¿Es realizable la Educación a distancia y Cada familia una Escuela?
Comienza un "Nuevo año escolar 2020-2021" el entrecomillado es deliberado pues todo presagia que las limitaciones ocurridas en la culminación del año escolar anterior se magnificaran en este año escolar. A ojos cualquier observador, la situación del país ha empeorado y esto se reflejara irremediablemente en el deteriorado sistema público de enseñanza.
Oficialmente las actividades comenzaron en educación primaria el 16 de septiembre y el 1 de octubre en media general y profesional, bajo una modalidad ya ensayada en la etapa final del periodo escolar 2019-2020, bajo el nombre de: "Cada Familia una Escuela"
En Venezuela para el año 2018 existían aproximadamente 24.000 instituciones educativas públicas y 5000 privadas con aproximadamente 7.600.000 estudiantes (1), ha esto hay que sumarle una cifra aproximada de 300.000 docentes para el 2019 según afirmaba la Federación Venezolana de Maestros; asumiendo las cifras de CONATEL un 40% de la población Venezolana no tiene acceso constante al servicio de internet, esto es una dificultad añadida a todo esfuerzo pedagógico basado en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), fundamental en la formación no presencial, sobre estos elementos hablamos el 12 marzo de este año en el trabajo "¿EN VENEZUELA, SE PUEDE DAR EDUCACIÓN A DISTANCIA? (2)
El proceso enseñanza-aprendizaje presencial es insustituibles, las dinámicas e interacciones que ocurren entre el maestro y sus estudiantes en el trabajo diario de aula es de un valor fundamental, jamás un estudiantes de medicina logrará adquirir las habilidades del diagnóstico clínico a través de un tutorial de YouTube, necesita de la práctica constante con pacientes bajo la supervisión y el dialogo de su profesor. Esto no niega por supuesto el valor de la tecnología educativa, de las telecomunicaciones y la información, pero la relación directa maestro-estudiante no se puede sustituir.
Obviamente, la expansión del virus del COVID 19 en el país supone un grave riesgo, las necesidades logísticas para el saneamiento constante de aulas e instalaciones, la situación del transporte público hace impensable por los momentos llamar a las aulas de manera presencial, además ni docentes y estudiantes hubieran acudido a las escuelas.
Suena bonito pero encubre una triste realidad "Cada familia Una escuela"
Si cada familia venezolana es una escuela, tendremos entonces escuelas para pobres y escuelas para burgueses.
La composición de las clases sociales en Venezuela y la realidad de cada clase pesara sobre ellas, mientras la burguesía comercial importadora venezolana que ha logrado refugiarse en el negocio de los Bodegones, las contrataciones que aún se pueden hacer con el estado y el comercio dolarizado, podrá pagar una educación de calidad para sus hijos, con acceso a internet de alta velocidad, pagar profesores privados por internet o a domicilio, tareas dirigidas, asesorías libros, etc. La burguesía venezolana y sus amigos podrán hacer que sus hijos crucen el desierto de la educación a distancia venezolana en un vehículo 4x4 con aire acondicionado y chofer.
Los hijos del pueblo y la clase obrera venezolana tendrán una "Escuela familiar" para pobres, sin recursos, sin TV, ni internet, si Smartphone sin "OpenEnglish" sin Zoom, sin teleconferencias, sin tutoriales de YouTube, sin agua, gas, luz, o comida. He aquí el porqué de la irrealidad de delegar en la familia la responsabilidad única de la educación, no porque la familia debe sustraerse del deber de educar a los hijos; sino porque muchas familias del pueblo ven en la escuela una posibilidad de superación y formación pues por sus propios medios no pueden, los hijos dela clase obrera caerán sofocados en el desierto de la educación a distancia venezolana.
Desde la expansión de la educación pública con el Gobierno de Medina Angarita (1941-1945) la educación pública de calidad, supuso un mecanismo de superación concreta de la clase obrera venezolana, fue una conquista y un avance progresista. Corremos el riesgo de perder eso.
¿Qué se puede hacer?
Peor que dar clases a distancia es abandonar totalmente a los jóvenes venezolanos en el esfuerzo educativo, pero también hay que asumir que en estos años ocurrirá un fenomenal bajón en la calidad educativa, que será necesario en algún momento posterior a la pandemia superar; con programas de nivelación académica y de refuerzo aquellos contenidos que se imparten de manera no presencial y que corren un grave riesgo de no ser asimilados de manera correcta.
Todo docente venezolano sabe muy bien que el Plan Cada Familia una Escuela que se aplicó en el intimo periodo del año escolar 2019-2020, supuso una caída abismal en la calidad educativa, pues los docentes no estaban preparados ni capacitados para trabajar en mecanismos de educación a distancias, muchos carecían de los elementos y condiciones materiales para trabajar a distancia: Salarios de 3 a 4 dólares, carencia de computadoras, teléfonos inteligentes, internet, líneas telefónica, además muchos estudiantes también carecen de esos mismos elementos y condiciones; maestros y alumnos junto a la totalidad de la clase obrera venezolana padecen de las más fenomenal crisis social que ha vivido este país desde la Guerra de independencia.
De marzo a septiembre las condiciones reales de país han empeorado y esto hace ver que este año escolar a distancia 2020-2021 se desarrollara en condiciones peores a las que se desarrollaron en el último periodo del año escolar pasado; por lo tanto si se quiere hacer "control de daños" o minimizar los efectos de la pandemia en el campo educativo es necesario dotar a los docentes y estudiantes de aquellos elementos materiales para desarrollar el proceso educativo en la mejor condición posible dentro a pesar de la pandemia y la crisis.
La deserción en la plantilla de docentes también ha sido muy grave, los bajos salarios, la crisis económica la emigración ha llevado a caídas que oscilan entre el 30 a 40% del personal docente, ahora hay menos docentes en el sistema educativo.
Aunque el programa de distribución de computadoras portátiles "canaimita" distribuyo hasta 7 millones, además de tablets, esto no es suficiente, cada año hay nuevos estudiantes y cada año es más difícil adquirir por medios propios computadoras, o sea es necesario dotar aun a millones de estudiantes y a miles de docentes de equipos de computación.
El 40% de la población venezolana carece de conexión a internet domiciliario y este porcentaje aumenta en razón proporcional a la condición material de vida, es decir ¡Mientras más pobre se es, menos internet se tiene! Y esto vale tanto para docentes y alumnos.
Es urgente ampliar la conexión a Internet, ampliar las zonas de cobertura de WiFi gratuito dotar a docentes y alumnos con conexión fija a internet o portátil (BAM); es necesario dotar a los docentes de teléfonos inteligentes con conexión a internet, y a precios preferenciales y subsidiados, pues las tarifas comerciales de internet superan astronómicamente el monto del salario mínimo nacional.
Con la educación a distancia se corre el riesgo de descenso en la calidad educativa, cuando esta educación a distancia se hace sin los elementos materiales necesarios la caída de la calidad está más que asegurada.
¿Podrá el estado venezolano crear las condiciones materiales necesarias para asegurar el satisfactorio desarrollo del plan Cada Familia una Escuela?
¿Fuera de las declaraciones grandilocuentes del Ministerio del Poder Popular para la Educación, cual es la prioridad del gobierno nacional, la educación o la supervivencia política?
¿Las debilitadas arcas estado venezolano que lleva años otorgando exenciones fiscales a la burguesía venezolana y foránea, que ha reducido su capacidad de explotación y exportación petrolera, tendrá los recursos financieros para las necesidades concretas de la educación a distancia?
Las posibilidades del plan Cada Familia una Escuela dependerán de solventar necesidades materiales concretas; el que Simón Rodríguez diera clases debajo de un árbol a finales del siglo XVIII y Principios del siglo XIX, no significa que sirva para el siglo XXI.
Fuentes bibliográficas
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