Malos actores

El candidato de la derecha se ha mecido de un lado a otro en sus tácticas electorales. Sus intermitentes asesores lo han puesto a cavilar cual será la mejor forma de contrarrestar el afecto popular que mantiene el Camarada Chávez. En este transitar de su periplo electoral, este candidato ha colocado su mermada capacidad histriónica en crear diferentes actuaciones, de acuerdo al ámbito vivencial venezolano que le toque recorrer (o correr) dentro de lo planteado en su cronograma. El “Flaquito” Capriles ha puesto en escena entre sus personajes los siguientes:
 

 Al Docto Académico: este papel va dirigido a los universitas, especie “privilegiada” intelectualmente. Aunque su actuación no es apreciada como para considerarlo una lumbrera, este sector de “intelectuales” lo distingue dentro de lo suyos, aunque retiradito de la punta de la pirámide de los llamados quintaesencias del saber, por aquello de que con dinero también se obtienen títulos. Ellos dicen que son pocos, pero escogidos.
 

 Al chamo de Barrio: actuación que no le favorece mucho, según los entendidos, porque este personaje amerita una actuación muy natural, no acartonada y que no sea clasista y racista. Esta la utiliza cuando está en los sectores populares, tratando de hablar en jerga y caminar “zumbao” porque dentro de su conocimiento, así es el caminar malandreao de lo que ellos denominan displicentemente; sectores marginales. Aquí, no hay vida para el. La gente lo percibe como un mal comediante.
 

 Al descontento clase media: Este es el personaje que mas le trae dificultades, porque va dirigido a un sector de nuestra población muy sensible, que aunque fue reivindicado socio-económicamente en la Revolución, se siente frustrado por no alcanzar el nivel de riqueza material que les da la felicidad. El ha tratado de identificarse con ellos, pero no ha podido disimular muy bien que no los quiere, ni sabe que ofrecerles para calmar sus esperanzas del “nuevo sueño americano” en tierras patrias. Se dio cuenta que este sector es difícil de complacer.
 

 Al campesino: Aquí no pudo con el personaje. El está consciente que el esfuerzo por interpretar a los moradores del campo, es harto difícil para un tipo como él. De paso, los asesores que buscó como el ganadero-campesino de Omar Barboza le dio un vestuario que no era el “indicado”: camisas Wrangler, pantalones Levi´s 505, botas Loblan y una navaja Victorinox. Los campesinos al verlo en semejante atuendo dijeron: Este se parece y actúa como el “patrón terrateniente” explotador que teníamos, ni de vaina es uno de los nuestros.
 

 Al indígena: este candidato acostumbrado en sus cines, en su casa y en sus largas estadías en el imperio gringo, creyó que nuestros originarios habitantes se parecían a los “malvados” y emplumados indios de las películas de vaqueros, que tenían mocasines y chaquetas de piel de castor. O decepción para el, sus Pieles Rojas, Apaches, Cherokee, Cheyennes (estos tres últimos nombres también son sinónimo para el de camionetas) no se parecían a nuestros Wayúu, Añú, Barí, Pemones, Yukpas, Kuivas entre otros. Así que, como pollo desplumado no pudo mimetizar su desconocimiento (ignorancia) entre algunos “cultos y letrados” caciques criollos de ascendencia adeca, menos en nuestra verdadera y étnica población.

 Ahora este señor, según el guión que les da sus sesudos asesores tiende a tener periodos que van desde hacerse la víctima, o el mediador que quiere a todo el mundo, hasta hacer el papel de confrontador cuando esta frente a la marquesina de los medios de la derecha. Pero, no crean que es una inocentada lo que este individuo está haciendo diariamente. Todo este montaje premeditado está acompañado de una feroz e incesante campaña mediática desestabilizadora, que de manera grandilocuente quiere estremecer y perturbar la psiquis del pueblo. Y algo que repiten  diariamente es la creación de escenarios mediáticos de desesperanza, de miseria, de muerte; atribuida al “régimen dictatorial comunista de Chávez”. Y como dije en otras oportunidades, esta andanada de falaz y sombría información, causa daño en el ánimo de muchas venezolanas y venezolanos.

  Son dos meses de miseria humana que estos “fascistas” (porque así actúan) van a regar como estiércol en abundancia por nuestro territorio patrio y a pesar de nuestra fortaleza vemos con desencanto (por decirlo bonito) que muchos de nuestros burócratas se entretienen con el cómodo tareismo institucional y se dan situaciones extrañas como retraso en la labor, caída de los servicios energéticos, telecomunicacionales y nuestras consentidas misiones en algunas comunidades se han descuidado. Y cuando las cosas se hacen bien no se dicen, dejando a un lado aquella máxima de que todo logro social, debe dejar un saldo político para la revolución. Esto más que negligencia, tiene un nombre: saboteo a la revolución y lo peor de todo, es darle insumo a la derecha para que joda con “propiedad”. Y estos actores y actrices enquistados en el Gobierno Bolivariano, el PSUV y en las esquinas de la Revolución son más peligrosos que la derecha, por su carácter endógeno.

 Hoy más que nunca, aquellas planteadas y necesarias “Rs” que el camarada Chávez nos dio como guía, debemos rescatarlas y hacerlas más vigentes, sobre todo la de rectificación, porque la derecha va a imponer las suyas y las van aplicar con todo el Rencor acumulado que tienen.

 Después del 7 de octubre la Revolución debe asumir una etapa para decantar, porque la tarea difícil no solo es ganar ese día, es mantener la gobernabilidad popular y en esta nueva fase no caben los traidores, los quinta columnas y los saboteadores, porque esta nuevo lapso si será de vencer o morir.
 
Sin Chávez no hay Revolución, porque Chávez es la Revolución.

El autor es: Ing°

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


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Carlos J. Contreras C.


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