La situación reinante en el país, determinada por un cuadro permanente de maniobras para desestabilizar, atemorizar, acorralar y alterar al pueblo venezolano es parte de la venganza de una derecha criminal y obsesiva que no perdona la adhesión de las mayorías al proceso revolucionario, bolivariano y de justicia social que encarna Hugo Chávez. Los “manitas blancas” y cabezas huecas, convertidos en títeres del “princeso” Capriles y doña María Corina, buscan público mientras sus amos andan de paseo por Nueva York. La cosa no es casual, buscan distraer la atención para que nadie note la ausencia de un gobernador que no gobierna. “Princeso” no anda de paseo, ojo, no se confundan. Él anda cerrando acuerdos como parte de la interminable carrera desestabilizadora del oposicionismo. Hacen huelgas de hambre, pero comen cachitos, se encadenan solo para la foto y entre piyamada y piyamada, suman 2 ó 3 “amiguis” nuevos para hacer el ridículo pidiendo a gritos ver a Chávez, ese mismo al que llaman tirano, dictador y han intentado derrocar en no pocas ocasiones. ¿Quién los entiende?
Su otra arma de guerra fáctica es el acaparamiento de alimentos, productos de higiene personal y otros insumos. Juegan al cansancio. Quieren quebrar la voluntad de un pueblo que, aunque golpeado por la especulación y el sabotaje de grupos económicos, se mantiene firme, digno y unido. Con su fábrica de rumores buscan confundir para captar incautos, pero no contaban con el SiBci. Nació el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información para emprender acciones y diseñar estrategias no individuales o retóricas.
Chávez el gran comunicador sabe que todos y todas los revolucionarios tenemos una deuda inmensa con la Patria en materia comunicacional. Desmontar viejos esquemas, reeducarnos en nuestros modos de informar, comunicar, formar y hasta entretenernos son parte de las tareas que ha emprendido la revolución. Hay quienes dicen, como el filósofo mejicano Fernando Buen Abad que la iniciativa, aún cuando nace en Venezuela, será faro de luz para todo el continente. Por eso decimos, contra los rumores: verdades; contra los envejecidos “manitas blancas” fascistas: juventud digna y estudiosa; contra los desestabilizadores: organización y movilización y contra la criminal especulación: participación popular, denuncia y autoridad para aplicar todo el peso de la ley, sin compasión y sin titubeos, solo así haremos Patria, de lo contrario la derecha, las guabinas, los falsos profetas y los oportunistas infiltrados podrían ganarnos la partida. Recordemos a Martí y entendamos que el hombre y/o la mujer verdadera no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber. Asumamos nuestro deber militante contra el rumor, los desestabilizadores y los acaparadores.
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