José Prudencio Padilla, héroe de la secesión del Zulia

Esto es solo un alerta. No es el momento de examinar los aciertos que en historia venezolana tenga o no nuestro presidente. En lo particular, creo que adolece de mucho conocimiento especializado en cuanto a HISTORIA DE VENEZUELA se refiere. Esto no es un rasgo acusatorio, pero creo que lo menos que tiene nuestro presidente es precisamente gente que lo encamine en cuanto a los datos históricos, sus causas y efectos. Razones tengo para comprobar lo que digo, que todavía hasta hace poco (no sé si aún continúa divulgándolo), expresaba que los compañeros de Miranda capturados en Ocumare de La Costa fueron fusilados en la plaza mayor de Caracas, cuando ninguno de ellos conoció Caracas. 11 de ellos fueron ahorcados con soga doble, hay hasta dibujos de la ejecución y el resto repartidos en los castillos del Caribe castigados con 10 años de presidio). Dios, esto no es un artículo retaliativo, es más bien un alerta.

José Prudencio Padilla, natural de Río de Hacha, Colombia (1788-1828, algunos creen que es maracucho), fue un gran peleador por la independencia, excelente guerrero de mar. Todo bien hasta allí. El hecho es que con el romanticismo alrededor de la batalla del Lago (24 de julio de 1823), aparentemente es el idóneo para la denominación del segundo puente que se construirá en el Zulia. Pero sucede que el estimado Padilla, de corte sanguinario según O’Leary (Memorias Sueltas), era uno de los que confabulaban la separación de facto de Colombia a como diera lugar. Ya se le conocían sus intenciones y por ello estaba recluido en Bogotá, de donde se le liberó y asumió la jefatura de los alzados que mataron al primo del Libertador (coronel José Bolívar) y que gracias a la actuación de Manuela Sáenz se evitó el magnicidio (25 de septiembre de 1828). Santander será expulsado y regresará en 1832. Padilla fue condenado al paredón el 10 de octubre de 1828. Este hecho condenará en la opinión de los opositores de Bolívar (aún hoy), a que se había realizado un acto de racismo, tal cual el de Piar, dado el perdón a Santander, cabecilla principal (blanco), con el ajusticiamiento de Padilla (pardo), acción que no se la perdonaron a Bolívar, que de paso no tuvo nada que ver con el veredicto final, aunque sí con la clemencia por Santander y será uno de los martilleos que acabarán con la vida del general caraqueño.

Nótese que la parte a escindir abarca precisamente Santander, el norte de Santander, Río de Hacha, el Zulia, parte de Falcón y cuidado si no Mérida y Táchira, paraísos del vallenato y del porro -me explico para el pueblo común-, tal cual estuvieras en Valledupar, que no sabrán quién es el Indio Figueredo, pero sí quienes son los Diablitos y el Binomio de Oro con pelos y señales. Y estoy hablando de ahorita, con todas las influencias bolivarianas al respecto. RCN y Caracol tienen tomadas las poblaciones fronterizas y a Radio Nacional la conocen solo los emeverristas “curtos”, cuando no sintonizan las mencionadas.

En 1827, los marabinos quedaron muy molestos, al no permitírseles una universidad autónoma como la de Caracas (hoy UCV), ya que Bolívar y Vargas adivinaron las intenciones separatistas que traían entre manos los que la solicitaban.   

En fin, por qué no llamar simplemente a ese mega puente VENEZUELA, como ejemplaridad de la UNIÓN que sostiene y arraiga, mínimo desde el nombre a esa construcción con la nación que nos concierne, la misma que dedicó a una de las principales arterias de su ciudad capital a un marabino de las más importantes plumas de nuestra historia, a Rafael María Baralt, que la comunica y une de norte a sur.

Para terminar y para los que no lo sepan, no olvidemos el gran titular que otorgó Maracaibo al conocer la muerte de Bolívar en enero de 1831: HA MUERTO EL TIRANO.    

 



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Arnulfo Poyer Márquez


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