Una de las matrices de opinión que ha tratado de imponer insistentemente desde hace algún tiempo la oposición en Venezuela es la relativa a un supuesto fracaso del modelo económico socialista implantado por Hugo Chávez. Así, representantes de los diversos gremios del sector privado y voces agoreras del capitalismo neoliberal se unen en coro para anunciar que el país se halla al borde de una catástrofe económica inminente, por lo que se requeriría que el gobierno de Nicolás Maduro implemente la dolarización y elimine todos los controles existentes para que se acabe entonces la ola de desabastecimiento, acaparamiento e inflación inducida que azota a la familia venezolana. Todo eso a pesar de disfrutar de la asignación de divisas para importaciones fraudulentas y permitirse imponer un tipo de cambio al margen de los controles establecidos por las autoridades nacionales, de modo que termina por afectarse el poder de compra de todos los trabajadores.
Hasta ahora, tal estrategia no ha funcionado a plenitud. El pueblo, a pesar de las colas cotidianas, se mantiene esperanzado en que Maduro resuelva finalmente esta situación. Sin embargo, sí se nota cierta erosión en el ánimo de alguna gente, lo que debiera activar las alarmas del gobierno y de quienes dirigen al Psuv y resto de partidos políticos aliados del chavismo, al percibirse que a las autoridades se les escapó de las manos el control de la situación, en especial sobre el mercado paralelo de dólares que tanto ha desequilibrado a la economía nacional.
Todo lo que ocurre en el orden económico no puede, en consecuencia, atribuírsele al fracaso del socialismo bolivariano. Como lo refiere Antonio J. González Plessmann, “la experimentación de una democracia socialista, a la venezolana, nace justamente del fracaso de las democracias liberales, representativas, de las economías de mercado. Estas fueron incapaces de generar igualdad sustantiva, participación real de las mayorías en los asuntos públicos, protección a los derechos humanos y garantías de preservación de la vida en el planeta. El modelo que realmente fracasó es aquel que divide en dos la riqueza mundial: 'casi la mitad está en manos del 1% más rico de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante [lo que implica] el secuestro de los procesos democráticos por parte de la élites' (Informe Oxfam). Quienes denuncian 'fracaso' son justamente los operadores de unas elites que secuestran a las mayorías su poder de decidir”.
Se debe tener en cuenta que la oposición siempre ha jugado al sico-terrorismo. Sus tretas se enfocan al desgaste moral de quienes luchan por la Revolución Bolivariana Socialista, por lo que su campaña mediática persigue neutralizar cualquier apoyo que ésta requiera, ya sea ante una agresión directa del imperialismo gringo o desde dentro del territorio venezolano. Para impedir que esto suceda eventualmente, el poder popular organizado tiene que empezar a crear y a manejar espacios autogestionarios desde los cuales se promuevan nuevas formas de hacer política y, en consecuencia, se haga posible construir un Estado totalmente nuevo, ajustado al ideario revolucionario socialista.-
Maestro ambulante¡¡¡Rebelde y Revolucionario itinerante!!!¡¡¡Hasta la Victoria siempre!!!¡¡¡Luchar hasta vencer!!!