Europa es una vieja gorda y chismosa con várices en las piernas y la tensión alta, padeciente de esta crisis curiosa que invita a todos a indignarse con rolo en mano y la represión al costado; disciplinadamente, con prudencia.
Hay rebeliones admisibles, gritaron alguna vez, algunas plazas de estatuas corroídas.
Quizás algún día, Europa deje de ocupar el podium del primer mundo; entonces dejarían de hablar las corbatas y peinados acicalados sobre el progreso, los trajes de moda no podrán suponer superioridad, tendrán que bajar la cabeza, subdesarrolladamente.
Al hablar de Europa, hablo también de Estados Unidos, pequeño hijo de Inglaterra e Irlanda que se disfrazó de barras y estrellas.
Cuando el Primer Mundo Baje hasta el tercer lugar, sin pasar ni siquiera por el segundo; nosotros, el ALBA engrandecida y en crecimiento, podríamos imponerles créditos de intereses impagables, endeudarlos hasta los tuétanos, abrirles las venas; las venas abiertas de Europa.
Podríamos hacer leyes racistas para evitar que emigren a nuestras tierras, matarlos de hambre, utilizar sus brazos baratos para impulsar nuestras economías. Podríamos humillarlos por ser pobres y anticuados, robarles sus riquezas naturales, si no nos gustan sus presidentes, invadirlos y bombardearlos. Podríamos obligarlos a ser como nosotros, que coman mote y vistan ponchos, que usen alpargatas y zapateen joropo, que beban cocui y bailen salsa.
Podríamos… Si fuésemos neófitos de su ejemplo, si no fuésemos gente civilizada, si fuéramos los bárbaros de la historia.
Alí Primera: “Que sea humana la humanidad"
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