I.
¿Derrota de la OEA, de Almagro? Veámoslo mejor como el triunfo de una nueva época de América Latina y el Caribe, parodiando al presidente ecuatoriano Rafael Correa. Y, por supuesto, la concreción de los mensajes insistentes de Fidel y Hugo Chávez: solo la unión nos hará fuertes y libres. Aunque hemos ganado esta batalla, tenemos que estar conscientes que no hemos ganado la guerra. Son infinitas las batallas que hemos de librar aún; el adversario es demasiado poderoso, está representado por el imperio colectivo más poderoso de la historia de la humanidad, pero la dignidad de nuestros pueblos, el despertar de la conciencia de quienes han podido experimentar los cambios de nuestras sociedades, lo es más aún. Ahí tenemos el ejemplo de la pequeña Cuba, que se erige invicta después de 55 años de bloqueo, ante un imperio genocida, invasor, criminal, sin escrúpulos a sólo 150 kilómetros de sus costas.
II.
Pero, ¿qué es la Organización de los Estados Americanos (OEA)? Esta es una organización internacional panamericanista
III.
Almagro, quien representa los intereses de quienes como los EE.UU., de Canadá y el gobierno lacayo de Paraguay, en ningún momento ha interpretado, no tan sólo los postulados que dieron origen a la OEA, sino el momento que viven los pueblos latinoamericanos y caribeños, cuyos gobiernos parecen haber entendido que las movilizaciones que se están dando en Argentina, en Brasil, en Colombia, en México, alertan que no estamos en tiempos de retroceso, sino de avanzada permanente. Que lo sucedido recientemente en Argentina y Brasil son accidentes políticos que se dan, que suceden porque la arremetida imperial es muy poderosa, está acompañada por recursos sin límites, tanto en lo financiero, como en lo mediático, en lo logístico.
IV.
Los avances que en democracia participativa y protagónica, en conquistas sociales representadas por logros en la educación, en la salud, en el acceso a viviendas dignas, en seguridad social, igualdad de género, en trabajo y remuneración dignos, en distribución del ingreso, en atención a quienes nunca estuvieron incluidos en los planes y programas de desarrollo social, están calando profundamente en la conciencia de los pueblos de la Patria Grande. Eso lo comprenden los gobiernos de NuestrAmérica. Y esa, entre otras, es la razón de la correlación de fuerzas que acaba de producirse en la reciente Asamblea Extraordinaria de la Organización de Estados Americanos OEA, esa misma que desde hace más de 50 años es conocida como Ministerio de las Colonias de EE.UU.
V.
¿Qué pasará ahora con la OEA luego del estrepitoso traspié de su Secretario General? El Ministerio de las colonias latinoamericanas y caribeñas ha caído en las peores manos. El debut de Almagro marca su derrotero. Con él la derecha internacional a las órdenes de EE.UU tiene el peor de los aliados: un perdedor. Un hombre gris. Despreciado por sus propios compatriotas que le negaron esta vez el voto que hace menos de un año lo ungió como Secretario General del Ministerio de las Colonias latinoamericanas y caribeñas.
VI.
La arquitectura latinoamericana y caribeña levantada por Fidel, en mi opinión el Máximo Estadista del Siglo XX, y cuidado si de la Historia de la Humanidad –apuesto por ello-, al lado de Néstor y Cristina Kirchner, Lula Da Silva, Evo Morales, Rafael Correa, José “Pepe” Mujica, Tabaré Vásquez, Daniel Noriega, Presidentes y Primeros Ministros Caribeños, sigue sólida en sus organismos representativos de los pueblos emergentes: Alba-TCP, Unasur, Celac, Telesur, Radio del Sur, y otros periféricos, deben consolidarse con el correr de los años. A ello deben avocarse, en lo sucesivo, los pueblos de NuestrAmérica.