Claro de Tierra

Renta petrolera

Recientemente, en un foro sobre la emancipación social y la reforma del Estado, promovido por el Centro Internacional Miranda (CIM), Roland Denis, en su ponencia, donde fustigó implacablemente al Estado venezolano, por las características que lo hacen un gigantesco obstáculo para el desarrollo del poder popular, se refirió a los Estados de los países europeos, señalando que muchas de las ventajas democráticas que ofrecen, además de ser producto de las luchas de las clases trabajadoras de Europa, son también el resultado del margen de maniobra que aquellos países derivaron de la explotación de sus colonias de ultramar, entre las que estuvimos nosotros.

En otras palabras, Europa puede haber avanzado en un conjunto de reformas democráticas, gracias a que su economía se nutrió del saqueo de las riquezas naturales de sus colonias y la explotación esclavista de nuestras poblaciones, con lo cual pudieron amortiguar las condiciones de explotación de sus propios trabajadores. Pero, Denis acotó que ése no era nuestro caso, es decir, que nosotros no hemos obtenido ganancias de carácter colonialista.

Pues bien, eso es cierto sólo relativamente y debe aclararse, porque puede significar una deficiente comprensión de la naturaleza de nuestra economía y nuestra organización política y afectar el enfoque del proceso revolucionario bolivariano. La renta petrolera tiene semejanza con la succión colonial de riquezas operada por Europa sobre América, pero ahora se trata de la succión de recursos a la economía de los países industrializados que nos compran petróleo.

Si recordamos que el enriquecimiento de las clases dominantes de los países capitalistas industrializados proviene de la plusvalía producida por sus clases trabajadoras, la renta que nos pagan por ser nosotros dueños del recurso petrolero para ellos indispensable, es una tajada que les arrebatamos de esa masa de plusvalía. Esto explica la constante presión que ejercen sobre nuestra economía, para recuperar esos recursos, que se manifiesta en la búsqueda de ganancias comerciales, intereses de la deuda y utilidades de sus inversiones.

Es cierto que la valorización de las materias primas actual ha mejorado los términos de intercambio comercial entre países industrializados y no industrializados, favoreciendo nuestra recuperación económica y retornando una fracción de lo que nos han saqueado secularmente, no obstante, las relaciones entre las economías, en un ambiente capitalista, no se rigen por criterios de justicia o moralidad, sino por leyes inflexibles, que debemos tener siempre presentes, so pena de no entender la dinámica en que estamos envueltos, cuyo carácter es lo que necesita transformar la revolución bolivariana. Con su giro decidido hacia el socialismo.

Caracas, 19-12-06



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Luis Vargas


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