Periodistas y editores

Hoy concluyen dos reuniones paralelas sobre periodismo y medios de comunicación; de periodistas una, y de dueños de periódicos la otra. No es la primera vez que las vemos en Caracas. En octubre de 1974, convocado por la Asociación Venezolana de Periodistas, se celebró el Encuentro Latinoamericano de Periodistas para mostrar su solidaridad con Chile a poco del golpe militar, y tuvo como invitado especial a Julio Cortázar, y en paralelo se reunió la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa.

Durante un tiempo coexistieron en reuniones de la SIP.

Su tercer congreso, por ejemplo, se celebró en Caracas en 1945 y sus directivos fueron los dirigentes de la AVP. Pero parece que ese matrimonio no podía subsistir, a menudo emergían intereses opuestos, y llegó un momento, en 1950, cuando los editores de la prensa lograron mayoría y aprobaron un estatuto para que predominaran los propietarios, como hasta hoy.

De manera que no resultaron novedosas estas reuniones paralelas, y menos aún la existencia de organizaciones nacionales y continentales de periodistas y de dueños de medios. Una cuestión trascendente que siempre nos ha separado es la distinta concepción sobre la libertad de prensa, pues mientras la SIP sólo la examina según esté, real o supuestamente afectada por los gobiernos, como si este fuese el único factor capaz de restringir y hasta de eliminar esa libertad, los periodistas tenemos una concepción más amplia. También otros factores, como el económico, pueden presionar y limitar las libertades de informar y de opinar. En 1961, por ejemplo, Venezuela vivió un hecho que mostró todo el poder de las grandes empresas para coaccionar a un diario y obligarlo a cambiar director y su línea editorial. El libro Todo un País en defensa de un periódico recoge parte de esa historia.

Hay otra cuestión importante que nos divide. Si es cierto que muchos editores se preocupan por la ética periodística porque sus medios cumplan las normas más universales, no parece ser ese el criterio que domine entre la mayoría de los afiliados a la SIP. Me atrevería a invitarlos a que mostraran sus actas de tantas reuniones suyas para ver si las cuestiones de la ética tan violada por tantos de sus afiliados alguna vez le han llamado la atención, y si el respeto a la verdad sigue siendo norma fundamental en el hacer de la mayoría de sus periódicos.

Habrá que sumar las diferencias de orden político. ¿Cuántos de sus medios no estuvieron al lado de la dictadura de Pinochet y de tantos otros dictadores de América Latina? Pero esperemos a conocer las conclusiones de una y otra reunión, que podrán leer en nuestra edición de mañana. Y, ojalá, en otros medios.


En México
se reunió hace poco la Federación Iberoamericana de Ombudsman (FIO), defensores del ciudadano, y seguramente su más importante decisión fue declarar que EEUU es el mayor violador de derechos humanos. El presidente de la FIO declaró que "Es el único que delinque y que es inmune, no se acoge a ninguna organización, convención o tratado internacional en el que pueda comparecer como acusado". Y sin embargo se erige en juez mundial de los derechos humanos.


Posiblemente
la reciente reunión de los presidentes de Venezuela y Brasil ha sido la de mayor compromiso por la integración suramericana; Lula fue enfático como nunca, "con o sin problemas es irreversible", y explicó a Chávez la propuesta de crear el Consejo de Defensa de Suramérica. ¿Cómo creen ustedes que cayeron estas noticias en Washington?
Todavía se escuchan
ecos del "Concierto por la paz", al que le faltó aclarar que se hacía por la paz en Colombia, que es el único país de América Latina con una guerra interna, que se extiende por más de medio siglo. Todo lo demás fue intención política e intereses de empresarios.


Si la mano de EEUU
está metida en los propósitos de boicotear las Olimpíadas de Beijing, como lo hicieron con las de Moscú, China tiene demasiados dólares en sus reservas para hacer aullar a la debilitada economía estadounidense.


Uno no sabe dónde
se meten tantos opinadores, articulistas, expertos y analistas que no disimularon su alborozo cuando Pdvsa fue demandada en tribunales del exterior, y guardaron un extraño silencio después que la petrolera venezolana obtuvo tan resonante victoria sobre Exxon, la más poderosa transnacional del mundo.


Los pobres en las universidades

C asi inadvertida pasó la tesis doctoral La exclusión de los pobres de la educación superior, de Eduardo Martínez Gil, luego de ser aprobada con méritos en la Universidad Simón Bolívar en 2003. Una profunda investigación demostraba su tesis recogida en el título, y no obstante la gravedad de sus conclusiones no generó mayores reacciones, pero bastó que aquí comentáramos sobre su contenido, exactamente hace tres años, para que se produjeran las más diversas opiniones.

Como el tema se ha actualizado a propósito de la discusión sobre el sistema de ingreso a las universidades, y parece que en reciente reunión los rectores estuvieron de acuerdo en que subsiste la exclusión y que, para nuestra sorpresa, hay sectores estudiantiles que defienden los injustos sistemas de ingreso vigentes, quiero recordar algunas cifras reveladoras de un oscuro panorama que apenas ha cambiado.

Tomemos dos universidades, la UCV y la USB. En la Central, en 1981, 65,19% de sus estudiantes eran egresados de los liceos oficiales y 34,75% de los colegios privados; casi 20 años después, en 2000, esas proporciones habían dado un vuelco, de los liceos sólo ingresó 22,45% y de los colegios 71,24%.

Esa disparidad se reforzaba porque de los niveles socioeconómicos de más altos ingresos (A y B) en 1981 entró 25,58% y de los niveles mas pobres (D y E), 21,77%, pero sucede que en 2000 se había acentuado la inequidad: mientras de AB entraba 53,29%, de los pobres (DE) sólo ingresó 6,59%. Dramática esa realidad, pero conmovió a pocos.

Pueden imaginarse lo que ocurrió en la USB, con fama de ser elitesca. En 1981 ingresó 42,32% desde los liceos y 57,68% de los colegios; de ellos, 51,61% del sector rico o pudiente (AB) y 13% de los pobres (DE).

Casi 20 años después, en 1999, en la USB se inscribió desde los liceos apenas 8,89% pero de los privados ingresó 84,07%. Desde el punto de vista socioeconómico, la desigualdad fue mayor: 74,45% eran de extracción social alta, mientras ¡apenas 0,93% era del sector D y ninguno del sector E! Tales desproporciones, con sus variantes, se repetía en todas las universidades, e incluso en los institutos militares.

Por supuesto, a esta fecha han mejorado las proporciones a favor de los antes excluidos, pero sigue existiendo una odiosa disparidad que sólo se corregirá con un sistema de inscripción que no discrimine y que sea justo. Por ejemplo, si se estableciera este año que del medio millón de bachilleres que egresan, incluidos 210 mil de la población flotante, al menos 65% debería ser de los liceos públicos, como reflejo de su población de egresados y flotantes 2008.


edrangel@cadena-capriles.com


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Eleazar Díaz Rangel

Periodista egresado de la UCV. Ganador del Premio Nacional de Periodismo y menciones en diversas especialidades. Es Director del diario Últimas Noticias desde el año 2001. Profesor titular jubilado de la universidad central de Venezuela, cuya escuela de comunicación social dirigió (1983-86). Presidente de VTV 1994-1996. Presidente de la asociación venezolana de periodistas.

 edrangel@grupo-un.com

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