En Maracaibo hemos vivido un trauma tras el proceso que se le sigue a Manuel Rosales, pero déjenme comenzar por el principio para que me puedan entender: este municipio venía de una gestión revolucionaria de diez años, según la cual, los dirigentes rojos rojitos no la identificaron con el pueblo. En mi criterio, excluyeron a los vecinos de los barrios más humildes, que son la punta de lanza del proceso que lidera el presidente Hugo Chávez y que en consecuencia, provocó los reveses electorales del chavismo en estos predios.
Una década gris que a Dios gracias, se supera por la gestión que desde Caracas hace el máximo líder de la revolución para el país y que garantizó que con todo y eso, tengamos un municipio revolucionario, sólo que no digiere a los políticos que en esta región representan el proceso. Eso es evidente.
Ahora bien, en las elecciones de noviembre de 2008 Rosales asumió el poder municipal asediado por las denuncias de corrupción y, finalmente, se fugó del país, pese a los eufemismos con que insiste la oposición en calificar el caso. Desde entonces, esta jurisdicción vive un destino incierto. La gestión está paralizada, aunque digan y quieran hacer ver lo contrario.
De modo que, ante tal situación, quiero hacer una propuesta tras advertir que no tengo ni siquiera idea de cómo se podría lograr, pero de prosperar, aliviaría de esas penas a las personas que no tiene la culpa de los errores de sus mandatarios, aun cuando son sus electores directo a través del voto.
Me refiero a la posibilidad de aplicar un mecanismo en el que un organismo averigüe y procese las denuncias en el Ministerio Público, de los venezolanos que se postulan a las candidaturas y de resultar culpables, desecharlos y enjuiciarlos. No veo complicación en eso, sólo una forma de hacer justicia, más en Maracaibo, donde podrían asomarse aspirantes con acusaciones serias en la Fiscalía queriendo ser alcaldes.
Pero lo más importante es que se libraría a la población de situaciones que nos hacen víctimas de esos gobernantes. Imaginen que haya elecciones en este municipio y el alcalde sea nuevamente enjuiciado. Que el Señor nos salve de semejante atrocidad. Se debe tener certeza de que los candidatos sean políticos honestos, de recto proceder. Eso es de sentido común. Resulta inconcebible postular a personas cuestionadas o de dudosa probidad. Seguramente a esta propuesta se opondrán opositores y rojitos con denuncias en su contra, que aspiran a los comicios marabinos, pero no pensemos en ellos sino en la honestidad e imparcialidad de la justicia revolucionaria y los inocentes que sufren las consecuencias de los dirigentes corruptos.
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