El 11 de Noviembre del 2.001, el Comandante Presidente Hugo Chávez decretó 49 leyes vía habilitante, las cuales fueron promulgadas el 10 de Diciembre del mismo año. De aquellas, la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y la Ley de Pesca consagraban sus fines y objetivos hacia el establecimiento de nuevas relaciones de producción. Los valores y principios que sostenían el andamiaje político-ideológico de la Revolución Bolivariana tales como: la soberanía, la equidad, la participación protagónica, la defensa del ambiente y la democratización de la propiedad de la tierra se hicieron presentes en el contenido normativo. Las leyes se dirigían al propio corazón de la estructura capitalista que venía sosteniendo por más de un siglo las relaciones del poder en nuestro país.
A partir de ese momento, nuestro Comandante Eterno tuvo que enfrentar una feroz ofensiva patronal liderada por FEDECAMARAS, y acompañada por el sector sindical de Acción democrática. Igualmente, la incorporación decidida de la pequeña burguesía, sectores de la clase media y la cúpula eclesiástica. Como sabemos, el desarrollo de un proceso alimentado por los intereses del imperialismo norteamericano y la oligarquía venezolana, cuyo primer episodio culmina con el golpe de estado del 11 de Abril del 2.002. Luego, el 02 de Diciembre del año en curso, sin reflexión ni descanso, la oposición apátrida convoca “un paro cívico nacional” dándole continuidad a la estrategia de derrocamiento del gobierno del presidente Chávez. El centro de esa nueva operación política era la paralización total de la industria petrolera y retomar el control de PDVSA. Sin lugar a dudas, el hecho más dramático y crítico de nuestra industria. Se estima que el sabotaje petrolero le produjo pérdidas insuperables al país. PDVSA dejó de percibir aproximadamente 20 mil millones de dólares. El fisco, por su parte, dejo de obtener más de 12 mil millones de dólares por concepto contributivo. Según datos oficiales, el PIB registró una caída de 15,6% en el cuarto trimestre del 2.002 y de 24,9 durante el primer trimestre del 2003. Estos episodios históricos tuvieron un claro y rotundo vencedor: El Pueblo Venezolano y la Revolución Bolivariana.
La desaparición física de Chávez, promueve una nueva ficción en el campo opositor. La MUD concluye que la ausencia del máximo líder supone una reversión de las fuerzas mayoritarias del proceso revolucionario. Si bien es cierto que la victoria socialista del 14 de Abril no se conquistó con la mayoría holgada acostumbrada, se ganó. Allí, de seguro, jugaron variables intervinientes que no responden a la alineación de una nueva mayoría con el sector de la derecha venezolana. Y eso lo corroboran los resultados electorales del 08 de Diciembre.
La MUD insiste que la ausencia de Chávez debilita la legitimidad del gobierno y hace posible el derrocamiento del mismo. Para ello, vuelve a asumir la dimensión económica para provocar la crisis política. Hasta ahora, la imposibilidad de generar bienes y servicios desde la perspectiva endógena, productiva y socialista, ha hecho más fácil la actuación de los agentes económicos que sustentan el orden capitalista actual, caracterizado por su condición salvaje y voraz.
FEDECAMARAS y sus aliados han construido una lógica económica que describe la especulación, el desabastecimiento, la escasez, el acaparamiento y el contrabando de extracción. Esta práctica logró influir definitivamente en la variable INFLACION del 2.013. Lograron perforar a CADIVI y se hicieron de un caudal importante de divisas para promover una relación perversa de precios, que además de perseguir un lucro incesante y muy atractivo, ha logrado impactar de manera negativa en la población. La ciudadanía inadvertida, en su sano juicio, aparece molesta y protesta contra el incomprensible valor de las mercancías y la ausencia selectiva de productos fundamentales en la cesta básica.
Esta operación política planificada por el imperialismo norteamericano, la oligarquía venezolana, los partidos de la MUD, la mayoría de los medios de comunicación privados y la pequeña burguesía, persigue crear condiciones objetivas que promuevan la irrupción de un nuevo golpe de estado que derroque el gobierno del Presidente Maduro e interrumpa la continuidad del proceso revolucionario.
Sin embargo, la Revolución Bolivariana exhibe mucha fortaleza. Su unidad política cívico-militar, la organización del pueblo, su poder institucional, su expresión sindical, su relación internacional y geopolítica, así lo ratifican. Además, la legitimidad del Presidente Maduro y su gobierno no está en discusión. Su eficaz actuación, evidenciada en los gobiernos de calle, la gran misión A toda Vida Venezuela, entre otras iniciativas, lo han posicionado positivamente ante la población.
El gobierno del presidente Maduro, entre otras iniciativas, ha decretado la Ley Orgánica de Precios Justos para hacerle frente a esta nueva guerra económica. La misma pretende promover condiciones y prácticas económicas que establezcan una nueva lógica en las relaciones de producción, que sin duda alguna, continúan siendo capitalista. Se trata de dar al traste con la especulación, con el enriquecimiento fácil, rápido y parasitario. También, para promover un aparato productivo más sano, equilibrado, honesto y comprometido con la gente y el país. Esta es la única economía capitalista del mundo donde los actores del Capital alcanzan ganancias de más del quinientos por ciento, como lo han demostrado los operativos de fiscalización. Esta es la única economía del mundo donde los industriales y comerciantes, financiados con divisas de la República, practican el contrabando de extracción, sacando para otras latitudes el 40% de la producción de alimentos y bienes básicos pertenecientes al consumo de nuestra población.
Nuevamente, la oposición irresponsable y anti patria vuelve a vender a sus incautos una nueva Ficción: Hay que salir de Maduro ya. FEDECAMARAS y la MUD cuenta ahora con el sector fascista estudiantil en sustitución del segmento sindical del 2.001-2.002. Resulta demasiado obvia la participación de este sector en defensa de los intereses de los grupos económicos y del imperio norteamericano. Seguramente tarifados y costeados por ellos. Una vez más serán derrotados. Otra vez, la oposición se equivoca en el análisis y subestima una categoría política que define, POR AHORA, a este proceso: CHAVEZ SOMOS TODOS, CHAVEZ ES EL PUEBLO.