La revolución ha escogido el camino más difícil para hacer los cambios: la vía pacífica del voto. Estamos concientes de que la cultura consumista e individualista que instaló el capitalismo en nuestra sociedad, y justificada por el aparato mediático, limita, retrasa y socava la conciencia política del pueblo. Y si a ello se le suma el papel político y contrarrevolucionario que han asumido los medios en Venezuela, hace que el camino de la transformación sea más espinoso, por lo volátil en que se convierte la voluntad de los sectores más susceptible del ataque mediático.
En el contexto de las elecciones parlamentarias del 26S, los medios concertaron una agenda mediática de ataque al Socialismo que consistió en: asociar comunismo con el socialismo, consolidar este mensaje en la clase media, crear programas y contenidos especiales para los estratos sociales donde se encuentra la fortaleza del voto Chavista y explotar con mentiras, problemas como falta de agua, electricidad, inflación y la inseguridad,
Es por ello, que el triunfo electoral de la Revolución el 26S, se convirtió en una realidad dolorosamente adversa a la contrarrevolución, y sus medios le han creado una vez más un mundo de fantasía paralelo donde se refugian. En esa fantasía han vivido tanto tiempo que han terminado creyendo en ella. De allí saldrán en el 2012 cuando Chávez triunfe con 10 millones de votos.
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