Definitivamente que los golpistas deben ser parientes del cavernícola Trucutú, porque no puede ser llamada la conducta exhibida por ellos de otra forma. En primer lugar, son unos pobres mentirosos y con mentiras bastante baratas, que no se atreven a hacerlas los jóvenes de hoy. ¿Cómo es posible que los gorilas y oligarcas piensen que los hondureños son tontos, para presentar una falsa renuncia y posteriormente hablan de destitución?
Si la renuncia que presentó Carmona en Venezuela junto a los oligarcas de algunos medios y otros empresarios de la política era tan falsa como una moneda de dos caras, la que mostró el combo de Roberto Micheletti fue más una payasada que otra cosa. ¡¡Qué pena!!
Igualmente fue una de circo presentar a uno que mientan Gonzalo Rivera, un secretario del Congreso, que hablaba más rápido, como si estuviera asustado o como para que no le entendieran los pronunciamientos y resoluciones de esa instancia legislativa y de paso, referirse a los diputados con el carácter de honorables. ¿Cómo los que integran un Congreso y avalan un golpe de Estado pueden ser calificados de honorables?
Ese Congreso parece ser de la misma naturaleza del que existía en Venezuela antes de que llegara Chávez, es decir, un nido de negocios, donde lo importante era la entrada de dinero en los bolsillos de algunos, al punto que uno no los ve trabajar, pero siguen comiendo y bebiendo.
Ahora los “honorables” diputados del Congreso de Honduras, partidarios del golpe de Estado quieren pasar de victimarios a víctimas. Las fuerzas del poder económico y militar de Honduras, las mafias para decirlo de otra forma que más se ajusta –como unas que hay en Venezuela- se han aprovechado de unas circunstancias muy especiales para hacer lo que hicieron en esa nación y ello tiene que ver con la pobreza de la ciudadanía y el control de los medios y otros sectores por parte de la elite oligarca de ese país.
No olvidemos que esas fuerzas retrógradas se hicieron más fuerte cuando hace años Honduras sirvió de base a muchas fuerzas de la derecha que actuaban en Centroamérica y que sin distingo alguno intervenía en El Salvador, Nicaragua, y Guatemala, entre otros, siempre en contra de las poblaciones. ¿Cómo pueden ser olvidadas las miles de muertes en las guerras de Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Panamá? Mucha de esa bélica acción venía siendo planificada por agentes externos desde tierras de Honduras.
La cuestión es tan seria que se ha desatado una brutal persecución en contra de dirigentes populares seguidores del Presidente Zelaya, algunos pasaron a la clandestinidad y otros se han asilado, como el secretario privado del Presidente, Enrique Reina, y el periodista Eduardo N. Maldonado, en embajadas europeas. Rafael Alegría, otro dirigente importante en ese país ha pasado a la clandestinidad después igual que César Han y se desconoce el paradero de otro profesional de la comunicación como es el periodista Raúl Valladares.
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