Latinoamérica, despertó en estos últimos años, gracias al ideario socialista y supero varias estigmatizaciones del mundo financiero que buscaba reafirmarse para detener la fuerza laboral, que, como un bálsamo habían despertado Los Kirchner y Hugo Chávez Frías, de esta manera muy singular los términos antiimperialismo y socialismo se plantearon de nuevo buscando un discurso más firme para la equidad social. La aplicación de políticas socialistas en el Continente Sureño, tiene la vía primordial de lograr reformas para avanzar en la redistribución de las riquezas, pero, tuvo que confrontar de una manera lineal, el mensaje descrito desde la misma derecha, que, con un concepto muy medieval siguió explotando al hombre en el campo obrero y agrícola.
El siglo XXI, está marcado por un conjunto de replanteamientos socialdemócratas y algunos filósofos y diplomáticos de carrera socialistas fueron atacados, desde las misma fuentes de los partidos políticos de orientación marxistas, por las ideas confusas que se vienen dando desde la vieja Europa y culminó con el triunfo de Macron en Francia y Angela Meckel de Alemania, dejando pasmados a los socialistas de España y América Latina, quienes se reorientaron en el viejo pensamiento cubano, cuya historia política solo sirvió para reflejar una realidad contextual que culminó con la partida física del comandante Fidel Castro Ruz. Ya el estalinismo de la era soviética quedo atrás y existe el planteo de nuevas ideas,
La explicación hay que buscarla en resortes ideológicos, en muy buena medida impulsados desde la Casa Blanca de Washington. El dominio casi absoluto que comenzó a recuperar el neoliberalismo sobre el campo popular, sobre la masa de trabajadores precarizados y desorganizados, se puso muy tímidamente en entredicho con estos gobiernos populares. Por eso, la sola posibilidad de ver dirigentes que le hablan de tú a tú al pueblo, con un lenguaje campechano y accesible, eso solo ya prendió las alarmas en las usinas ideológicas de la derecha. La creación de fantasmas "castro-comunistas" no demoró en aparecer. Así, todas estas experiencias socialdemócratas fueron ferozmente atacadas. Bombardeadas sistemáticamente desde el ámbito mediático –con el tema de la corrupción como "caballito de batalla", corrupción que, es preciso decirlo, sí existe efectivamente–, al no ser verdaderos procesos revolucionarios de cambio, y al no contar con una base popular organizada (como sí la hay en Cuba), estos procesos han venido retrocediendo. Diosdado Cabello, habló sobre esto, como las direcciones de instituciones del Estado están jefaturadas por ciudadanos ajenos a una ideología política.
Ello marca que el trabajo hecho por las dictaduras de las décadas pasadas, pero más aún las políticas neoliberales de empobrecimiento y sojuzgamiento aún vigentes, desarmaron muy hondamente la protesta popular, la organización, la lucha sistemática. Y más todavía (¡esto es, quizá, lo más importante!), desmantelaron –al menos por un tiempo– el ideario de cambio revolucionario.
Ante esa orfandad y precariedad, propuestas tibias de "capitalismo con rostro humano", tal como las que se han venido teniendo en Latinoamérica estos años, para la izquierda –nostálgica de otros tiempos, de idearios que hoy no parecieran atraer a nadie– vio en ello un retorno del socialismo. Pero todo indica que no hubo tal retorno.
El reciente triunfo de Lenin Moreno en Ecuador –aunque la derecha troglodita lo vea como un inminente "peligro comunista", un desembarco de tropas cubanas para llevarse los hijos de familias ecuatorianas a campos de entrenamiento de terroristas y una hiper expropiación de todo lo que se pueda expropiar (los mismos fantasmas de 50 años atrás en plena Guerra Fría)– es una buena noticia para los trabajadores y excluidos del país sudamericano. ¡Pero no es el presagio de la revolución socialista! ¿Se la puede considerar seriamente como un freno al neoliberalismo en la región? ¿Hay, acaso, un retroceso de la derecha en Latinoamérica?
Por eso, el convulsunamiento social y guarimbas. Lenin Moreno es una realidad latinoamericana y la continuidad de las políticas sociales de Correa, atrás, se encuentra como depredadores, las setenta- 74- bases militares estadounidenses, quienes desean fingir en la región como celadores. Es una mirada, objetiva de la realidad latina ante un retroceso de la derecha, que se dejó dominar por el mundo financiero que, ahora aparece como un imperio y tiene sus principales personajes de dominio y controla la política agroalimentaria mundial.
Es una realidad difícil, algunos socialistas, desean dejarse ver como capitalistas y coquetean con el neoliberalismo que está a la vista y, es un enemigo fuerte a vencer. Es un mundo salvaje, con sus vendedores ambulantes adelante y nadie los detiene para procesarlos, los Bachaqueros.
Asimismo, el intervencionismo estatal en el ámbito industrial muestra sus límites y ya Japón se inquieta, tanto por lo ecológico- ambiental y sus circuitos financieros, llevando a ese país a un crack económico con sus respectivas recesiones.
El mundo miliar, aprovecha las ineficiencias del modelo socialista y emprende sus aventuras, degastando a sus líderes, son unos parásitos que convulsionan al socialismo real y tienen un nivel de desafío alto y, los tanques soviéticos, mirando al Kremlin buscan nuevas rutas y, allí están en Siria, han retardado su llegada al Sur, oportunidad muy bien aprovechada por China.
Con claridad, podemos captar entre la situación actual y la que prevaleció en los años 70 y 80, es un retorno del capital y el pensamiento socialista. Ante, la globalización, algunos países, mejoraron sus condiciones económicas y la inversión internacional, pero, la banca ante la universilación, agravó la crisis.
El capitalismo, se encuentra en un estancamiento secular y, que en el pasado algunos se atrevieron llamarle estanflación, es decir, un crecimiento económico exiguo atribuido a una insuficiencia crónica de la demanda de bienes y servicios, el capitalismo, como estructura se encuentra destruido y solo tiene un aliento. América del Sur. Por otra parte, como solía decirse otrora a propósito del Japón, muchos afirman ahora que es China, con su capitalismo de Estado, la que está llamada a arrebatarle a EEUU el primer lugar en la economía mundial.
En el campo de la geopolítica, el fracaso de la reconstrucción institucional de Afganistán e Irak-- posterior a la guerra que el presidente George W. Bush llevó a cabo en esos dos países- indujo a Barack Hussein Obama y a Donald Trump, durante la campaña electoral, a seguirle los pasos a Jimmy Carter y evitar cualquier enfrentamiento militar en el Sur, pero, el Coltán y Litio, apresuran los pasos.
Es tiempo de analogías, en efecto, el juego de la alternancia política, base de todo régimen democrático y el Psuv, quiere parecerse a ellos y, dadas las circunstancias reseñadas aquí, no es de extrañar que haya de nuevo quienes vaticinen el fin cercano del orden capitalista liberal y, recordemos como llego al poder Margaret Tacherr en Inglaterra y Ronald Reagan en EEUU. Desechando las recetas Keynesianas y, ahora encontramos un emúlo en Vladimir Putin, quien está a punto de creer que una segunda Guerra Fría, podría ser ganada por su país.
Tal vaticinio adolece, sin embargo, del mismo defecto que aquellos en boga en los años 70 y 80 del siglo pasado, a saber: no tiene en cuenta, ni la capacidad de readaptación del capitalismo liberal y del sistema institucional estadounidense, ni las desventajas y fallas de los actuales contendedores del liberalismo económico y político (Rusia y China en particular).
Es el momento adecuado para recalcar una vez más la importancia de la integración regional en América Latina y el Caribe y redoblar los esfuerzos para crear cadenas de valor regionales. Estas propagarían la tecnología y permitirían que un mayor número de empresas pequeñas participen en el comercio. En años recientes, la región se ha preocupado más de establecer nuevos acuerdos bilaterales de comercio que de desenredar la maraña de acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales, cada uno con sus propias reglas. Con el objetivo a la larga de establecer un acuerdo comercial regional, los países podrían dedicarse a armonizar las reglas comerciales vigentes, afianzar los vínculos entre los bloques regionales y eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias que aún obstaculizan el comercio intrarregional.
Tras episodios o decisiones a favor de la liberalización del comercio, las variaciones en la desigualdad del ingreso experimentadas por los países de la región recientemente liberalizados se han asemejado a las tendencias mundiales. Dicho de otro modo, una mayor apertura comercial no ha sido el principal factor detrás del aumento de la desigualdad agregada. Pero aun así, la apertura comercial puede incidir de diferente manera en los distintos sectores, generando ganadores y perdedores dentro de una economía, incluso si la economía se beneficia del aumento del comercio a nivel agregado.
Pero, estamos perdiendo, los militares desconocen las trabas del mundo financiero mundial y nuestros soldados desconocen el paso de la guerra, deberían estar en sus cuarteles.