Meses después del inicio de la invasión y ocupación estadounidense de Afganistán, el inquilino de la Casa Blanca en Washington había situado a Iraq dentro de lo que denominó como “eje del mal”, un término reminiscente al Eje Roma-Berlín-Tokio o equiparable al Telón de Acero durante la Guerra Fría. De ahí que el imperialismo no tardaría en repetir sus rudimentarios procedimientos para alcanzar sus cochinos propósitos. Entre el 20 marzo y el 1 de mayo de 2003, EEUU decide encabezar la coalición de países que se involucraron en la invasión y posterior ocupación de Iraq. Según la cínica versión del entonces Presidente de los Estados Unidos, George W. Buhs, las razones para violar la soberanía eran desarmara Iraq de armas de destrucción masiva, poner fin al apoyo brindado por Saddam Hussein al terrorismo vinculado con AlQaeda, lograr la libertad al pueblo iraquí. A la postre los hechos demostraron que no existían tales armas, y que detrás de las banales excusas se ocultaba su interés por la riqueza petrolera que yace en el subsuelo.
Enjuiciado y condenado a muerte por tribunal pitiyanqui
Cabe reseñar que
aquella
oportunidad la invasión de Iraq provocó una fractura entre
las grandes potencias, que se dividieron entre las grandes potencias,
aquellas que se opusieron activamente a la invasión, como lo fueron
Francia, Bélgica, Alemania, Rusia, China,(además de otros países
que mostraron una oposición pasiva), y aquellos que apoyaron
públicamente
a los Estados Unidos, como fue el caso de Gran Bretaña, España, Polonia,
Portugal y demás naciones que integraron esa infame confabulación
contra Iraq.
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Lo cierto fue que el propósito ulterior del invasor jamás se cumplió, pues la resistencia del pueblo iraquí ha impedido que las trasnacionales occidentales saquen provecho alguno de las enormes reservas de hidrocarburo de esta nación que forma parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El Iraq moderno, que descubrió su petróleo en 1936, tiene una reserva demostrada de crudo que es la segunda del mundo (112.000 millones de barriles y 110 billones de metros cúbicos de gas natural), solo por detrás de la Arabia Saudí. Igualmente, se considera a la Iraq Moderna como la Meca del nacionalismo árabe laico.
Criminar de guerra
a la espera de un juicio imparcial
Aunque todo indica
que el imperialismo norteamericano vive su peor momento, sin embargo
no por ello deja de ser amenaza su obstinada obsesión por querer
dominar
el mundo, principalmente países con reservas petroleras tan atractivas
como la de Irak, Irán y Venezuela. Por fortuna, muchas son las aguas
que han corrido por debajo del puente, y con ello se han ido
desvaneciendo
los ímpetus de grandeza que se habían afianzado al final
del siglo XIX, después de las guerras hispano-americanas (1898) y del
Gran Crack económico del 1873 que minimizo al imperio ingles. Ahora,
transcurrido el tiempo podrá comprobarse que el imperialismo es un
tigre de papel como lo vaticinó el genio de Mao Set Tung.
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Personalidades del mundo denuncian la posibilidad del desencadenamiento de una guerra que pudiera llegar incluso a tener dimensiones nucleares a partir de las amenazas y acciones de estados unidos contra Irán. Es vox populi que la cúpula dirigente político-militar de Israel ha declarado repetida y abiertamente que están preparados para atacar a Irán por vía militar en un futuro inmediato. Sus influyentes partidarios en EEUU han convertido la política de guerra israelí en la prioridad número uno de sus esfuerzos para asegurar el apoyo de la Presidencia y del Congreso en esa acción. Los argumentos lanzados por el gobierno israelí, repetidos por sus seguidores en EEUU, sobre la amenaza nuclear de Irán no responden a realidad ni fundamento algunos y han provocado oposición y recelos en todos los gobiernos europeos, en las agencias internacionales, en la mayor parte de los mandos militares estadounidenses, en la opinión pública, en la industria petrolífera mundial e incluso en ciertos sectores de la Administración Obama.
Un ataque israelí por tierra y aire sobre Irán tendría consecuencias militares catastróficas para las fuerzas estadounidenses y graves pérdidas de vidas humanas. Eso sí, a diferencia de Iraq que para el momento estaba dividida en cheitas, sumitas y kurdos, esta vez los EEUU se van a conseguir con un Irán unido y dispuesto a defender su soberanía a sangre y fuego. Abreviando el cuento, sin duda alguna, los preparativos israelíes y EEUU para la guerra constituyen la mayor amenaza inmediata para la paz y la estabilidad política mundiales; pero también el principio del fin de lo que fue un imperio arrogante y guerrerista.
(*) Analista internacional y Miembro de Numero de Academia de Historia del Estado Falcónkameleljuri@gmail.com