos del futuro. Son los docentes que cada día forman a nuestras juventudes, son los científicos que día a día innovan y redefinen sus investigaciones desafiando la carencia de insumos y el poco financiamiento. Los mejores son los profesionales que, a pesar, de los salarios deprimidos y la alta inflación todavía realizan sus labores tanto para la empresa privada como para las instituciones del Estado. Entonces no es cierto que los que se han ido del país son los mejor formados y los más capaces. Estos miles de profesionales, intelectuales y académicos que se encuentran en el país esperan una política educativa, científica y laboral que los redima. Solo con mejores salarios, políticas sociales, inversión científica, inversión educativa lograremos que esos miles de venezolanas que se encuentran en el país y que apuestan por una mejor Venezuela sigan dando lo mejor y contribuyan con potenciar los cambios que necesitamos. El gobierno ha negado esta posibilidad y ha visto en estos compatriotas unos enemigos que hay que someter. No, en cualquier país del mundo que se enrumbe hacia su soberanía e independencia se debe contar con estas personas pues serán los que garanticen con su formación y capacidad la liberación de las ataduras de la dependencia de los centros hegemónicos. El gobierno debe rectificar y clarificar una visión que permita que los profesionales, intelectuales y académicos desplieguen sus capacidades. No es ahogándolos y cerrándoles los espacios que logrará incorporarlos a los ejes diseñados para lograr la descolonización de nuestro pueblo. Por el contrario, debe establecerse una política para que los profesionales, intelectuales y académicos del país tengan lo necesario para fortalecer su labor y lograr la mayor suma de felicidad, es decir, el Buen Vivir a que hacia alusión el Comandante Chávez.
Johnny Alarcón Puentes.
Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.