"Un cínico es un hombre que conoce

el precio de todo y no da valor a nada"

Oscar Wilde

Parece el momento propicio para armonizar, y buscarle la solución a la pandemia, que en estos momentos mantiene al mundo, casi atado de pies y manos, pero los intereses económicos de los representantes del gran capital no permiten mirar en una sola dirección, como es el deseo urgente de la humanidad: detener este terrible virus. El Presidente del país, más golpeado por esta pandemia–Estados Unidos– parece andar en una de las tantas naves fantasmagóricas creadas por los cineastas de Hollywood, para circundar el espacio en busca de aposento para disfrutar sus incalculables fortunas en momentos de ocio. Las pocas veces que se refiere al problema lo hace con la arrogancia y el cinismo de un verdadero villano cargado de dólares.

Ahora para completar su manera grosera de comportarse, arremete contra el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, por sus declaraciones basadas en su propia experiencia, como médico investigador sobre la malaria, y un doctorado de la Universidad de Nottingham en salud comunitaria, que es bastante decir antes la montaña de dólares de Donald Trump, quien piensa más en el dinero, que en la salud del pueblo estadounidense.

Trump, por unos instantes se olvida del "dictador" Nicolás Maduro, para inmiscuirse en un tema totalmente desconocido para él, pero el gran "poder" del dinero, y su condición de Presidente de la poderosa nación le permite presentarse, como si fuese el dueño, amo y señor de la verdad, en momentos, cuando las estadísticas de la pandemia colocan a los Estados Unidos, en lo más alto de la tabla, y el temor se empieza apoderar de personas indefensas por las reglas económicas propias de un sistema inhumano; al entrar en una etapa: sálvese quien pueda

El director general de la OMS, lo dijo muy claro en una rueda de prensa virtual: "La pandemia del coronavirus no debe ser politizada" para más adelante hacer hincapié en lo que considera la necesidad urgente de los jefes de estado: "Mi consejo: tres cosas. Por favor, unidad a nivel nacional, sin usar el covid-19 para fines políticos. Segundo, solidaridad honesta a nivel global. Y liderazgo honesto de Estados Unidos y China".

Nada de estas sugerencias le gustaron al poderoso magnate, y la respuesta no se hizo esperar en medio de la tragedia: "La OMS realmente lo arruinó. Por alguna razón, financiada en gran medida por EE.UU, está muy centrada en China. Le echaremos un buen vistazo". El mismo día anunció la suspensión de la contribución a la OMS, para terminar, culpando a China de la propagación del virus.

Esta fugaz polémica, le permite a quien tenga un cierto grado de razonamiento darse cuenta de que lado está el conocimiento del problema. Por algo existe un refrán muy popular: ¡zapatero, a tus zapatos! Trump, desecho en primera instancia la tormenta que se avecinaba, y ahora con el agua al cuello, no haya, como esconder una realidad desbordada, el cual sabemos el comienzo, pero nadie sabe, cuando va a terminar, poniendo al descubierto el supuesto "paraíso" del capitalismo salvaje, el "sueño" americano.

La tempestad creada por el coronavirus, o como quieran llamar la pandemia, la está sufriendo toda la humanidad, sin contar los problemas de cada nación en particular, pero los inescrupulosos que se acostumbraron a vivir del dolor ajeno, le siguen sacando provecho a cualquiera lagrima del vecino, y nunca creyeron en los truenos, que despertaron a la milenaria China, para rápidamente montarse en guardia, como un verdadero ejercito en defensa de la patria, y allí, están los resultados: mientras China, empieza a ver nuevamente la luz del diario convivir, la tierra del poeta Walt Whitman se encuentra cubierta por negros nubarrones, donde la muerte se hace presente, como agita por las bravuconas del mandatario más acaudalado, pero a la vez tan vacío de conocimientos, como una bomba inflada para adornar una fiesta.