El camarada W. Izarra, el 15 de Diciembre de 2006, en su artículo “Tres fases del partido único” dijo lo siguiente: “Quiénes manejan cuotas importantes de responsabilidad institucional (partidos políticos, estructuras del estado, unidades de gobierno, elementos influyentes, individuos asesores), se han fascinado por el poder. Le ha gustado tanto ser cúpula para mandar que no escuchan y mucho menos estudian la prédica del Presidente y sus conceptos de lo que es el Poder popular. De allí que las declaraciones que últimamente han dado representantes, (no voceros), de algunos partidos políticos elevados por encima de la condición humana, nada humilde y sí cargada de la superioridad que adquiere quien goza unidireccionalmente del poder, son manifestaciones copulares y cogolléricas”.
Más claro no canta un gallo. Transformar el gobierno en instrumento del pueblo, pasa necesariamente por construir el nuevo partido desde abajo, desde la base y que aquellos que han sustentado cargos de dirigencia, deben ceder humildemente el poder para facilitar el proceso de construcción del nuevo partido.
Es de suponer, que los partidos que han acompañado el proceso estos años están claros de cual es el proyecto país y que, en las 7 Líneas Estratégicas y los 5 Motores de la Nueva Etapa Revolucionaria, expuesto por el presidente Chávez, queda claramente definida la estrategia para la refundación de la República, en la vía al socialismo.
Es por eso que parece estentóreo y sorprendente, aparte de grandilocuente, que Ismael García en su discurso, más digno de un acto de masas, que una exposición de motivos e intenciones, ante la asamblea de su partido, plantee dudas acerca del proyecto socialista y del Partido Unificado, tildándolo de antidemocrático por que promociona el pensamiento único. Nada más lejos de la realidad, pues este proyecto socialista se apoya principalmente en la democracia participativa, dando cabida a todos los sectores en el debate para construir el Socialismo del Siglo XXI. Ejemplo de esa democracia y como resultado de ella, está la Iglesia participando con la Pastoral de Mario Moronta, que se suma así a la discusión por el Socialismo del Siglo XXI.
Sin duda, aunque supiéramos que no iba a ser fácil, la actitud de Ismael García, nos deja un sabor acre, sobretodo por que le imprime, a su soflama, un carácter socialdemócrata y un tinte derechista que acostumbramos a oír a la oposición golpista.
Es notorio que en la dirigencia, con salvadas excepciones, de partidos como PODEMOS y PPT, no se está por la labor de transformar el gobierno en instrumento del poder popular, quieren seguir eligiendo a dedo al cogollo de sus partidos, usufructuando el poder de la base, del pueblo, quedando cómo socialdemócratas reformistas, enfrentados, obviamente, al proceso revolucionario, que amenaza con quitarles las prebendas. Terminarán pareciéndose a la derecha excluyente y personalista, favoreciendo la corrupción, el burocratismo y el clientelismo, obstruyendo la lucha por erradicarlos. El momento histórico no permite dilación, ¡O corren, o se encaraman! Pero creo que al final terminarán enfrentando a Chávez y al chavismo desde el otro lado de la talanquera.
Las bases de estos partidos lo tienen muy claro y dejarán sólo a estos dirigentes, usufructuarios del poder popular, aglutinándose en torno a su líder en las nuevas trincheras de lucha: Los 5 Motores de la Nueva Etapa Revolucionaria, donde se plantea la Hegemonía Popular. El 4º Motor está dedicado a la Nueva Geometría del Poder, planteando la necesidad de establecer bases de participación y la toma de decisión ciudadana, que más allá de los Consejos Comunales, vayan desplazando, en el ámbito parroquial, municipal y regional, las estructuras llenas de vicios heredados del Estado cuartorepublicanista, con los cuales no podremos avanzar en la construcción del socialismo.
En cuanto al PCV, la discusión, a tenor de los nuevos cambios y la aceleración del proceso con la constitución del Partido Unificado, los pone de nuevo, recuerden al MAS, en la disyuntiva de tomar una decisión histórica, rompiendo viejos esquemas, adaptándose a los nuevos tiempos, dentro del proyecto socialista para Venezuela.
Es la hora de romper con el pasado, tomando lo mejor y lo peor de él, en una actitud valiente y decidida, con visión de futuro, apoyando la nueva realidad histórica y revolucionaria que estamos escribiendo en Venezuela, recuerden a Lénin cuando dijo que había que crear nuevas formas de organización o inventarlas.
La construcción del Partido Socialista Unificado no será fácil, la lucha por darle el poder al pueblo, en cualquier época, no lo ha sido y ahora no va a ser menos, pero el nuevo partido nacerá fortalecido, con una gran base popular, gran conciencia ideológica y ejemplo de democracia revolucionaria.