Cuento o Razón

Matar un árbol es darle una puñalada a Dios

El paisaje era toda una variada sonrisa verde por las gracias que hizo la lluvia. Las guacharacas celebraban con carcajadas, la ofrenda de flores y frutos que hacían las plantas. El maizal le brindaba al sol sus espigas doradas. Mientras que un canto de tortola, anunciaba que el mes de agosto moría, sin el sol de siempre, al contrario, lo hizo con chubascos.

El periodista Juancho Marcano y su perro Pipo, luego de limpiar y recoger ciertos frutos de la cosecha, decidieron sentarse bajo la sombra acogedora y fresca de su amiga la mata de mango, quien luego de saludarlos, le preguntó al periodista:

- ¿Por qué siguen asesinando árboles, Juancho?

- Porque no hay conciencia, amiga, y ¿por qué me lo preguntas?

- Porque Pipo, me contó que tu amigo Evaristo, te comentó que un árbol de Almendrón, en la ciudad de Cumaná, lo habían talado sin ton ni son, y de paso está involucrada la directiva de una institución que lleva el nombre de Luis Mariano Rivera, quien fue un hombre que no sólo le cantó a los pájaros, sino a los árboles, y de paso los cuidaba.

- Si, amiga, Evaristo me contó dicho suceso, del cual se enteró por una nota de Rubén Hernández en facebook y un artículo de Lil Rodríguez en Aporrea, quienes denunciaron tal ecocidio. ¿Y tú qué opinas?

- Que los hombres son unos hipócritas, y me perdonas, pues luego que componen y cantan que al árbol debemos solícito amor, vienen sin ninguna justificación y con el hacha impía, lo asesinan, sin pensar que quien mata a un árbol, es darle una puñalada a Dios en todo el corazón, pues una mata es parte de su creación, por lo cual quien cree en Dios, debe querer a los árboles, sino demuestra que aparte de ser un infame, también es un hipócrita.

- Hoy, Juancho, lo que está planteado es sembrar árboles y más árboles, para medio reparar el daño y los grandes ecocidios que se han cometido en nombre del progreso y del afán de riqueza del hombre. ¿Tú qué dices?

El periodista Juancho Marcano contestó adolorido que estaba de acuerdo y luego recogió sus macundales y con su perro Pipo, regresó a casa, en silencio.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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