El mes de abril está signado como el mes de la dignidad en Venezuela. Los sucesos que concurrieron para la derrota que dió el movimiento popular entre los días 11 y 13 son hartos conocidos. Los héroes los conocemos. A los villanos también. ¿Pero quien escribe la pequeña historia? Estos son los relatos.
A principios del mes de enero se reunía en Sábana Grande un grupo de revolucionarios que decidieron llamarse Foro Constitucional. Su objetivo era modesto pero muy concreto…defender la nueva Constitución Bolivariana. Las reuniones se hacían cada vez más interesante por cuanto se identificaban fallas muy graves en la conformación del gobierno y debilidades organizativas que ponían en peligro la defensa de la nueva institucionalidad. El MVR se convertía cada vez más en una maquinaria electoral y menos un partido revolucionario. Pues bien, la preocupación iba “in crescendo”, y no existía forma ni manera de hacer entender a los dirigentes del proceso que la revolución estaba en grave peligro. Mientras tanto el facismo avanzaba a paso de vencedores.
Quizás el acierto más significativo de este grupo fué el de prever el golpe de estado –de parte nuestra- a mediados de febrero. Inmediatamente informamos de nuestras conclusiones a aproximadamente 300 revolucionarios en la ciudad capital para que tomaran todas las precauciones y estuvieran en alerta permanente para actuar cuando las circunstancias lo requirieran. También se tomó la decisión de hacer llegar nuestras conclusiones a los diputados amigos que hacían vida política en el Parlamento.
Francamente era desesperante la forma tan irresponsable en que nuestros parlamentarios tomaron los acontecimientos que se estaban desarrollando. Producto de la presión, nuestro grupo fue invitado a una reunión que se celebró en una de las comisiones de la Asamblea Nacional, una semana antes de los sucesos del 11 de abril. Fui encargado por parte del Foro Constitucional para exponer nuestro criterio y después de varias horas de discutir puras tonterías, el grupo parlamentario se dignó a tomar en cuenta mi exposición. Se quedó en que una comisión trataría con nosotros algunas medidas logísticas, pero al final dicha comisión nunca operó.
Unas de las decisiones más importante de esa reunión fue la de declarar en alerta permanente a los revolucionarios más comprometidos, pero días después fui notificado por un parlamentario que se suspendía este llamado. Por supuesto que nuestro grupo no le paró en lo absoluto al parlamentario que emitió la orden. Estando ya el golpe de estado operando el dìa 11, vimos el llamado irresponsable de la oposición para la toma de Miraflores por parte de los asistentes al acto. Inmediatamente Armando Sánchez me llama y me dice que ese día se daría el golpe. Comenzamos a movilizarnos a lugares estratégicos bien definidos esperando los acontecimientos.
Pero la mayor irresponsabilidad de nuestros dirigentes, fue que a las 9 P.M. cuando el golpe ya estaba consumado, le pregunte a un grupo de parlamentarios que estaban al frente de Miraflores , si existía algún plan, y cual fue mi sorpresa cuando uno de ellos me dijo que no había ninguno y que si nosotros teníamos alguno. Le respondí que sì, e inmediatamente se me perdiò en la multitud. Posteriormente me dediqué a advertirles a muchos camaradas que debíamos salir inmediatamente de los alrededores del Palacio para prepararnos para un futuro muy obscuro. Al fin y al cabo ya muchos teníamos experiencia de lo que debíamos hacer. Ya sabemos el desenlace.
Han pasado 6 años, y aún no contamos con un instrumento revolucionario que le haga frente al facismo de manera efectiva. Ojalá el PSUV supla esa deficiencia, aunque yo lo dudo. Afortunadamente tenemos un pueblo que ve más allá de sus dirigentes que nos tranquiliza en los momentos de angustias. Pero será esto permanente? No nos olvidemos que la historia suele repetirse unas veces como falsa y otras veces como tragedia.
*Economista
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