EE.UU. "ya ha esclavizado a toda Europa y mantiene bajo control no solo a los alemanes, sino a toda la Unión Europea" (Serguéi Lavrov)
Este dicho o refrán venezolano se refiere a cuando alguien dice algo, o hace algo, a destiempo, es decir que debió ser hecho o dicho antes, ya que en el momento que lo hizo, ya perdió su valor.
Dicho ese que puede ser, con toda propiedad, aplicado a los dirigentes de la Unión Europea (UE), que vienen últimamente vociferando y denunciando la política exterior de EEUU en suelo europeo.
Veamos varias perogrulladas.
1.Europa deberán acostumbrarse a que los tiempos de la materia prima barata se acabaron y el precio a pagar por los mismos sólo lo pueden definir sus dueños; cuestión ignorada en los últimos 12 meses cuando en lugar de frenar o de ayudar para detener el conflicto ucraniano, dejaron de comprar gas y petróleo directamente de los rusos y ahora EEUU compra productos energéticos a un precio, pero se los venden a Europa a precios cuatro veces más altos. Además, han arrastrado a Europa a sus guerras de sanciones contra Rusia. De allí que Europa no sólo vive una crisis energética sino también una crisis de identidad.
2.Los embargos antirusos han reducido los proyectos entre Rusia y los países europeos, sobre todo, el uso de la energía barata rusa, lo que fue la base del desarrollo industrial en Alemania, Francia y otros países.
3.Mientras que toda Europa está pagando muy cara la Guerra de Ucrania, Washington está haciendo una fortuna a costa de los europeos. El país que más se beneficia de la guerra es Estados Unidos, porque vende más gas a precios muy altos y porque vende más armas.
4.La sustitución del gas ruso por el gas de esquisto estadounidense beneficia masivamente a EEUU. Washington tiene un superávit comercial gracias a sus ventas de gas y petróleo a precios elevados a Europa.
5.El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha insistido mucho en lo inconveniente de la incondicionalidad de los dirigentes europeos hacia la política exterior de EEUU. Y ha dicho, por ejemplo, que alguien con liderazgo en UE debería decir finalmente: Arruinamos todo, es hora de detenerse, porque los problemas causados por las sanciones seguirán en crecimiento. Si esto sucediera, los precios de la energía caerían de inmediato y, con ellos, la inflación se reduciría a la mitad. Ha reafirmado, una y otra vez, que Europa fue la mayor perdedora del conflicto en Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia, mientras que EEUU solo se beneficia de esto.
6.A través de aumentar el coste de la energía y hacer que sus industrias rivales europeas sean menos competitivas, EE.UU. puede posicionarse mejor en el comercio internacional.
7.El líder del partido francés Los Patriotas, Florian Philippot, ha dicho que "los halcones estadounidenses quieren una guerra mundial en Europa".
8.Y el ministro de Relaciones Exteriores, Péter Szijjárto, descubriendo el agua tibia, afirmó: "El movimiento de la economía europea hacia la recesión es una buena noticia para la economía de EE.UU. y parece que EE.UU. ha podido beneficiarse de ello".
La Ley de Reducción de la Inflación (IRA)
En agosto del año 2022, la administración de Joe Biden, aprobó La Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que implica un programa de 369.000 millones de dólares destinados a promover la reconversión energética, ayudando al desarrollo de nuevas tecnologías con bajas emisiones de carbono.
Ante eso, algunos dirigentes europeos han manifestado su preocupación con ese paquete de subvenciones a la energía verde de EE.UU., porque consideran que podría agravar aún más la situación de la industria en el Viejo Continente en medio de la actual crisis económica. Pero, sobre todo, que constituye una formidable máquina de succionar industrias y conocimientos europeos, y de animarlos a instalarse en EEUU con subvenciones y ayudas de todo tipo.
Han calificado ese programa de proteccionista y han acusado a EE.UU. de romper y violar las normas del comercio internacional, en tanto constituye un ataque a la industria europea, desde los fabricantes de automóviles eléctricos hasta para quienes generan productos de energía verde, como paneles solares y turbinas eólicas.
Se ha dicho que EE.UU. está creando una "política proteccionista e intervencionista" para ayudar a sus propias empresas poniéndole el título de verde, con lo cual ven a Europa en una "clara situación de perdedora" en un horizonte de una a dos décadas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que la legislación antiinflacionaria de EE.UU. puede llevar a una "competencia desleal" y "cerrar los mercados y fragmentar las cadenas de suministro críticas". "Si vemos que las inversiones en los sectores estratégicos están fugándose de la UE, esto solo puede socavar el mercado común".
También se ha dicho que la UE debe brindar subvenciones a sus empresas para reducir los precios energéticos y debe que presentar una demanda al respecto contra EE.UU. porque eso constituye una violación de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y una amenaza para la inversión en Europa.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al ser preguntado sobre si se siente "traicionado" por la implementación de la IRA, respondió que la UE "preferiría otro comportamiento" por parte de Washington. "Estados Unidos, aún bajo esta administración, percibe sus intereses económicos como la prioridad".
Consecuencias para la economía europea
Desde finales del año pasado, muchos directores de grandes monopolios europeos empezaron a dar la voz de alarma a la Comisión Europea. Habían descubierto los efectos devastadores de la nueva Ley. Con el pretexto de descarbonizar la industria, EEUU hace dumping con la industria y los conocimientos técnicos. No se trata sólo de sectores o tecnologías estratégicas como los semiconductores. La energía, la solar, el hidrógeno, la automoción, el acero, el zinc, las baterías. Todos los sectores recibirán enormes subvenciones si se instalan o se trasladan a Estados Unidos.
Los fabricantes de automóviles, con PSA a la cabeza, han anunciado que están estudiando la posibilidad de ubicar parte de la producción de sus vehículos eléctricos en EEUU para beneficiarse de las subvenciones que no tienen en Europa. La empresa española, Iberdrola, ha decidido vender parte de sus activos europeos para reducir su deuda, con el fin de financiar mejor un programa de desarrollo de 15.000 millones de dólares en EEUU. El fabricante de equipos aeronáuticos Safran ha suspendido sus proyectos de inversión en Europa, a la espera de más aclaraciones. ArcelorMittal está cerrando altos hornos en Europa, por considerar que es mucho más rentable producir acero en Estados Unidos, aunque luego haya que importarlo a Europa.
Tesla, propiedad del multimillonario Elon Musk, anunció a finales de octubre que abandonaba su proyecto de gigafactoría en Berlín en favor de Austin (Texas). Northvolt, el fabricante sueco de baterías, que iba a construir una fábrica en colaboración con Volkswagen, ha suspendido su proyecto por considerar que EEUU es ahora mucho más atractivo. Los fabricantes de vehículos eléctricos japoneses y surcoreanos de Asia, mucho más avanzados que los europeos en cuanto a componentes electrónicos, son ahora reacios a proseguir sus planes de expansión en Europa junto a los fabricantes de automóviles europeos.
Lo que es cierto para las baterías lo es también para los semiconductores, las turbinas eólicas y los paneles solares. Todos los monopolios europeos meditan la situación y se preguntan si, en un contexto de incertidumbre total, merece la pena invertir en Europa.
Europa está amenazada por una desindustrialización masiva, que corre el riesgo de comprometer su futuro económico y social. Detrás de los grandes monopolios, son todos los ecosistemas industriales los que están en peligro. No sólo la cadena de subcontratistas y de servicios, sino también todas las cadenas de investigación y de valor añadido que trabajan en simbiosis con los grandes grupos y que están llamadas a formar la nueva matriz de la reindustrialización, tras el gran período de perturbación ligado a la mundialización y a la deslocalización.
La UE busca iniciativas para enfrentarse a EE.UU. y su ley antiflación. Los líderes europeos han sostenido que la estrategia de "compre productos estadounidenses" se convierta en un estándar bajo la Administración de Biden y que los desacuerdos sobre el IRA puedan conducir a una guerra comercial, y peor aún, debilitar la postura todavía unida entre EE.UU. y Europa sobre el conflicto Ucrania-Rusia.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, el español, Josep Borrell, el mismo que habló del Jardín y la Jungla, le pidió a Washington responder a las preocupaciones europeas al denunciar el "impacto económico" que causan en los Estados comunitarios las decisiones que toman al otro lado del Atlántico y el ministro de economía de Alemania, Robert Habeck, pidió más "solidaridad" por parte de EE.UU. y que reduzca los costos de la energía.
Ahora, lo que queda claro es que los males que está padeciendo Europa tienen que ver con la renuncia de ser autónomo en el caso de la operación rusa en Ucrania, de allí que se habla con mucha insistencia que la UE se haya convertido en el estado número 51 de Estados Unidos, pues se adhiere excesivamente a las políticas del país norteamericano.
En definitiva, a los dirigentes europeos se les podría aplicar el siguiente mantra: o corren o se encaraman