Basta insertar el mensaje profundo de la obra de Kosinsky en la realidad actual de las sociedades, los sistemas políticos, los Estados y la democracia para darnos cuenta que se siguen alterando los contextos para crear situaciones y condiciones que conlleven a circunstancias de entornos y escenarios maquillados, donde simula orden, estabilidad, tranquilidad y paz; mientras con el mantel constitucional e institucional se tapan la corrupción, la desproporción, la ansiedad de poder de las elites económicas, políticas, eclesiásticas; y hasta el hambre y la miseria de los pueblos se ocultan.
Desde el jardín se pueden cultivar las más hermosas plantas que claven sus raíces en lo más profundo de la tierra y broten rosas rojas, pero también se pueden planificar los crímenes más horrendos contra el orden establecido, contra el Estado y la democracia. Precisamente, eso fue lo que ocurrió en Honduras el pasado 28 de junio, cuando las Fuerzas Armadas, el Congreso y el Tribunal Supremo dieron un Golpe de Estado para adueñarse del poder y cambiar la realidad, que ahora el pueblo va entendiendo.
Pudiera ser que este golpe seco se planificó desde el jardín de la Conferencia Episcopal hondureña, o desde jardín de las Fuerzas Armadas, del Congreso o del tribunal Supremo. Inclusive, pudiera decirse que hasta el jardín de la Casa Blanca en Estados Unidos luce sospechoso. Lo cierto es que desde algún jardín se planificó el golpe y desde allí salieron las tropas asesinas, tal vez bendecidas por el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Madariaga. Como diría el poeta Eduardo Brisset, ¡hay Dios mío si las plantas, las flores y las hostias hablaran! los jardines servirían solo para adornar las verdaderas democracias y las misas serían de verdad para transmitir el mensaje profundo de Dios, que no es otro que la justicia, el amor, la paz y la igualdad. Dios no quiere elites, ni falsos Cardenales que se arrodillen ante el poder de facto. Cristo no se arrodilló frente a los fariseos del Sanedrín, ni frente a Pilatos y Caifás.
No dejemos piedra sobre piedra y sigamos cultivando las semillas de la revolución para que clave sus raíces en el alma de nuestros pueblos y ver nacer la rosa roja de la verdadera transformación social, política, económica, religiosa y militar. Desde el jardín miremos el escenario de lucha política. El enfrentamiento entre la derecha y la izquierda es a muerte: o vencemos para vivir o nos derrotan para morir..
Politólogo