Nos referimos a la satisfacción de las necesidades básicas de la población (vivienda, espacios para la recreación, sistema de salud optimo, sistema educativo e infraestructura de los planteles educativos óptimos, carreteras en buen estado, sistema de transporte publico de calidad, salarios ajustados a los niveles de inflación, el respeto y acatamiento a los derechos indígenas contemplados en nuestra carta magna, etc.) y junto a todo ello unas Instituciones del estado eficientes y adecuadas, desde el punto de vista ideológico e histórico, o en otras palabras, que estén a la altura de las circunstancias.
También, estamos contestes de que otras problemáticas incrustadas en la sociedad venezolana, a lo largo de muchos años, a través de los aparatos ideológicos de la derecha (educación y cultura, fundamentalmente), serán mucho más difíciles de erradicar, tales como: la discriminación racial, la discriminación sexual, la violencia y discriminación en contra de la mujer y de las niñas y niños, entre otras, por cuanto se necesitará crear un sistema educativo desde el pueblo que construya un nuevo paradigma de la educación y de las relaciones sociales y familiares; un verdadero poder popular como instancia legitima de gobierno y único propietario y director de los medios de producción.
Decimos desde el pueblo, por cuanto es el pueblo quien ha sido víctima de estas taras de la sociedad capitalista y al mismo tiempo las ha enfrentado y combatido desde su seno, planteando y proponiendo una nueva forma de sociedad, siempre con la esperanza de que un nuevo mundo es posible.
No obstante y mientras empujamos hacia allá, debemos denunciar aquellas “taras sociales” del capitalismo que muchos de nuestros y nuestras camaradas reproducen y aplican como modo de vida y muchas veces desde sus “curules”: Es inaceptable que se pretenda acallar la denuncia o restarle importancia política, alegando que denunciar o hacer un llamado de atención, por ejemplo, a quienes discriminan a la mujer, sea considerado como un “asunto privado” o “asunto personal” entre el denunciante y el agresor. Esta nueva forma de discriminación, debemos combatirla con firmeza. La denuncia sobre la conducta de pretendidos “cuadros revolucionarios” que terminan reproduciendo en su desempeño político todas las taras heredadas del capitalismo, debe ser una constante de la práctica social de los verdaderos revolucionarios y de todo ciudadano comprometido con el proyecto socialista.
Carmen Alicia Hernández Rodríguez. Abogada.
Maracaibo. Octubre 2012.