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Diplomacia en el Sur

La vía democrática debe consolidarse en la voluntad política de quienes ejercen liderazgo en el país. Tenemos una misión centrada en el desarrollo sostenible del país y todos, tenemos el derecho de lograr un mundo más igualitario como equitativo para que, en éstos términos bajar la pobreza y lograr los cambios que todos los actores deseamos. Exigimos un cambio radical, los colectivos, de la política económica para impedir una nueva repetición de la crisis y llamar al pueblo a una mayor austeridad y que las autoridades controlen el expendio de alimentos en los mercados y grandes redes de servicios agropecuarios. Para esto, debemos ampliar el mercado laboral y darle empleos fijos a nuestros jóvenes.

Hay que dialogar, no seguir con mentiras empresariales e incontinencias verbales, debemos ir a un encuentro con el Sur y necesitamos interlocutores legítimos para establecer un registro comercial confiable y de actuación institucional firme para lograr fomentar la producción entre empresas y factorías sureñas.

El presidente, Nicolás Maduro, se muestra optimista ante la fluidez comercial y a través del dialogo busca un aliento y estímulo para los grupos económicos de la urbe. Todo, debe ser manejado por la cartera diplomática y Cuba, jugaría un importante papel junto a países caribeños.

Venezuela con su sistema integrado de economía y Colombia a través de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, (OCDE), buscan apuntalar el acento comercial en el sur y éste último país cuenta con programas individuales de apertura comercial para desmejorar a nuestra patria bolivariana, más ahora con las visitas de Obama y su presidente a las zonas de acceso de producción industrial, incluyendo a Brasil, que, juega a dos cartas. La idea es incrementar el flujo de capitales en dólares y explosionar el Banco del Alba.

La OCDE es el punto de encuentro del mundo desarrollado porque de ella solo forman parte los países que cumplen con altos estándares en el manejo de políticas públicas, comercio internacional, flujos de capitales y generación de estadísticas. Está compuesto por 34 Estados miembros y, de esta manera Colombia refuerza su destabilizaciòn hacia Venezuela contando con países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania.

Este club de los países desarrollados, desean asentar un hecho histórico en Latinoamérica y la falsa polémica entre Álvaro Uribe Veliz y el presidente José Manuel Santos luce fantasiosa y burda. Viene, El Palacio de Nariño, logrando resultados positivos en sus balances económicos y marcando un estándar en el control bancario junto a Costa Rica.

Por fortuna, Venezuela se dio cuenta de esta peligrosa jugada y solo el campo diplomático indicara los procedimientos pertinentes para lograr recuperar algunas inversiones que pueden resultar riesgosas en su manipulación.

No por casualidad, ambos presidentes tomaron las palabras Paz y Agrícola. Los estudios realizados, coinciden que es una estrategia para asumir un reto. Debemos abrir el comercio para beneficiar al pueblo, para fomentar un comercio abierto, donde la agricultura estaría en un segundo plano y se motivaría la política de puertos. Es de destacar que en nuestro país no se quiere respetar la regulación de precios y el gobierno debe mostrarse fuerte para su control, porque hay grupos económicos que no promueven su implantación.

Colombia, viene utilizando el mismo lenguaje del ex presidente Uribe, busca confundir. La semana pasada, Fedesarrollo presentó un estudio que analizó cuál debe ser la política agraria que necesita el país, para superar los viejos problemas que aquejan al campo. La investigación, que fue contratada por la SAC y que reunió a un grupo de economistas, advierte que el país debe darle un vuelco a las políticas públicas del sector rural si quiere desarrollar la agricultura, cerrar la brecha entre el campo y la ciudad y, lo más importante, construir una paz estable y duradera.

Santos, presiona y busca llegar a un acuerdo con la guerrilla para lograr una buena planificación y ordenamiento territorial, donde el país colombiano podría consolidar su seguridad alimentaria y producir con creces recursos para los mercados internos y externo, mientras Venezuela tendría un programa que se viene cumpliendo a pesar de las continuas destabilizaciones de grupos que son apátridas en sí. Y que, un grupo de venezolanos desean que fuesen juzgados.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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