Presidente no más lloriqueo. Hay que asumir los errores e ineptitudes del gobierno

Es innegable que hay una guerra económica, pero para eso hay un gobierno para hacerle frente y derrotarla, pero en tres años no se logró mayor cosa y seguimos agobiados por ese mal. El presidente expresa que la derrota es producto de la guerra económica, eso es declarar la incompetencia del gobierno, por tanto debería renunciar en pleno todo el gabinete y, hasta el presidente. Aquí el único derrotado es el gobierno su ineptitud y prepotencia ante las problemáticas del país. Hubo muchas alertas y nunca hubo ni una sola rectificación. No puede ser que ahora evadan la responsabilidad de la derrota con el tema de la guerra económica que no supieron sortear. No más lloriqueos hay que asumir los errores y las ineficiencias de la política gubernamental. Tampoco queremos más chantaje con el discurso de que vamos a perder las políticas sociales y el legado de Chávez si la derecha toma el poder, cuando desde el gobierno propiciaron la debacle por la testarudez, sectarismo, burocracia, corrupción y políticas erradas. Nunca hubo una política para desarrollar la conciencia social solo medidas efectistas que en nada contribuyen con la construcción del ciudadano socialista. Ningún plan serio para controlar LA ESPECULACION Y ACAPARAMIENTO, SOLO REACCIONES ESPAMÓDICAS que no resolvieron el fondo de la problemática y lo que hizo fue Incentivar el consumismo voraz. Vimos con preocupación como Mercal y PDVAL no llegaba al pueblo por la corrupción y burocracia presente en estos organismos. Estos funcionaban como verdaderas mafias. Alertamos al Presidente sobre la descarada mentira de que nuestro salario mínimo era el más alto de América del SUR. Pero les creyó más a los aduladores, jala mecate que intentaban congratularse para seguir viviendo del poder.

Por otro lado, querer esconder la corrupción y contrabando de los cuerpos de seguridad con las OLP era un tanto delirante, pues las denuncias de los casos de miembros de la GNB, PNB, Ejército, Policías regionales y municipales, inmersos en manejos dudosos eran inmensas. Un deterioro de los valores que el gobierno se negó a ver. La PNB, que debía ser ejemplo de dignidad y buen funcionamiento, comete los mismos excesos y repite los vicios de las policías de la 4ta República El contrabando de gasolina y de alimentos hacia Colombia se mantiene y no ha habido manera de controlarlo, ninguna política ha surtido efecto ante este flagelo que azota a los venezolanos de la frontera. Esto sólo se ha podido mantener con la complicidad de los cuerpos de seguridad del estado, no hay otra razón.

Barrio Adentro ya no cumple la labor de años atrás, los CDI y hospitales sin insumos ni capacidad para atender la salud de país. Se descuidó un sector que debió ser prioridad para el gobierno. La Misión Vivienda ha servido para que funcionarios se enriquezcan especulando con los materiales de construcción. CANTV y CORPOELEC en declive total, pues el servicio es pésimo, la Banca del Estado tiene serias insolvencias y restringen la cantidad de retiro a los ahorristas.

La educación se convirtió en masificación, pero no en excelencia, demás está decir lo mal pagado y la imposibilidad de actualizar los conocimientos que tienen los docentes. En 16 años no se produjo una nueva Ley de Universidades, ni se han dado los pasos para la transformación universitaria para orientarla hacia las necesidades laborales, científicas, tecnológicas y educativas que deben existir en toda Revolución. Hoy seguimos con planes curriculares desfasados y programas sin ningún sentido práctico, es decir, sin una relación con las políticas de producción de conocimiento socialistas. La UBV, la UNEFA y la UNES siguen reproduciendo los vicios del capitalismo. Se suponía que las universidades creadas en Revolución superarían los errores y resabios de las universidades autónomas y privadas.

Sobre todas estas problemáticas y más se alertó al gobierno una y otra vez, pero nada se hizo al respecto. Por el contrario, hubo represalias contra los críticos. No es hacer leña del árbol caído. Es asumir con responsabilidad la derrota y plantearse una estrategia convincente que permita en el mediano plazo recuperar el espacio perdido. La Revolución sigue en la calle. Hay que construirla.

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.



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Johnny Alarcón Puentes

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.


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