Históricamente los movimientos revolucionarios se han planteado como un objetivo estratégico la unidad orgánica de las distintas organizaciones de izquierda como una necesidad para avanzar en la transformación estructural de la sociedad. Son muchas las consignas que hemos utilizado para convocar a la unidad de los revolucionarios. Son muchos los intentos que han fracasado y mayor la perseverancia por alcanzar tan trascendente objetivo.
Hoy cuando el Presiente Chávez, interpretando el momento histórico y aprovechando las condiciones políticas, convoca a la unidad de los revolucionarios para construir el Partido Socialista Unido de Venezuela no resulta muy loable refugiarnos en las dudas e intereses particulares para dejar a un lado nuestra responsabilidad.
Ante la convocatoria de Chávez las Direcciones Nacionales de los distintos partidos de izquierda reaccionaron reclamando el debate necesario en el tiempo posible y plantearon la necesidad de aclarar de qué tipo de partido se trataba. Resulta lógico que afloraran dudas sobre la orientación ideológica, la estructura organizativa y la definición política del partido propuesto. Hubo una coincidencia absoluta en negar la condición de partido único.
Con esta reacción se abrió el debate e inmediatamente quedó claro que se trata de un partido UNIDO y no único porque el nacimiento de un Partido Unido de los revolucionarios no supone la desaparición de organizaciones políticas vinculadas a las corrientes neoliberales de derecha o centro-derecha como: A.D. COPEI, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, La Causa R, Bandera Roja, M.A.S, etc.
La conformación del Partido Socialista Unido de Venezuela –PSUV- y el debate sobre su naturaleza se han iniciado simultáneamente. Se ha planteado construir un Partido Socialista en el contexto de la nueva realidad política, social, económica y cultural. Se ha insistido en que su carácter socialista exige militantes apegados a una ética revolucionaria como instrumento imprescindible para fortalecer la construcción de un nuevo Poder Popular.
Posteriormente, el Presidente Chávez señaló que se trataba de un partido con características muy particulares que se correspondan con el momento histórico que vive la Patria, ubicada en el contexto internacional, en tal sentido planteó la construcción de una organización que no puede definirse como Partido de Cuadros porque nuestra realidad exige una nueva interpretación de la noción de Vanguardia Revolucionaria que incluya como protagonista esencial a los movimientos sociales organizados. Agregando que tampoco podemos definirlo como Partido de Masas porque en un movimiento de masas el hombre pierde su identidad, se debilitan sus convicciones y actúa por un impulso colectivo que lo lleva a perder su iniciativa para convertirse en un hombre conducible que carece de imaginación y creatividad. Introdujo el termino “multitud” para definir un amplio movimiento socio-político donde sus integrantes actúan por criterio propio y conservan su autonomía como ser social que pertenece a un colectivo organizado bajo principios, valores sociales, preceptos ideológicos y una disciplina común.
Hoy, cuando el Presidente Chávez convoca, sin reservas y sin tapujos, a la construcción de un Socialismo para el Siglo XXI y concentra esfuerzos en la conformación de un imbatible Poder Popular resulta mas necesaria que nunca la unidad de los revolucionarios en un Partido que estructure una férrea Dirección Revolucionaria que garantice la coherencia en la acción política, la organización del Poder Popular, el diseño de políticas públicas, la intermediación social combativa y la preparación para asumir con plena conciencia los combates que, necesariamente, tendremos que enfrentar.
Nadie puede negar que la construcción del PSUV se ha iniciado en medio de un debate cuya densidad dependerá de la intensidad que le coloquemos nosotros mismos. La discusión sana, diáfana, solidaria y democrática sobre su naturaleza política, una nueva interpretación de la Vanguardia Revolucionaria y la diferencia entre la noción de “hombre masa” y el ser social como parte integrante de la “multitud” nos deben conducir a la definición de una estructura organizativa absolutamente novedosa donde se exprese la imaginación y la capacidad creativa del hombre libre en concordancia con preceptos político-ideológicos que se correspondan con nuestra realidad. No es tiempo de aferrarse al pasado, ni copiar modelos es el momento de darle rienda suelta a la creatividad revolucionaria.
Es lógico que nos encontremos con conductas asociadas a una visión del pasado. Los vicios de la vieja república seguirán presentes por mucho tiempo. Los corruptos trataran de “camuflagearse” para mantener privilegios y defender sus intereses particulares. Algunos pretenderán establecer mecanismos para controlar “aparatos políticos” y otros se apoyaran en el protagonismo mediático pretendiendo convertirse en dirigentes del PSUV. El resultado final dependerá de nosotros mismos. De nuestra conducta. De la intensidad que le coloquemos al debate y de nuestro apego a la ética revolucionaria.
Son muchos los riesgos internos y externos que amenazan la Revolución Bolivariana. La escaramuza por la finalización de la concesión a Radio Caracas Televisión con la intervención de organismos internacionales buscando “sancionar” a Venezuela es una prueba evidente de que los enemigos de la Patria se unen con un objetivo común: Derrocar al Presiente Chávez y frenar los cambios estructurales. Ante esta circunstancia a los revolucionarios nos corresponde unificar esfuerzos para unir al pueblo en defensa de la Patria. A los revolucionarios nos corresponde colocarnos a la altura de las exigencias del momento histórico y avanzar.
La dinámica del Proceso en el tiempo porvenir anuncia un reto que exige la unidad de los revolucionarios y una sólida Dirección Revolucionaria capaz de dar las respuestas necesarias en el tiempo posible. El PSUV aparece, hoy, como una necesidad política para continuar avanzando… Nadie tiene derecho a permanecer indiferente ante los riesgos que acechan a la Revolución Bolivariana…
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