Confesé en el Conversatorio “Chávez: Significado de un Duelo”, organizado por El Colectivo Psicólogos por el Socialismo que la desaparición física del Comandante Eterno me ha pegado muy duro. A siete meses, lo lloro, lo leo, me río con él, le hablo, le agradezco y lo increpo, lo miro embelesada, cambio de canal porque no aguanto verlo, etc. Y en medio de ese remolino trato de entender su legado, renuevo cada día mi ser bolivariano y socialista, así como mi disposición a defender la patria. Lo acompaño en su compromiso con Venezuela, nuestra región y todos los pueblos de la Tierra.
Al igual que Biardeau y otros, a veces me pregunto ¿Qué entendemos por el legado de Chávez? y más allá ¿Cuáles aspectos de la vida en sociedad cubre ese legado? ¿Cuáles no? ¿Cómo debemos entender sus idas y venidas por distintos corrientes de pensamiento? ¿Sus aciertos, sus contradicciones, sus errores?
No lo sé, lo que sé es que Chávez era un ser humano y un líder extraordinario. Un maestro - aprendiz que nos dejó un pensamiento y una obra en construcción para que le demos continuidad… y por ello quiero resaltar algunos aspectos que considero fundamentales y muy particulares de Chávez:
En el conversatorio se equiparó el duelo por Chávez con la pérdida de un padre, de un maestro, de un hermano, de un jefe, etc. y es posible que sea así. Sin embargo, yo más bien creo que la desaparición física de Chávez, significó para el pueblo la pérdida de un Comandante – madre, militar y único en un contexto patriarcal:
Como la gallina, Chávez cuidó de sus pollitos y creó todo un gobierno paralelo para poder atender sus necesidades.
Como cualquier madre, cultivó nuestra autoestima y nos hizo sentir orgullosos de ser venezolanos. Dio mucho y se le olvidó pedir.
Actuó con espontaneidad, rescató el lugar del amor y dejó correr libremente sus emociones, sentimientos y arbitrariedades. También los manejó muy femeninamente a conveniencia.
Sacó la historia del baúl donde la habían conservado. Rescato su rostro humano y nos hizo comprender su importancia (especialmente, a las mujeres poco dadas a los nombres, fechas y batallas), nos la narró vívidamente y nos plantó nuestras raíces en el alma.
En síntesis, Chávez feminizó nuestro ser venezolanos y la relación líder - pueblo, cosa que no necesariamente entienden todos sus compañeros de equipo y de partido. Nos toca a nosotras, al amoroso Presidente Maduro y a los otros que nos quieran acompañar, luchar porque no se diluya esa feminización de la política tras el discurso en boga, peligrosamente patriarcal – capitalista, pleno de eficiencia, potencia, tecnología, préstamos, exportaciones, importaciones, portaviones, indicadores cuantitativos, etc.
Chávez se multiplicó y la lucha sigue.