Apreciado Nestor:
No imaginarás que pretendo defender a Roland, creo que él lo sabe hacer por cuenta propia; siendo que además, que creo al igual que tú, que algunas de sus proposiciones son un tanto Quijotescas (que no infantiles, como tu le llamas), pero le otorgo otras razones por la sencilla razón de que el gran movimiento popular que le ha dado el gobierno a nuestro presidente, ha carecido de una sustancia ideológica concreta; lo que hace casi imposible que se establezcan debates de altura, además de que en estos últimos 10 años, hemos vivido un proceso electoral permanente; y esa ha sido la prioridad que ha logrado que se difieran importantes aspectos del proceso.
No conozco personalmente a Roland (un par de encuentros no definen esa categoría), pero a ti si creo conocerte un poco, por lo menos a partir de la experiencia política que me comprometió con el PRV-FALN; creo que tu agudeza política, litigante (en el buen sentido de la palabra) y aguda, te ha llevado a magnificar desproporcionadamente lo que considero una propuesta de Roland, no un producto intelectual acabado.
Voy a tomarme la libertad de citar un fragmento de un artículo publicado por J. Biardeau en este mismo portal (¡Que viva Simón Rodriguez! Ni Leniun ni Betancourt. Por: Javier Biardeau .Aporrea.org. Fecha de publicación: 18/02/1) cuando interpreta a Gramsci:
Hay que aligerar la carga de los llamados “intelectuales”. No podemos hacer fuerza para apalancar a los sacerdotes del “Capitalismo de Estado” o del “Socialismo de Estado”. El Estado genera sus propias supersticiones para auto-reproducirse. Una de ellas, instituir la más pesada alienación política . De ser servidores de los intereses públicos, se convierten en dominadores incontrolados. Mentalidad de funcionarios de partido y aparato, una verdadera casta de capataces políticos, con sus látigos y incentivos.
Los intelectuales han sido cuna de muchas “Nuevas Clases” (Goldner dixit ). Elegir desmantelar evidencias incontestables comporta riesgos, así como aburrirle la fiesta a los poderosos, a quienes aspiran en su lecho imaginario a gobernar-nos sin fin , en vez de crear las condiciones para el auto-gobierno de masas . De eso trata la democracia participativa y protagónica: Impedir que nos gobiernen nuestras vidas .
Te recuerdo entonces las palabras de una joven en un encuentro muy reciente del GPP con el presidente Chávez (Lorena Freitez...Tiuna el Fuerte), ella expresó (palabras más palabras menos, pero con mucho aplomo y respeto); No queremos lineamientos desde arriba ni de ninguna comisión promotora… queremos participar.
Esa es, a mi entender, la clave del discurso (y entiendo discurso, en este caso, como el enlace social del lenguaje político) de Roland.
El aspecto metafísico vinculado al apoyo al presidente no es de mi área de conocimiento puesto que no creo en el dios de los cristianos ni en ningún emisario celestial que nos arregle la vida a los humanos; razón por la que no debatiré el asunto; pero puedo decir que en mi vida de viajero asociada a la práctica revolucionaria, pude observar como las comunidades le colocan velas a algunos íconos representativos de quienes han luchado intensamente por sus intereses; sin que esto los deifique de ninguna manera; es más una ACTITUD religiosa, que el ejercicio de una religión específica: es como un conjuro mediante el cual se proteja la vida de los seres amados.
El Colombiano Jaime Bateman Callón (ex líder carismático del extinto M 19) hablaba de ello y decía en una entrevista que : “si una persona es intensamente querida, inmensamente sentida, se ocasiona una cadena de afectos..esa cadena de afectos lo defiende del peligro, lo defiende de la muerte..lo vuelve casi inmortal..o por lo menos impide el que lo maten a uno, de repente..así nomás”. Paradogicamente, el muere en un momento cumbre de su vida política, víctima de un atentado y luego, fueron asesinados todos sus lugartenientes uno a uno.
Nos-otros, venimos de una práctica revolucionaria asociada a una “interpretación” del marxismo y no de una ortodoxia irreflexiva que justifica los fanatismos, que es una aberración sicótica de las sociedades. Es por eso que creo que tu respuesta ha sido desproporcionada..como si se tratase de alguien que está cuestionando el liderazgo del presidente (que no es el caso de lo que leo o interpreto en la entrevista a Roland).
Basta con que a alguien se le ocurra insinuar que el presidente se equivocó aquí o allá, para que se activen las alarmas de quienes creen que la crítica es un elemento destructivo o disociador.
No se si me tildarás de ultra-izquierda Nestor, pero creo, con toda convicción, que en estos años se ha estado apuntalando en Venezuela una práctica política fundamentada en la obediencia a ciegas; y como recordarás, esa práctica, sumada a otros factores profundos, de carácter ideológico y estratégico, fue la que germinó la disolución de la organización a la que pertenecimos.
En esos años en que fuimos derrotados militarmente (mucho antes de la aparición del hoy presidente Chávez) unos optaron, ante la decepción, por desarrollar proyectos personales (algunos muy buenos y si acaso filantrópicos), otros por continuar la lucha en otras latitudes en donde se avizoraban vientos de cambio; otros se apartaron de la lucha social y se reincorporaron luego a raíz del proceso que adquirió continuidad a partir de la llegada de Chávez; y otros han pasado al bando contrario (de nuestro movimiento..muy pocos); pero lo que nos dejó una profunda huella a todos, fue la corrosión que ocasiona la práctica irreflexiva de la militancia revolucionaria.
No hay un formato definitivo y elaborado del proceso venezolano, identificar cuales de los fundamentos del marxismo que podríamos adaptar a nuestra realidad es una tarea complicada, hace falta discutirlo, pero sucede que las actividades pragmáticas permanentes del PSUV, no permiten otra actividad que no sea el culto a la obediencia de las líneas que “bajan” de la dirección, aún cuando se supone que existe un mecanismo democrático para hacer llegar propuestas y críticas a las instancias superiores.
Algunos de los líderes naturales de las comunidades (y entiendo por comunidad todo, hasta gremios profesionales) son absorbidos por el poderoso aparato del estado y su incansable proceso electoral y pasan a ser funcionarios públicos que pierden con el tiempo su autonomía o representatividad, se convierten en políticos profesionales.
Ojalá que este comentario estimule la imaginación creativa para la transformación, y no la perversa cacería de brujas que algunos, a nombre de un supuesto revolucionariómetro, pretenden desarrollar bajo el manto del poder.
Espero un libro de tu autoría, como una canción urgente, como un trino interminable que ponga tu desenfadado talento al servicio de lo que pregonamos.
Soy tu amigo.
Salud!!!