A escasos treinta y tres días para las elecciones parlamentarias, muchos analistas electorales y políticos, avizoran resultados muy desfavorables al chavismo. La mayoría, considera que la situación económica, la escasez y la inseguridad en que esta imbuido el país, condicionará determinanteménte la intención del voto; percepción que recogen algunos los estudios opináticos. Sin embargo, analizar el comportamiento político electoral de los venezolanos solo desde esa perspectiva, es acoger el modelo “racional puro” como parámetro de análisis, en desuso, desde hace varias décadas.
Ahora bien, la aprehensión de un momento de la realidad, no necesariamente determina el comportamiento electoral, sobre todo, porque el cuerpo político venezolano, es atípico, complejo y nada epiléptico. Por tanto, sus emociones y sentimientos van mucho más allá de las anomalías percibidas en un determinado momento. Además, la ausencia de una opción creíble diferente al PSUV y al GPP de los afectos o cuasi-afectos del chavismo, incluyendo a los biconceptuales, nos hace suponer que lo señalado en los estudios de opinión, hasta este momento, no es lo que ocurrirá el 6 diciembre, es decir, el Chavismo no saldrá derrotado, porque sus seguidores y simpatizantes, no están dispuestos a autoflagelarse, aun cuando las circunstancia les agobia.
Lo señalado, es palpado, al adentrarnos, sin complejo en el cuerpo político que milita o militó en el chavismo, que sin dejar de reconocer los desaciertos y desatino del gobierno, consideran que uno de los mayores responsables de la situación actual del país, es la dirigencia opositora que, en su afán por obtener el poder, no pone límites a sus acciones ajeno a los principios democráticos. Esta percepción se consolidó productos de los sinsabores dejado a los cuasi-chavistas, y biconceptuales las pocas veces que han dado un voto de confianza a dirigencia opositora. Recuérdese por ejemplo, el llamado a drenar la “Arrechera”; “La Salida” y/o “Guarimbas”, después que un grupo de simpatizantes del chavismo sufragara a favor de ellos en el 2013, o más recientemente, la negativa de comprometerse con el país a respetar los resultados del 6D.
Culmino, invitando a los analistas electorales a elevar la mirada más allá de lo visiblemente observable, dado que el cuasi-chavismo y biconceptuales (mal llamados ni-ni) en esta oportunidad, probablemente no estén ganados a tensar, transgredir o traspasar; lo que en psicología social se llama, zona seguridad.