Movimiento Popular: ¿instrumento del PSUV o al revés?

 “…yo creo que las organizaciones sociales […] tienen una naturaleza muy diferente a la de los partidos políticos […] son como dos espacios…”

(Chávez, en Entrevista por Televen del 22 de Enero de 2012, en el programa: “José Vicente Hoy” desde el Palacio de Miraflores)

Primero que nada, hay que entender el presente histórico y reconocer el enfrentamiento ideológico de dos concepciones de vida: Capitalismo Vs. Socialismo. De lo contrario, no habrá análisis de la realidad ni propuestas alternativas de transformación que valgan. Habrá sólo repetición de esquemas ideológicos del pasado.   

Estamos ante una crisis del modo de producción capitalista de carácter global y su lógica de terrible desigualdad e injusticia social, que afecta nuestra civilización y la sobrevivencia humana; amenazando incluso con bañar el mundo de sangre. Se evidencia lo que Istvan Mezzaro denomina, la crisis perfecta del capital. Es necesario participar por la lucha del socialismo contra el capitalismo. Hay que optar entre la vida y la muerte. La situación requiere definición. Los tiempos reclaman salir de la transición Gramsciana. No tomar partido entre el pasado oligarca y el futuro revolucionario, es no comprender el presente histórico ni las clases en lucha, lo cual, debilita la acción de los sectores populares y fortalece el poder dominante.

Es sabido que la efervescencia electoral y su dinámica, descubre las características de las opciones en pugna y sus contenidos ideológicos. Del mismo modo, deja ver ahora como un elemento adicional al ya existente tutelaje de las instituciones, la imposición de la lógica de los partidos al sector popular revolucionario.

La institucionalidad puede realizar un acompañamiento pero, en ningún caso, debe desfigurar el desarrollo natural de las organizaciones populares. Por ejemplo, las comunas deben autoconvocarse de abajo hacia arriba, con sus propias fuerzas y organización. Asimismo, “el papel del partido debe ser siempre instrumento de la voluntad popular, de la acción popular” (Chávez). Es decir, ceder al pueblo organizado, el protagonismo histórico de las grandes tareas. Estas experiencias deben estar fundamentadas en la reflexión que genera la práctica de la crítica y la autocrítica como instrumento irrenunciable, en una revolución, cuando es verdadera.

La acción del movimiento popular no puede ser usurpada por la lógica del Psuv ni tutelada por la dinámica de las instituciones de la revolución. Si se hace lo contrario, la historia pasara la factura, y cobrara bien caro, ese grave error.

Es obvio, que el movimiento popular afecta a los poderes constituidos. En tal sentido, las propuestas que abran pasó a la acción de cambio revolucionario, deben plantearse: ¿quién es el protagonista real de esta “revolución bolivariana”? 

No hay otro sujeto que “el pueblo pobre”: poder constituyente decidido a luchar desde los zócalos por la soberanía originaria, que le es propia, expresada en sistema asambleario (practica de la democracia participativa y protagónica). Lucha ésta que significa compartir el combate, ideas y conceptos con la diversidad articulada -desde lo cotidiano de la vida practica- en igualdad plena y respeto mutuo en torno al tema, de la dirección colectiva y la búsqueda de la patria socialista. Esto no se observa en la casi totalidad de las gobernaciones.

La subjetividad revolucionaria tiene el compromiso de recomponerse para escuchar y reconocer su voz política -libre de toda imposición o tutelaje- en función de consolidar nuevas correlaciones de fuerza que favorezcan la profundización del proceso bolivariano, definidas a mediano y largo plazo, y no, en el corto tiempo electoral. Esto sólo es posible, en el duro terreno del debate  en apoyo y sintonía con el líder indiscutible -Hugo Chávez Frías- sin contradecir los principios de la lucha revolucionaria ni entregar un cheque en blanco (Poder Obendencial=mandar obedeciendo).

Estamos en un momento clave. Sólo falta voluntad política, con sentido revolucionario para dinamizar en el pueblo, la energía inagotable del poder constituyente. Es mucho el avance acumulado por el “pueblo-masa”, en ese sentido. Hoy se habla de revolución y socialismo como un hecho común.

Ninguno que se llame a sí mismo revolucionario debe negarse a, asumir el reto de renovar el proyecto socialista del Candidato de la Patria; sin doblegar la critica oportuna ni caer en la trampa gatopardiana de cuestionar para no cambiar nada. Estamos obligados a luchar por lograr una formidable victoria y a derrotar el próximo 7 de Octubre a la derecha reaccionaria, expresada en Capriles Radonski, que es peor que cualquier error de Chávez y su híperliderazgo. Debemos asegurar la continuidad patriótica presidencial para adelantar el desarrollo que permita la profundización y consolidación de la revolución bolivariana.

Debemos optar por liberar la energía creadora de las masas, contra aquel que las canaliza y finalmente las esteriliza


El autor es miembro de la Coordinadora Simón Bolívar www.coordinadorasimonbolivar.org

yocatari@hotmail.com  

 


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Oswaldo J. Flores C.


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