Llegamos al 28 de julio con el fervor y el amor por el más extraordinario hombre de los siglos XX y parte del XXI venezolano; pero qué difícil es escribir sobre este amigo, hermano, camarada, compatriota que arriba a sus 59 años y que nos hizo la jugarreta de irse a otras galaxias, a mundos extraños a predicar el socialismo del nuevo siglo sin decirnos nada, sin pedirnos permiso, y eso que gobernaba obedeciéndonos. Pero a él se le excusa cualquier cosa que haga, pues nos dio y sigue dándonos tanto –su vida incluso– que hasta sus humanos errores –si los tuvo– se le disculpan.
Pero sigue aquí, entre nosotros así no lo crean los más escépticos, porque su obra es imperecedera al punto que tiene todos los elementos y las estrategias para construir una nación verdadera, no una entelequia de país como el que le arrebatamos a la oligarquía en las elecciones de 1998 cuando le dimos el poder por primera vez al camarada Hugo; tampoco la nación factoría, la nación franquicia –para utilizar la terminología de la jerga neoliberal– el negocio de los negocios donde una jauría carroñera de burgueses, de politiqueros oligarcas y venales, corruptos hasta lo indecible pero serviles del poder extranjero, el yanqui sobre todo, depredaron riquezas como el petróleo, oprimieron, sojuzgaron, explotaron a nuestro pueblo y vendieron la Patria como lo harían todos los gobernantes, los Gómez, López Contreras, Pérez Jiménez, Betancourt, Leoni, Caldera, Pérez, Herrera Campins, Lusinchi.
Ya lo dijiste, Hugo en aquel último e histórico mensaje donde señalaste: Ahora tenemos Patria. Fijémonos que no dice tengo Patria, sino tenemos Patria, es decir, les dejo esa herencia, lo que pudimos construir en 14 años de lucha revolucionaria, antimperialista y socialista, es decir, las bases sólidas y firmes de una República de dimensiones descomunales a futuro, una nación –perdónese la fuerza de la frase– de un pueblo elegido para la grandeza como creo es el pueblo venezolano, aquel de los aguerridos pueblos indígenas que lucharon toda la centuria del 1500 contra los invasores, colonialistas e imperialistas españoles y fuimos la último región, después nación, del continente –hoy América– en ser sometida militarmente –La Guayra apenas se funda en 1589– por los opresores; pero Venezuela fue el primer país de América en romper con el poder imperial español. Nació un Bolívar, un Sucre y una legión de libertadores que llevó su fuerza libertaria al Sur de América sin someter pueblos, al contrario, liberándolos y fundando naciones. Bolívar no hizo más, llegar a la Argentina y Brasil porque los Santanderes se lo impidieron.
Y finalizando el siglo XX llegaste tú, Hugo, con la fuerza telúrica del relámpago y agarraste entre tus manos de orfebre lo que estaba quedando de la Patria que se caía por el despeñadero neoliberal del capitalismo salvaje hacia la nada. Fuiste el Bolívar redimido que volvía a concluir la obra libertaria que quedó trunca por las traiciones y la mediocridad de chovinismos, localismos y miopía política de las oligarquías enanas. Después del 27 de Febrero de 1989 y del 4 de Febrero de 1992 ya nada fue ni es igual en Venezuela –tampoco para América. A este país había que darle una fuerte dosis de revolución social para comenzar a estremecerlo, sacudirlo, crear, en primer lugar, conciencia de Patria en el pueblo, elevar su moral, su confianza en sí mismo, comenzar la organización social e ir sentando las bases del poder popular para realmente construir el país grande que tú, Hugo, y nosotros, los revolucionarios soñamos siempre.
Es decir, Hugo, abriste la Caja de Pandora y salieron todos los demonios burgueses e imperialistas a querer devorarte y devorarnos, pero más pudo la esperanza de un mundo mejor y de esa caja milenaria salió, al final, el pueblo venezolano con una fortaleza que ha sorprendido un continente entero y a los poderes imperiales, definitivamente el pueblo elegido. Todavía las clases dominantes del continente no se explica cómo fue que en 47 horas revertimos un descomunal golpe de Estado fascista, construido meticulosamente por el gobierno genocida de Bush y Uribe, Aznar, militares felones, burgueses y pequeños burgueses apátridas, la resaca terrorista de ex cubanos mayameros. ¿Qué otro pueblo en el orbe ha hecho eso?
En la medida que la oligarquía y el imperio yanqui sufría derrotas, tú alcanzabas victorias y más victorias. Ya no eras sólo venezolano, latinoamericano y caribeño, el hombre que trajo de nuevo a Bolívar a mezclarse con su pueblo, fuiste poco a poco el líder universal que levantó de la tumba a la OPEP y lograste los precios justos para el petróleo, la riqueza ya no estaba en manos de los trust y nosotros tenemos el petróleo que tú, con tu propuesta constituyente y la nueva Constitución hiciste que esa riqueza se repartiera entre todos nosotros con escuelas, liceos y universidades, hospitales, casas de comida para los pobres y mercales y alimentos baratos para todos; metros, trenes, autobuses, autopistas. Le diste la tierra al campesino, reventaste el latifundismo y al latifundista. Le partiste la columna a la pesca de arrastre y dignificaste al pescador humilde, incluso le diste su pensión como a millones de viejitos que nunca nadie los tomó en cuenta. Construiste universidades por decenas y combatiste la pobreza con misiones dignificadoras de las madres solteras y a los adultos mayores que no tenían cuotas del Ivss. La mujer fue emancipada y juega roles fundamentales en el Ejército y en todas las áreas de la sociedad, juegan roles estelares. Dijiste que la nuestra era una revolución feminista. Tanto hiciste que aquí no hay espacio para enumerar una obra tan gigantesca, que decías eras era sólo el comienzo.
No he querido, Hugo, hablar de nuestra amistad personal, de esa que comenzó antes de conocernos los días antes de tu tremendo alzamiento. Pusimos, un conjunto de camaradas y yo que militábamos en una organización bolivariana y socialista, el MPDIN, una modesta cuota para ayudar al triunfo de tu gesta que lamentablemente fracasó. Si hubiese triunfado entonces no tendríamos hoy un fascismo vivo, esa burguesía hubiese emigrado al basurero de los traidores, ladrones, mercenarios y asesinos que son los Estados Unidos. Claro hubieses gobernado con el pueblo igual pero las cosas no fuesen tan complejas y difíciles como lo son hoy. Creo que ha faltado más mano dura para enfrentar al enemigo del pueblo.
¿Cuántas veces no hablamos sobre el futuro de Venezuela? ¿Recuerdas cundo fundamos el Congreso Anfictiónico Bolivariano y nos reunimos en la UCV, en Panamá, en Buenos Aires defendiendo el pensamiento bolivariano y la causa del Libertador con Trino Alcides Díaz, Lino Martínez, José Rafael Núñez Tenorio, Merentes y tantos otros compañeros? Ese es el antecedente de lo que impulsaste después, la CELAC, una institución sólo de latinoamericanos y caribeños, sin los yanquis ni los canadienses que no son latinoamericanos y sí grandes opresores.
Bueno camarada Hugo mucho hay que hablar y más hay que construir para el futuro. Seguimos levantando las banderas antimperialistas y socialistas que forjaste. Adiós, nos vemos en tus 60 abriles en el 2014.