"Nuestra generación no se arrepentirá de las obras y de las palabras de las malas personas, sino del silencio de la buenas personas”
Martin Luther King
“Tengo un sueño”, palabras que retumban en la historia mundial pronunciada por Martin Luther King Jr., un desconocido que se atrevió a desafiar el orden establecido de un gobierno segregacionista, guerrerista y militarista. “Tengo un sueño, en el que llegaría el día en que desaparecerían todas las barreras sociales y raciales...”; esa simple oración cobra fuerza hoy más que antes, a pesar que transcurrido 50 años.
El Reverendo Luther King Jr, o Luther King -como es conocido- hablaba de conceptos sociales como: respeto, solidaridad, humanidad, dignidad; conceptos que decía -hace dos mil años- el hijo Dios, Jesús de Nazaret y hace 14 años, Hugo Chávez. Este jueves cuatro de abril, cuando se conmemora un año más del asesinato del líder estadounidense, Martin Luther King, deseamos hacer una apología de los cambios sociales que él visualizó en su sueño y la necesidad que tenemos los revolucionarios venezolanos de asumir ese sueño, basado igualmente en la palabra empeñada ante nuestro comandante-presidente eterno. "Tengo un sueño: que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo. Nosotros sostenemos como evidente esta verdad: Todos los hombres son creados iguales", manifestó el religioso -en un instante de claridad universal-claridad que Hugo Chávez tuvo cuando dijo: “Igualdad de oportunidades para todos, porque somos iguales antes los ojos del Cristo Redentor”.
El asesinato de de Luther King, marcó un antes y un después en la historia contemporánea de los Estados Unidos y la muerte de nuestro líder fundamental, también partió la historia de Venezuela en un antes y un después. Hay mucha similitud entre ambos discursos, en la visión de país que cada cual tenía, incluso, llegaron a ser despreciados y odiados por las clases sociales dominantes; vienen de orígenes humildes, uno religioso y otro militar, pero ambos con concepciones basadas en la conciencia de clase, en el compromiso social, en la convicción de un mundo mejor, sin discriminación racial, económica, política, religiosa, sexual y educativa.
No es la comparación de un hombre con otro, no, son los puntos de coincidencia de los que ambos hablaban. “Yo tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán en una nación donde no se les juzgará por el color de la piel sino, por sus cualidades", sin embargo, el Ejército de los United State de la época, obligaba a los “afroamericanos” a luchar en la guerra de Vietnam, cuando esos mismos afroestadounidenses no tenían derecho a la educación, a servicios públicos ni a cualquier otra garantía constitucional. De no haber sido ultimado aquel 4 de abril de 1968, Martin Luther King hubiese sido presidente de los Estado Unidos y si mi comandante-presidente: Hugo Chávez, no le hubiesen inoculado el cáncer, estaría en ejercicio. "Si la vida es el precio que debo pagar para que mis hermanos y hermanas sean libres de una permanente muerte del espíritu, entonces nada puede inspirarme más", esta frase la pronunció Luther King, tras ser amenazado de muerte, el 5 de junio de 1964, año en el que por cierto, fue galardonado con el premio Nobel de la Paz.
Y así como el reverendo profetizó su muerte, nuestro padre, hermano, amigo, camarada: Hugo Chávez, entregó su vida por Venezuela, por los invisibilizados, por la patria, por los hijos de Bolívar, Chávez vive, vive, la lucha sigue, sigue.
