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Frontera, el juego político de Santos y Maduro

El sueño de los venezolanos se hace deprimente, mi familia está emparentada por mi abuela paterna con los wayuu, gente humilde que fue saqueada por los colonizadores y muchos no saben sí ganar en pesos, bolívares o dólares. Solo el comandante Chávez se preocupó por ellos y se convirtió en el proyecto posible, como el bien supremo.

Ya dejamos de ser niños, ahora buscan engañarnos con mentiras y, solo hablan del triunfo y triunfo. Fue mentira que ganaba el mejor, los arreglos políticos colocan en puestos salidores a los tramposos, pero, también a quién organizaba el juego político, estamos entre la verdad y la mentira.

Cuando me casé en 1980, de un solo jalón fui a Ciudad Ojeda a visitar familiares y, de allí al Moján. Vi en el trayecto muchas calles y plazas con el busto de Simón Bolívar, más allá, en las licorerías algún vallenato para celebrar y comentar su legalidad o ilegalidad histórica, pero, es un sentimiento histórico y caribeño con una buena parranda, el mejor wisky y el amor por los muchachos.

Cuando se desplazan colombianos a Venezuela, se sigue dividiendo a la familia, en la frontera se hace latente las huellas de una triste historia de incomprensiones. La podemos encontrar en la colonia y en nuestros primeros años de independencia. Santander, Bolívar, Páez y Sucre. Que diversidad de temperamentos, ahora la Guerra Fría tiene un nuevo escenario en la frontera colombo- venezolana.

En Venezuela, el mal lenguaje en un gobernante y sus tonos despectivos y amenazador, nos han dado señales que han traído malos tiempos en la historia de la humanidad, Páez y Santander rompieron con su traición la unión del Ecuador, Colombia y Venezuela.

Actualmente, los modelos políticos son los peores del mundo, todos sus representantes son responsables y siempre cuando cierran fronteras, maltratan y expulsan a la gente sin importarles su nacionalidad. Todos los gobernantes quieren imitar a Israel, controlar a los pueblos y fronteras y bloquear todo acceso a los refugiados.

Estamos en una bancarrota de la ética política, como la ciencia del derecho y del humanitarismo contemporáneo.

Solo falta gritar, cuestiono las decisiones absurdas tomadas por el gobierno bolivariano. Siempre el equipo gubernamental están de fiesta y el guayabo se hace más duro, mientras el pueblo se relame en las colas hasta seis horas por dos kilos de azúcar.

La Unión Europea, expresa su incapacidad para prever la crisis y reaccionar entre ella de un modo civilizado. Nosotros, tenemos una buena cantidad de exilados que se vinieron a nuestras tierras por lo económico. Aquí, tenemos una jauría humana: apátridas, retornados, refugiados, desplazados internos y externos. Habrá que fijar acciones y juzgar responsabilidades y deberes, tenemos un máximo histórico.

El origen del problema no es técnico, sino político y económico. Hay quienes tienen el poder de concentrar la riqueza y, no quieren perder ni ese poder, ni esa riqueza. Permitieron el libre tránsito de personas, camiones, gandolas y carros particulares. Es un espectáculo mórbido con varios escenarios a la vez: desplazados, paramilitares, agentes del narcotráfico viendo el Arauca y el Mula, guerrilleros FRAC- EP, gente común. Ya nadie quiere enmendar el pecado y, todo se convirtió en saqueo a nuestros bienes y el robo de nuestras tierras vírgenes. El Esequibo por parte de los Ingleses y premiamos esta acción con la venta de hidrocarburos excesivamente económicos a las Antillas Neerlandesas que son colonias del Reino Unido, Inglaterra, poseedora de muchos bienes venezolanos, inclusos donde están asentadas las Iglesias Protestantes en el país, un registro en nuestras notarias y otro duplicado en esa gran isla que controla el mundo. En el gobierno de Luis Herrera Campins se trató de regular la estadía de misioneros protestantes pro israelíes en el país, pero, todo se engavetó en los archivos del antiguo Congreso Nacional.

Se deben diseñar políticas sensatas que permitan a la gente alejarse de las fronteras un kilometraje por tratarse de integridad territorial. El asunto, no es solo por razón de pasaportes, es el narcotráfico y su paso hacia Venezuela buscando las costas porteñas y falconianas.

Entiendo a Colombia, me idéntico con esa nación. Santos y la oligarquía colombiana no quiere nada con coterráneos que no desean trabajar y alimentan el egoísmo entre sus hermanos. La Clase Media Bogotana vive de antojos y de ferias.

La estructura económica de Colombia es dificultosa y esta flameada con las bases militares norteñas. Todo se esta transformando, gracias a la tecnología, estamos más informados, no cavemos más allá de la superficie. Existe mucha diferencia entre La Casa Blanca y la Casa de Nariño. En ambos casos, no debemos ser imprecisos.

 

 

 



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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