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Cuando Caupolicán Ovalles (1936-2001) publicó en 1962 su poemario ¿Duerme usted señor presidente?, Rómulo Betancourt se molestó tanto que le solicitó a su ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, el encarcelamiento del poeta. CAP no cumplió la orden porque eran tiempos cuando los ministros no eran focas. Con el tiempo CO y CAP se hicieron amigos, como debe ser entre venezolanos que entienden que pensar distinto no es motivo para odiarse. A pesar de sus ideas marxistas y de adversar con sus escritos a los gobiernos de turno, Caupolicán Ovalles fue designado secretario general del Instituto Nacional de Bellas Artes y recibió el premio Nacional de Literatura.
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Algunas estrofas del poemario que Betancourt consideró ofensivo:
-El presidente vive gozando en su palacio/come más que todos los nacionales junto/ y engorda menos/por ser elegante y traidor.
-Se cree el más joven/ y es un asesino de cuidado./…Y le dicen cuando pasa "Ahí va la mierda más coqueta".
-Como es elegido por voluntad de todos/los mayoritarios dueños de inmensas riquezas/es un perro que manda, es un perro que obedece a sus amos/es un perro que menea la cola, /es un perro que besa las botas/y ruñe los huesos que le tira cualquiera…
-Su barriga y su pensamiento /es lo que llaman water de urgencia.
-y como una vieja puta es débil/y orgulloso de sus coqueterías.
-Todo está podrido, Miraflores también.
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A través de José Meléndez, amigo de andanzas en Rusia, conocí a Caupolicán Ovalles. Lo visité varias veces y disfruté de su amena conversación en varias ocasiones con una copa de vodka. Me habló de su poemario "¿Duerme usted, señor presidente? De cómo por prudencia abandonó el país en esa ocasión, etc, Me obsequió con una dedicatoria "La casa en la poesía venezolana", libro que editó junto a otros poetas. También me regaló varios ejemplares de la biblioteca de su abuelo, Víctor Manuel Ovalles, llamada por Neruda "La gran papelería del mundo". Ananké, una novela corta de VMO, me llamó poderosamente la atención, por ser una obra ambientada en Valle de la Pascua, y en la cual aborda un tema médico.
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Una vez conversábamos sobre la extinta URSS. Lo llamarón para una reunión, pero declinó asistir y me dijo: yo me siento mejor aquí hablando de Rusia. No tengo nada que buscar por allá.
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Caupolicán debe hablar en las jornadas del Museo de Bellas Artes, junto a Arturo Uslar Prieto, sobre los gremios en la defensa de la ética. El jefe de protocolo lo llama varias veces, y cuando se constata su ausencia interviene y grita una mujer desde el fondo de la sala: ¡Búsquenlo en un bar de Sabana Grande!
En la Sociedad de Escritores le cuento a Caupolicán el incidente con la mujer. Sin pensarlo me contesta: lo sabía, por eso no asistí. Prefiero estar lejos cuando me tiran mierda.
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¿Duerme usted, señor presidente? está de moda. Lo publican y lo leen gentes de distintos signos ideológicos. Unos porque creen que es un poema exclusivamente contra el presidente Betancourt; y otros porque están convencidos de que es una obra profética dirigida contra cualquier presidente abusador, y dicen que es un escrito genial e intemporal contra el poder en general.
edgardomalaspina@gmail.com