I
Recientemente (22 de noviembre de 2019) ingresó formalmente a la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, sita en la ciudad de Caracas, su capital, el investigador larense Dr. Reinaldo Rojas, nacido circunstancialmente en Caracas (1954) a la que siempre ha estado ligado, ya que si bien es natural de la comunidad Eneal, municipio Crespo, vía Duaca, estado Lara, donde aún tiene hogar; buena parte de su formación académica de alto nivel la hubo de realizar allá (Universidad Santa: Especialización, María Maestría y Doctorado en Historia económica y Social de Venezuela, de la mano de grandes investigadores sociales como: Federico Brito Figueroa, Miguel Acosta Saignes, Eduardo Arcila Farías, Ramón Tovar y otros). Una vez concluidos sus estudios de Profesor en Ciencias Sociales, Mención Historia en el entonces Instituto Universitario Pedagógico Experimental de Barquisimeto, IUPEB, en 1977, como saber común entre quienes hemos sido sus alumnos y admiramos su trayectoria intelectual, aunque hoy mantengamos diferencias política-partidistas.
En caracas también ha desempeñado labores docentes (Universidad Santa María y José María Vargas, igualmente ha sido tutor y jurado de tesis doctorales en la Universidad Central de Venezuela), además actuó durante unos tres años como Jefe de Despacho y/o asesor del Ministerio de Educación Superior en la época cuando el Dr. Luis Acuña, un profesional de la llamada "Ciencia dura" que es la Física estuvo al frente de la políticas educativas de Chávez y que luego de ser reelegido a la gobernación del estado Sucre sorprendentemente renunció y ahora vive en Canadá.
II
En su discurso de incorporación a la ANH, breve y contundente pero con ribetes filosófico-políticos oposicionistas, abordó algunos aspectos inquietantes de la historia actual e inmediata que, en lo personal nos hizo recordar el título de un viejo libro cuyo autor se nos escapa de momento: "Uso y abuso de la historia" dado que, en sus palabras, el poder político nacional "ha venido imponiendo su verdad y descalificando a quien le parece ajeno a su ideología o a su visión de la historia"; al respecto los eventos más recientes referidos críticamente fueron dos:
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el cambio de nombre del estado Vargas, rendía homenaje al eminente médico, científico natural y educador que además fuera albacea testamentario de su excelencia El Libertador Simón Bolívar y encargado por éste para realizar la reforma estatutaria y curricular, digamos, de la Universidad Real y Pontificia Universidad de Caracas comunicándole una a esta institución piñonera una dimensión resaltante en la ciencia experimental, hasta entonces inexistente;
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y (b) el otro evento fue el cambio de nombre de la Parroquia Juan de Villegas, municipio Iribarren, cuya capital es Barquisimeto; señaló que históricamente es innegable que ese oscuro personaje fue fundador de esta ciudad, lo cual simbólicamente constituye el principal vínculo con la tradición hispánica, en torno a lo cual hace algunas advertencias (Sánchez, Pacífico, 2019, noviembre 22, "Dr. Reinaldo Rojas: Un historiador debe aportar a la sociedad elementos sobre su pasado, para comprender el presente y actuar sobre el futuro". Elimpulso.com).
Así, llamó la atención sobre la actitud crítica que debe tener el historiador profesional respecto a los discursos y prácticas realizados desde el poder político (con ello suponemos alude a los actuales poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial o Electoral, la FANB y el PSUV); sin embargo, es de lamentar que el distinguido profesor e investigador no incluyera en su discurso de incorporación a la ANH también una crítica a otras instancias de poderes constituidos, principalmente referidos a los sectores económicos y políticos nacionales oligárquicos vinculados a factores externos; responsables directos por sus jugadas geopolíticas y estratégicas, de que Venezuela hoy padezca estos "dolores de parto" que han hecho renacer la soberanía y la independencia. Pero eso es algo que al parecer no se le puede pedir a la ANH venezolana.
III
En el párrafo 6 del Discurso de Incorporación a la ANH titulado "Nación sin nombre", ¿qué no es ya negar la pertinencia de la República Bolivariana de Venezuela que él firmara como constituyente en 1999?; discurso por cierto y de confiar en la fuente electrónica citada supra, cuyo estilo se asemeja más a "un suelto periodístico" que a una pieza científica o histórica-literaria tradicional con aparato de citas a pie de página que según Cervantes Saavedra en las palabras iniciales a El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, corresponde en estos casos; sin embargo de acuerdo con Vladimir Nobokov (en "Curso de Literatura Europea", ediciones B, S. A., 1997) los buenos escritores suelen discurrir con imaginación y memoria, precisión poética e intuición científica con proposiciones apofánticas guiados por el propósito de aleccionar en modo subjetivo sobre ciertas dimensiones de lo real que requieren amplia dilucidación ("Buenos lectores y buenos escritores", Pp. 23-30); así en ese texto se observa que Don Reinaldo Rojas establece su deslinde más contundente con la denominada por él mismo "Nueva Historia Oficial".
Un asunto de historia inmediata o actual, dirían los cultores de esas nuevas corrientes historiográficas, terreno donde hoy escarban con prevalencia disciplinas colaterales a la historia como la Politología, la Psicología Social o la Sociología misma, entre otras; y ese aspecto da ocasión a Rojas para sugerir al final de su "Discurso … " que, así como "desde el poder" vienen cambiando los nombres de entidades federales, estado y parroquias; "Un día de estos que amanezca más temprano" (Reinaldo Armas, dixit) Venezuela ya no tenga ese nombre.
El sarcasmo de "Una nación sin nombre" nos hizo recordar una vieja película policiaca: "Nombre Código Águila", Águila también fue el título de la más reciente columna del presidente del Centro Nacional de Historia Alexander Torres Iriarte para Últimas Noticias (Domingo, 22 de diciembre de 2019) donde destaca la importancia de la dialógica social y la cooperación nacional e internacional en función de defender el Estado-Nación Latinoamericano y Caribeño, reafirmando los nombres y procesos identitarios; así señala que: "En la Batalla de Ayacucho derramaron su sangre peruanos, venezolanos, ecuatorianos, neogranadinos, bolivianos, argentinos, chilenos, mexicanos y españoles amantes de la libertad. Los sembradores de la guerra entre nuestroamericanos hoy no podrán borrar nuestra historia que hace casi dos siglos luchamos juntos contra un imperio decadente. Actualmente la disputa es contra el injerencismo gringo. Juntos es posible" (p. 21).
Cambiar el nombre a una entidad política-administrativa se puede hacer y hasta es posible que sea necesario, adujo el apreciado académico Rojas, porque se impone desarrollar en el pueblo la conciencia histórica, tal vez como "lugares de memoria", pues, un epónimo debe reunir ciertas condiciones éticas. A saber, modelar valores como la "honestidad, responsabilidad, espíritu de sacrificio, bondad, saber, creatividad; debe servir de ejemplo para el resto de los ciudadanos" (ob cit). Indudablemente, compartimos con el historiador referido que el general José Félix Ribas cumplió sobradamente esas condiciones, pero, contrariamente, el conquistador Juan de Villegas, estuvo muy lejos de tales principios. Es fama que fue un sanguinario. No es alguien digno de imitar.
¿No es modelo más bien la guerrera Ana Soto en la parroquia que ahora lleva su nombre? Esa figura ahora reivindicada para formación de una nueva conciencia histórica, referencia femenina de una nueva ciudadanía; alguien con gran dignidad que nos da sentido de pertenencia: es parte del imaginario indígena, que en algunas obras del Dr. Rojas describe con gran nivel argumentativo y documental (Historia Social de la Región de Barquisimeto, 1530-1810, ANH. Caracas. 1995); ello supone realizar una revisión crítica de la historia-conocimiento con fines de incrementar la pedagogía cívica pero muy cuidadosamente, ya que esas referencias:
"… nos llevan a esas simbologías que nos identifican y nos hacen ser parte de una comunidad determinada" (ob cit) pero Rojas censuró la pretensión de "Eliminar la presencia hispana de nuestro imaginario político nacional tratando de activar la solidaridad con el vencido, que es el indígena y su cultura" (ob cit,. Párrafo VI).
IV
Vieja discusión esa que en lo personal nos hace recordar al desaparecido investigador larense Pedro Pablo Linares y su propuesta de Etnohistoria del estado Lara; por cierto fue abordada en XV Congreso Nacional de Historia Regional y Local y 1er Congreso Internacional de Historia también recientemente realizado en Barquisimeto (del 20 al 23 de noviembre de 2019) de hecho, en la inauguración del mismo el alcalde de Iribarren abogado Luis Jonás Reyes Flores resaltó la participación popular de la comunidad del oeste barquisimetano en el proceso del cambio de nombre de la tradicional área que recordaba al fundador de Barquisimeto pero que Rojas denuncia como un evento cerrado e impropio, porque la consulta debió ser abierta a todos los habitantes del estado Lara (¿); por cierto con ello viene a coincidir con lo propalado por los sectores políticos opositores.
V
En cuanto al imaginario y la cultura africana, tema tratado por Reinaldo Rojas en su libro "La rebelión del Negro Miguel y otros escritos de africanía", precisamente a principios del mes de noviembre de 2019 se hubo de celebrar en Caracas el I Congreso Internacional de Afrodescendientes, al respecto Rosa Peña, de una comunidad del estado Carabobo, destacó:
"Nada estamos haciendo dentro de los movimientos, formándonos, informándonos, compartiendo, si no se llevan a las escuelas realmente los cambios fundamentales", destacó que con este evento Venezuela va a "ser otra en cuanto a lo que implica la concepción de autorreconocimiento y la identidad nacional. Nos ofrece la oportunidad de demostrar lo que tenemos años haciendo y que aparentemente no existe: Nuestra cultura" (Kirian, Scarlett, 2019, noviembre 12. "Afrodescendientes crearán conciencia en las aulas para mermar el racismo", en: Diario VEA. Caracas. P. 5).
Por su parte Saren Maliko, de la organización Grandir (Crecer) en París, Francia, precisó que participar en la asamblea es la manera de intercambiar historias, así como para fortalecer la unión de los continentes. "Es necesario que esto no se quede en el aire; es un primer congreso importante para seguir, y que se creen enlaces con los otros países. Tenemos que difundir nuestra historia y nuestra cultura", indicó. Subrayó que es fundamental inculcarles a los niños y a las niñas su descendencia, para que no pierdan su identidad. "No dejen a los jóvenes de lado, explíquenles, desde que están pequeños, cuál es su historia, su tradición, porque cuando crezcan podrán decir de dónde vienen", enfatizó. Finalmente, la nota señala que "Es de destacar que en el congreso participan 500 delegados, de los cuales 100 son extranjeros y 400 nacionales, con el propósito de establecer acuerdos para la erradicación del racismo estructural" (ídem, Ob cit).
La nueva perspectiva historiográfica impulsada desde el Centro Nacional de Historia y otras instancias nacidas al fragor del desarrollo de la Revolución Bolivariana han venido tomando cuerpo, tanto desde las comunidades como en otros espacios de docencia e investigación y son divergentes con las posturas de las de la Academia Nacional de la Historia. Así son las cosas, que diría "Chivo Negro" Oscar Yánez.
Finalmente, el posicionamiento ontológico, epistemológico y axiológico o ideológico-político de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela nos hace recordar también al famoso "Batallón sin Nombre" que en 1813 en las cercanías de Barquisimeto (¿) que teniendo todo el equipamiento para defender el territorio de la república en horas de aprieto no lo hizo, se rindió; entonces El Libertador los degrada púbicamente quitándole todos grados militares y la insignia o bandera, pasaron pues a llamarse "El Batallón sin Nombre", por ser la vergüenza de la república.
Sostienen las crómicas que Simón Bolívar les espetó que tendrían que lavar su honor en el campo de batalla y los puso en la formación central en la Batalla de Araure que él mismo dirigió con furor y arrojo asombroso, batiéndose cuerpo a cuerpo con los realistas; fue tal la valentía de estos guerreros que al coronar la victoria una vez que hubieron de neutralizar y quitar al enemigo de sus armas y pertrechos, ello peleando ferozmente con solo cuchillos y palos el 5 de diciembre de 1813; ya el 6 pasaron a llamarse "Batallón Vencedores de Araure" por decisión de El Libertador en el campo de batalla mismo… Un evento que esperamos puedan emular algunos hoy en el campo civil y militar, ¿será posible?