1. Una Declaración de Principios es un documento que define el contenido, los objetivos, la doctrina, los elementos programáticos más relevantes de la organización. Es decir, que define en términos precisos la esencia del Partido, la motivación de sus luchas. Al leer el documento que se somete a discusión se observa la ausencia de elementos fundamentales, así como imprecisiones y omisiones relevantes.
2. Entre las ausencias más significativas contamos: a) la definición de un nítido carácter de clase del Partido, b) el establecimiento de un claro perfil ideológico del Partido, c) la necesidad de la ética y moral revolucionaria, d) el carácter claramente anticapitalista (más allá del carácter antiimperialista) de nuestro proyecto, e) el esbozo general del socialismo por el que luchamos, f) nuestra relación con el concepto de libertad, g) nuestra conducta ante el poder popular, h) nuestra relación con el Estado burgués, i) la definición de elementos de tanta significación para el diseño de nuestro Partido como son: la democracia interna, la dirección colectiva, el rol de la crítica y autocrítica, el carácter de vanguardia, etc. Obviamente, estos elementos serán incorporados igualmente en el Programa y los Estatutos, pero no pueden ser marginados de la Declaración de Principios, pues son fundamentos rectores de nuestra organización.
3. En cuanto a las imprecisiones, nos detendremos en las de mayor relevancia. En primer lugar, no compartimos la caracterización que se hace del imperialismo en los diferentes pasajes de la Declaración. Afirmaciones como: “La agonía del imperialismo es una evidencia insoslayable” (pág. 18); “El mundo asiste a realineamientos de todo tipo, siempre en detrimento del poderío de Estados Unidos” (pág. 18); “…, el mecanismo socioeconómico dominante en el planeta está trabado y amenaza con explotar” (pág. 11); “…, crea de hecho una multipolaridad en constante ebullición” (pág.17); entre otras, no se ajustan a la realidad. Es evidente que estamos presenciando un auge de las fuerzas revolucionarias en el mundo, especialmente en América Latina. Pero estos avances se encuentran muy lejos de las conclusiones formuladas.
El imperialismo es la principal amenaza para la vida en el universo, así como el principal enemigo de los pueblos que buscan la liberación y el progreso, por lo que se impone una caracterización precisa de ese factor de poder y dominación. Las políticas de un partido revolucionario serán exitosa en la medida en que su diseño este sustentado en una definición objetiva de las contradicciones, la correlación de fuerzas y las posibles alianzas, entre otros factores, por lo que esas imprecisiones pueden conducir a la aplicación de una estrategia y táctica equivocada. El imperialismo ni agoniza ni esta acorralado. Nada de subjetivismo. Tenemos que evitar confundir la realidad con los deseos.
4. El principio No. 2 no debe ser “Derrotar la Pobreza”, sino La equidad y la justicia social. Es necesario saber que partidos políticos y gobiernos de orientación socialdemócrata e, incluso, conservadora, plantean la necesidad de derrotar la pobreza. Algunos emprenden esfuerzos en esa dirección. Lo nuestro es diferente. No sólo se trata de eso, sino de crear un mundo de justicia social. Ciertamente, se podría afirmar que la socialdemocracia también lo proclama. Precisamente ello impone la necesidad de presenta las vías de concreción del principio de justicia. Porque allí radica la principal diferencia. Sin tapujos debemos afirmar que este Partido nace para erradicar la explotación del hombre por el hombre (no para “humanizarla”) e instaurar la propiedad socialista sobre los medios de producción como relación fundamental de la sociedad. Sólo así podremos establecer un régimen de justicia, equidad e igualdad social. No sólo igualdad de oportunidades, sino igualdad en las condiciones sociales, en el marco de las relaciones de propiedad, principal fuente del poder en cualquier tipo de sociedad, etc.
5. En cuanto al ejercicio del poder (punto 3), no nos podemos conformar con lo esbozado en el documento. Este es un elemento de trascendental importancia que debemos definir de forma más detallada, más contundente. De hecho, es la esencia de la participación de las masas populares en el derrocamiento del capitalismo y la construcción del socialismo. Sin el poder popular como máxima expresión del protagonismo de las masas conscientes y organizadas, no habrá posibilidad alguna de transformación socialista.
6. El punto 4 referido al internacionalismo se encuentra, a nuestro juicio, mal enfocado. El principio del internacionalismo no se desprende del rol de vanguardia que, sin duda, ha asumido nuestra revolución en la lucha de los pueblos del mundo. El internacionalismo debe ser norte de nuestra lucha porque comprendemos -y esto sí se señala en otro punto del material- que el enemigos internacional, el sistema de explotación se ha internacionalizado como nunca antes y la masa de explotados, los asalariados del mundo, constituyen una clase social universal. Sólo con una articulación planetaria de nuestras luchas podremos avanzar… La necesidad de desarrollar una lucha internacional ya se vislumbraba en el aquel año 1848, cuando Marx y Engels lanzan en el Manifiesto Comunista la consigna de: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”
7. En relación al punto 6 tenemos una abierta divergencia. El tema de la unidad debe ser abordado de manera integral. La unidad del partido debe ser orgánica, política e ideológica. Y esto debe ser explicado en forma muy clara, sin ambiguedades. De la unidad –y fortaleza- del partido se generarán condiciones para la unidad del pueblo en torno a la revolución y, posteriormente, para la unidad de los pueblos latinoamericanos, caribeños y del mundo. El planteamiento de la Declaración es inverso, comienza con al unidad continental…, lo cual es inviable.
Volviendo al tema de la unida, no compartimos la tesis de que el Partido “… es fruto de la unidad revolucionaria de las mayorías y nace de esa unidad plural, multifacética, abarcadora de la más amplia diversidad de orígenes étnicos, ideológicos, y políticos, un valor supremo en torno al cual se forjará el destino del a patria”.
8. En primer lugar, es necesario recordar que todo Partido político requiere un fundamento ideológico. Es este quien le incorpora un elemento cohesionador y quien le permite establecer claros objetivos históricos y estrategias. El partido debe nacer sobre la base de la mayor unidad ideológica posible. Al sugerirse una amplia diversidad, se evade una definición ideológica precisa del PSUV. En tal sentido, pensamos que el Partido debe fundamentarse en el bolivarianismo y el marxismo.
Este fundamento debe ser establecido de la manera más coherente posible, a los fines de que el accionar del partido sea igualmente coherente en lo político y garantice la unidad de acción. Sin esa premisa no habrá posibilidad de llegar al socialismo como meta histórica. Seremos victima de los antagonismos que emanarán de la unidad plural de las ideas, algunas de ellas antagónicas.
En cuanto al bolivarianismo no debería existir discusión. Como nación, nuestro origen se ubica en las luchas independentistas encabezadas por El Libertador, quien legó un fértil ideario que nos inspira en el avance hacia una verdadera soberanía y el progreso social. Ahora bien, a pesar de sus innegables virtudes, sus postulados no son suficientes para interpretar el mundo actual, para diseñar una estrategia científica que nos permita liberarnos del yugo imperialista y abrirnos caminos hacia el socialismo.
Ello implica la necesidad de fundir el bolivarianismo con el marxismo, entre las cuales existen amplísimas coincidencias. Más aún, podríamos decir sin lugar a dudas que en la época de dominación imperialista, la forma más consecuente del bolivarianismo se manifiesta en el marxismo.
9. Enfocado no como un dogma sino como una guía para la acción revolucionaria, el marxismo es la única teoría que fundamenta científicamente la necesidad de transitar al socialismo. Postula que el motor de la historia es la lucha de clases y los pueblos el protagonista fundamental. Asimismo, establece que bajo las condiciones en las que vivimos en la actualidad, surge la posibilidad y la necesidad impostergable de abolir la explotación asalariada y crear un régimen de libertad e igualdad que sólo será posible en el socialismo.
10. El punto 7, “Participación directa”, adolece igualmente de inconsistencia. Este punto, que debería fusionarse con el 3, enfoca principalmente el tema de la defensa. Este es de crucial importancia, pero se encuentra muy lejos de agotar lo referido a la participación. Tampoco compartimos el planteamiento de que”…el punto de nexo entre Gobierno y Partido es el comandante Chávez” (pág. 14). Nadie cuestiona el liderazgo del comandante, pero elevar su figura a ese nivel es un error. En ausencia de un verdadero partido revolucionario, de vanguardia de las masas, esto es lo que ha sucedido hasta ahora y es, precisamente, lo que queremos –el Comandante incluido- corregir.
El Gobierno debe ser el reflejo de la activa participación de las masas populares, guiadas y orientadas por su partido de vanguardia. El fortalecimiento de ese elemento vital para el ejercicio del poder consolida el liderazgo del comandante Chávez.
11. En el punto 8 sugerimos cambiar el título “Principal Responsabilidad” por Partido de Vanguardia y allí definir el rol de un partido de esa naturaleza. Aquí debemos definir las funciones principales del Partido, cuales son, organizar a las masas, dirigirlas políticamente, educarlas en lo ideológico, impulsar con ellas la revolución, estar sembrados en su seno, elevar nuestra autoridad moral en ellas, etc.
La toma del poder político es la tarea principal de cualquier revolución y uno de los vehículos fundamentales que emplean las clases sociales para ello son los partidos. Es por ello que el PSUV debe asumir un especial protagonismo en la abolición del Estado actual y la construcción de uno que se encuentre en sintonía con los postulados de la revolución. Esta tarea es de tal trascendencia, que si no logramos erradicar los flagelos de la burocracia y el burocratismo, derivados del funcionamiento del Estado burgués, la revolución implosionará. El Partido no se puede convertir en muro de contención para las protestas populares. Debe crear el Estado revolucionario que encarne los intereses de las masas populares.
12. Eso no lo podemos confundir con “construcción de viviendas, asistencia sanitaria, etc.” Si creamos las premisas para la organización conciente de las masas populares para acometer los objetivos de la revolución, estaremos incidiendo muy positivamente en al ejecución eficiente de las políticas gubernamentales. Obviamente, no estaremos desvinculados de este aspecto tan importante de la revolución, pero el instrumento fundamental (no único) es lo político, ideológico y organizativo. Que no se malinterprete este planteamiento. No se trata de apartar al partido de las tareas más urgentes para elevar la calida de vida de la población, sino de definir rigurosamente las tares principales, las funciones naturales de cualquier organización político y la relación de estas con el resto de los ámbitos de incidencia de la Revolución.
13. En el punto 9 leemos que el “Partido comprende la posibilidad y necesidad de que diversas capas de la población se sumen al proceso de construcción del socialismo por entendimiento colectivo…” (pág 15). Con esto coincidimos plenamente. Nos parece esencial. Pero más importante aún es definir el carácter de clase del partido. Vale preguntarse, en función de qué intereses se va a producir esta participación. Este es un ingrediente determinante en el diseño del partido, que no se menciona en el documento.
La sociedad se compone de clases sociales y cada una de ellas tiene una visión del mundo e intereses particulares. En muchos casos las posiciones de esas clases son antagónicas, irreconciliables. A su vez, los partidos políticos son expresiones políticas e ideológicas de los intereses de esas clases. De allí que existan partidos de la burguesía, de la pequeña burguesía, de los trabajadores, etc. Esto significa que debemos definir a qué sector de la sociedad representará el PSUV.
Sin cerrarle las puertas del Partido a representantes de diversas clases sociales, los intereses que determinen el accionar histórico del PSUV deben ser los de las masas populares, los de los explotado y oprimidos, los de los trabajadores en general y los obreros en particular. Son estos los únicos real y objetivamente interesados en extirpar para siempre la explotación capitalista. No puede ser un partido policlasista (eufemismo empleado para definir partidos políticos con bases populares pero al servicio de los explotadores) ni uno que represente los intereses de la burguesía o la pequeña burguesía. Por esa vía jamás construiremos el socialismo. Embaucaremos al pueblo venezolano…
14. En el punto 10, “original y creativo”, proponemos desarrollar también lo planteado en este material en relación a la ideología bolivariana y marxista de nuestro Partido (puntos 8 y 9 de este documento).
15. En el punto 11, “Construcción del socialismo: única salida”, planteamos esbozar qué tipo de socialismo aspiramos a construir en Venezuela. Si bien es esta una discusión en desarrollo, existe una caracterización general en cada uno de los planteamientos que debemos debatir para ir imprimiéndole un perfil cada vez mas acabado al socialismo.
Se propone una caracterización del socialismo que contenga como elementos fundamentales: a) la predominancia de las relaciones socialistas de producción, que tienen como base la propiedad socialista (lo cual no excluye, por un período, la convivencia con la propiedad capitalista) y que contempla la rectoría del sector socialista en el desarrollo de la economía; b) el desarrollo al máximo del poder popular como forma más acabada de la democracia participativa, de la participación de las masas populares en la construcción de la nueva sociedad; c) la construcción de un Estado democrático, popular, revolucionario, es decir, socialista, que se sustente en el poder popular, lo que significa que el Estado se convertirá en instrumento de transformación al servicio de la sociedad; d) la justicia e igualdad social como principios básicos para el diseño de la distribución de la riqueza y los beneficios de la sociedad; e) la ética y moral socialistas como eje fundamental que determine el comportamiento abnegado de los miembros de la sociedad; f) un elevado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, capaz de garantizar el despliegue histórico del sistema, la satisfacción de las crecientes necesidades de la población y los requerimientos de defensa de la revolución. Estos aspectos los abordaremos igualmente en el Programa, pero debemos exponer algunos elementos de nuestro objetivo histórico.
16. Como mencionábamos al comienzo de este escrito, un punto que se encuentra inexplicablemente ausente en la Declaración de Principios es la ética y la moral revolucionaria, como guía insustituible del comportamiento de los militantes individualmente y del partido como colectivo. No hay posibilidad alguna de construir un instrumento de la revolución, de organizar a las masas populares y guiarlas hacia el socialismo, si este partido no esta dotado de estos elementos.
17. De ellas germinará un conjunto de valores y principios anticapitalistas en el seno del partido, que irradiaremos con ímpetu a todos los rincones de la sociedad. Con ellas de fundamento, el Partido se convertirá en ejemplo para el pueblo de abnegación y entrega en la construcción de una nueva sociedad. No hay revolución sin revolucionarios y estos tienen que estar dotados de una ética revolucionaria, antagónica al sistema explotador existente. Es esta una tarea de extrema complejidad.
18. Asimismo, pensamos que se debe incluir un punto que resuma los principios fundamentales de organización del Partido, tales como: la democracia interna, la dirección colectiva, la unidad de mando, la crítica y autocrítica, la disciplina, etc. Después quedarán establecidos en términos más amplios en los estatutos, pero es preciso hacer referencia al respecto.
PATRIA SOCIALISMO O MUERTE
¡VENCEREMOS!
CÁTEDRA DEL PENSAMIENTO BOLIVARIANO Y MARXISTA