Qué insufrible debe ser para un ser inteligente tener a una mascotita de lujo dentro una casa, leyendo revisticas HOLA, COSMOPOLITAN, VANIDADES, PEOPLE..., todo el día mirándose en un espejo: “¿quién será la gafita más linda de la pantalla chica…?”, haciéndose la pezuñas, depilándose, baños de hidratación, masajes, tintes, mechitas, transparencias,… para salir luego con su vocecita palúdica a hablar de los terrores de un Goliat contra un David tuerto, canijo y muerto de hambre.
¿Dónde en el mundo se habrá visto que unas bobitas de peluche y carteritas nacaradas se conviertan de la noche a la mañana, gracias a un medio de comunicación, en los oráculos de la nación, en los seres rectores del destino de todos unos partidos de oposición? Bobitas que estudiaron periodismo únicamente para salir por televisión. Qué cosa.
Sí, la guerra contra el Goliat Chávez por parte de unos hombres indefensos, pobres y aplastados por el poder, como Guillermo Zuloaga, Mezherane y Ravell. Los Zuloaga todos son unos David, como aquel Nicomedes Zuloaga que fue a parar a la cárcel, a principios de los 80’s, por estafar con los dólares de RECADI. Así sería de descomunal aquel robo que el tal Nicomedes pasó sólo unos días en el Hotel del Junquito ante un gobierno como el de Lusinchi, totalmente chorreado. La saga de los Zuloaga pletórica de grandísimas estafas a la Nación desde que fundaron la Electricidad de Caracas. ¡Ay, que David tan apocado y enano!
Un David como Guillermo Zuloaga que se permite todavía decir con todo el descaro del mundo que aquí el 11-A de 2002 no hubo golpe de Estado.
Ellos, los David encogiditos que se permitieron asesinar a Danilo Anderson para después destrozar a mansalva el expediente del caso: exactamente como lo trataron de hacer con los tres comisarios de la PM y con la juez de este caso. Qué clase de David tan dulces, tan virtuosos y chéveres que a quien ellos les da la gana le meten una guaratara por el ojo, ¡carajo!: al Tribunal Supremo de Justicia, a la Fiscalía General de la República, a la Asamblea Nacional, al palacio de Miraflores con Presidente, ministros y todo lo demás
Un David, para la boba inaudita de Ana Karina Villalba es Marcel Granier junto con los Vollmer con el Departamento de Estado norteamericano despachándole (a través de la USAID) millones de billetes verdes. Para la boba inaudita de Ana Karina Villalba la SIP está constituida por puros Davidcitos muy en miniatura que no tienen ni para un cachito con una limonada. Davidcitos que se pasaron por el forro la Constitución y se cagaron en los cuarteles, montaron un golpe y un paro criminal de tres meses, fusilaron a un pueblo en Puente Llaguno con cosas totalmente inofensivas como micrófonos, luces y cámaras. Por eso el David del imperio norteamericano lo primero que hizo al invadir Irak fue volar en mil pedazos la estación de la televisión nacional de Bagdad.
Con esos microfonitos y camaritas, al fulano Goliat de Chávez le dieron por el mero ojo y lo sacaron de Miraflores, lo mandaron para una isla y le inventaron que había renunciado.
La boba inaudita de la Ana Karina, con su vocecita semi-asmática de carajita malcriada, de niñita profundamente frívola y a la que le encantan las fruslerías de la terrific modernidad, dice que Tves no sirve para un carajo ante la exposición de nalgas y tetas, de la vulgaridad infinita de Ají Picante, ante la putería desbordada de RCTV (ahora con su burdel ambulante recorriendo Venezuela). Esa es la cultura y la moral de esta bobita inaudita con sus David de luces deslumbrantes que se forjan en Miami, en Disneylandia. El David de Ravell que con cuatro o cinco piedritas le ha dado en el ojo al Goliat del pueblo venezolano que ha conseguido mantener una encerrona de cuatro millones de locos balbuceantes que no saben para dónde coger por culpa de este comunismo arrogante, de este tirano que todo lo quiere para sí: cogérselo todo para mandarlo para Cuba, que nos tiene andando en cuatro manos porque no tenemos un pancito qué comer, dónde vivir ni cómo hablar porque nos matan.
Estos David de la gran palangre empresarial que han conseguido extrapolar la pavorosa cagadera que los domina a sus cuatro millones de locos balbuceantes.