Como era previsible, según el cronograma del Consejo Nacional Electoral, no habíamos terminado de disfrutar y de analizar la victoria popular revolucionaria del 7 de octubre cuando ya estamos metidos en una nueva dinámica electoral esta vez para el ámbito regional.
Como también era de esperarse, según se desprenden de los serios esfuerzos de todas las organizaciones que apoyan al Presidente Chávez, se logró la mayor alianza posible en la inscripción a las candidaturas a las gobernaciones con situaciones puntuales que irán requiriendo un análisis más profundo como es el caso de nuestro estado Bolívar.
Soy absolutamente responsable de las opiniones y posiciones vertidas en este artículo; sin embargo, para nadie es un secreto no solo que milito en el PCV sino que además formo parte de su Comité Central y su Comité Regional y creo justo y pertinente para bien del proceso antiimperialista bolivariano que todos los que por distintas razones lo apoyamos hagamos un serio esfuerzo de superación del sectarismo y la descalificación para encontrar el rumbo del entendimiento.
No es justo el planteamiento de que existan revolucionarios o revolucionarias más preocupados que otros por la posibilidad real de perder la gobernación del estado Bolívar a manos de la derecha proimperialista, quizá lo que ciertamente existe son distintas visiones y enfoques sobre ese escenario no deseado y hasta ahora evitable, pero evitable en la medida en que todos y todas las fuerzas políticas y sociales, las bases organizadas y hasta individualidades puedan ser escuchadas sin ningún tipo de acorralamiento.
La preocupación práctica de los y las comunistas consiste en que en Bolívar el tema de la gobernación, una vez oficializada por el PSUV la candidatura a la reelección del actual gobernador del estado, va más allá de una alianza perfecta, porque no se puede desestimar el hecho de que en nuestro estado, con el enorme liderazgo popular del presidente Chávez y tomando como referencia las dos ultimas elecciones presidenciales (2.006-2.012), hay un diferencial favorable a la oposición ¡de más de 140.000 votos!.
Ese diferencial negativo para el proceso, desde nuestro humilde análisis, es responsabilidad directa del gobierno regional, al menos que alguien lo atribuya al Presidente Chávez y eso debe ser puesto en el debate con transparencia; vistas así las cosas para nosotros la conclusión es sencilla: el problema es el candidato.
Por supuesto, también hay razones políticas de peso, más allá de los fríos números, para que importantes sectores del Movimiento Popular Revolucionario nacional y regional guayanés no estén apoyando hoy la opción presentada por el partido PSUV, por cuya militancia sentimos un profundo respeto, y eso es en definitiva, en un apretadísimo resumen, lo que está sucediendo en el estado Bolívar: un pueblo revolucionario cansado de una dinámica política regional dónde se excluye, empeñados en una “línea” de orden y mando y sumisión total, a sectores, grupos, partidos políticos e individualidades que legítimamente sienten y señalan que desde la gestión y acción política de la gobernación del estado no se están haciendo las cosas desde una concepción política revolucionaria acorde con los lineamientos tácticos y estratégicos que anuncia el proceso bolivariano.
Solo a través del debate, deponiendo actitudes contrarias a la ética revolucionaria podremos superar satisfactoriamente este difícil momento de la alianza antiimperialista en el estado Bolívar.
Votación Aliada
Sí la diferencia nacional a favor del Presidente Chávez en las elecciones del 7O fue de 1.637.389 votos y los partidos políticos aliados al proceso aportaron 1.791.278 es claro que todos somos necesarios para seguir construyendo este proyecto, lo cual requiere profundizar el debate, el encuentro y la construcción colectiva.
Afortunadamente las direcciones nacionales de los partidos políticos vienen tomando buenas medidas en este sentido.
Militante del PCV
@edgarmelendez79
