Cada momento tiene su palabra. Cuando Chávez se nos fue la palabra fue "lealtad" y salvo uno que otro desubicado la mayoría de los chavistas entendimos que esa palabra resumía nuestro deber de seguir defendiendo la Revolución. En los actuales momentos, la palabra es "desenmascararlos", porque ella resume la estrategia a seguir contra la Revolución de los Ricos. Cada día, la CIA y sus vasallos repetidores inundan las páginas de las redes sociales con mensajes que, describiendo la muy difícil coyuntura económica que vivimos, esconde hipócritamente quien es, o mejor dicho son, los verdaderos culpables. Ellos que acaparan, especulan, corrompen, arman a los delincuentes, infiltran paramilitares, desvían los productos, pretenden que el culpable de la inseguridad y la escasez de productos es el Gobierno.
Gracias a la visión de futuro y su amor por el Pueblo, el Presidente Chávez ya había previsto esta situación. Una de sus grandes preocupaciones fue crear redes de distribución (MERCAL, PDVAL, Bicentenarios) para garantizar que al Pueblo no le faltaran los alimentos. Y será gracias a él que la guerra económica fracasará. Si en estos momentos no existieran estas redes de distribución, la penuria creada por la Revolución de los Ricos tendría efectos devastadores. El hambre se habría apoderado de las grandes barriadas populares.
La guerra económica no es un fenómeno local, por el contrario, los Estados Unidos están llevando a cabo una política planetaria a todos los niveles, tanto económicos como militares. En América Latina abrieron todos los frentes contra los gobiernos populares: Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela. Y en todos están siendo derrotados. Ya lo fueron anteriormente en Nicaragua en donde llegaron al inhumano extremo de impedir la entrada de penicilina. Los derrotó Cuba que resistió con dignidad el más terrible de los bloqueos económicos jamás perpetrados en la historia moderna similar a los sitios que en la era antigua se realizaba contra las ciudades hasta que la peste, el cólera y el hambre las destruía. Yo le pido a Dios que no permita que la caída del capitalismo esté acompañada de un holocausto nuclear. Los medios de Wall Street están titulando que la reciente devaluación del Yuan chino es un declaración de guerra porque, directa o indirectamente, la política económica china está provocando la caída del dólar como referencia monetaria. ¿Podrá y querrá el capitalismo enfrentarse con más de la mitad de los habitantes del planeta?
Regresando a Venezuela, en un anterior artículo "El tiro por la culata" aparecido en este mismo semanario [1], hacíamos la predicción que la agresión contra el Pueblo venezolano por parte de la Revolución de los Ricos sería un boomerang para sus aspiraciones. Eso ya lo estamos viendo. Divididos, peleados y embarrados hasta las narices en crímenes abominables cometidos por sus militantes, la derecha carece de poder de convocatoria y ya no engaña ni a sus propios militantes. Imposible que lo reconozcan pues el odio suele ser más fuerte que la razón, pero la realidad, la verdad, está enfrente de los ojos de todos los venezolanos. Su estrategia tiene como debilidad que está basada en pretender que el Pueblo venezolano es idiota, ignorante y fácilmente manipulable. Se equivocan, como se han equivocado a lo largo de estos 16 años de Revolución. El Pueblo tiene una inteligencia innata que lo protege y le permite tomar las decisiones correctas, sobre todo en momentos de peligro. El Pueblo sabe que para salir de esta peligrosa y lamentable situación económica hay que votar en contra de quien la ha provocado, sabe que es la hora de desenmascararlos.
[1] Ciudad de Mérida. Viernes 31 de Julio al 05 de agosto 2015. P.10.
